Lo haces mal: no deberías dormir con aire acondicionado o las ventanas abiertas

Las altas temperaturas y el mayor número de horas de luz alteran los ritmos circadianos del organismo empeorando el sueño

Dejar pasar un mínimo de dos horas desde la cena para irse a la cama o mantener siempre el mismo horario para acostarse te ayudará conciliar el sueño. (Foto: Getty Images)

La temperatura juega un papel fundamental a la hora de conciliar y mantener el sueño. Por eso, muchas personas recurren al aire acondicionado, ventiladores o abren las para dormir pero “nada de esto aporta beneficios para una buena higiene del sueño”, apunta el doctor Rafael Del Río, jefe de la Unidad de Sueño del Hospital Vithas Nuestra Señora de América y somnólogo acreditado por la European Sleep Research Society (ESRS).

Durante la noche, el organismo no ejerce el mismo control sobre la temperatura corporal, “que desciende para facilitar la conciliación, por lo que una situación extrema, tanto de mucho calor como de mucho frío, puede afectar bastante causando muchos despertares y empeorando su calidad”, explica el experto.

Las condiciones ideales para dormir rondan unas temperaturas de entre 18 y 22º y una humedad de entre el 50 y el 70 por ciento.

En los meses veraniegos resulta complicado conseguir estos requisitos, por lo que lo aconsejable es ventilar a primera hora de la mañana durante un corto espacio de tiempo y mantener la habitación en sombra durante el día.

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Tres de cada diez españoles tiene aire acondicionado en su dormitorio. (Foto: Getty images)

Lo que no hay que hacer es dormir con el aire acondicionado, “ya que puede provocar problemas de garganta, resfriados o contracturas musculares”.

“Lo ideal es recurrir a él solo antes de acostarse para conseguir un ambiente fresco que pueda perdurar durante las primeras horas de la noche, que suelen ser las más calurosas”, explica Del Río.

Además el ruido emitido por estos aparatos, al igual que el que procede de la calle al dormir con la ventana abierta, “tampoco es beneficioso ya que se mantiene de forma repetitiva durante la noche, lo que puede provocar una fragmentación del sueño al causar diversos despertares, incluso sin darnos cuenta”, añade el experto.

Otro elemento que puede interferir en el sueño son las horas de luz, que se incrementan en verano y que producen cambios en los ritmos circadianos. “El hecho de que la jornada sea más larga, hace que nos acostemos más tarde y, si además, le sumamos la siesta del mediodía, también frecuente en verano, puede resultar imposible dormir durante la noche”, subraya el Dr Del Río.

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No te empeñes en dormir como en un cubito de hielo. El cuerpo no ‘asimila’ los contrastes fuertes de temperatura. (Foto: Getty Images)

Para conseguir una adecuada conciliación del sueño se debe seguir “un ritual basado en una secuencia de actos que nos conducirá a una buena conciliación del sueño, como puede ser el dejar pasar un mínimo de dos horas desde la cena para irse a la cama o mantener siempre el mismo horario para acostarse”.

También pueden ser útiles las técnicas de relajación, como baños, ejercicios de meditación, o de respiración pausada.

Además, “podemos utilizar plantas medicinales de dispensación farmacéutica como la pasiflora o la amapola de California que contribuyen a una relajación psíquica y somática para facilitar el sueño. Su principal ventaja es que no producen efectos secundarios como la adicción”, añade.

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Enfría la habitación antes de acostarte, pero nunca duermas con el aire o el ventilador puesto. (Foto: Getty Images)

Más trucos para dormir bien este verano:

  1. Estar hidratados bebiendo al menos un litro y medio de agua al día.

  2. No consumir bebidas con cafeína antes de ir a dormir.

  3. Evitar la ingesta de alcohol, sobre todo durante la cena, porque activa el organismo e interrumpe el sueño.

  4. Tomar cenas ligeras para facilitar la digestión.

  5. No alterar los horarios de las comidas.

  6. Restringir la siesta o reducir su duración.

  7. Limitar el uso del aire acondicionado ventilando las habitaciones pero sin dejar las ventanas abiertas en las horas de más sol.

  8. Darse una ducha fría antes de dormir para combatir el calor.

  9. Usar pijamas de algodón para evitar la sudoración excesiva.

  10. Tomar preparados de plantas medicinales de dispensación farmacéutica, como Pasiflora y Amapola de California, que alivian la ansiedad y ayudan a dormir sin los efectos secundarios de los somníferos de origen sintético.

Y recuerda, los expertos recomiendan ventilar la habitación en las primeras horas del día y mantenerla en una temperatura óptima antes de acostarse, así como una dieta equilibrada, una abundante y correcta hidratación y realizar técnicas de relajación para evitar meternos en la cama nerviosos.

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