Lo que oculta la Reina Isabel II en el Castillo de Balmoral
El Castillo de Balmoral es el gran refugio de la Reina de Inglaterra. Allí Isabel II se convierte simplemente en Isabel. En Balmoral la Reina se dedica a hacer todo aquello que el resto del año no puede hacer por ser la Reina. El Castillo es muy especial para la Reina de los británicos empezando porque el Castillo es suyo. Es de su propiedad. Balmoral no es de la Familia Real como ocurre con los Palacios de Windsor y Buckingham, Balmoral es de la Reina. El castillo del siglo XV lo descubrieron sus tatarabuelos en una visita a Escocia, les gustó y lo alquilaron. Años más tarde, la Reina Victoria y el Príncipe Alberto compraron Balmoral por 30.000 libras. Ahora Isabel lo tiene por herencia directa.
“La Reina se pone los guantes y mete las manos en el lavaplatos. La Reina te pregunta si has terminado en la cena, amontona los platos y se va derecho a lavarlos”, así lo aseguraba Tony Blair. El ex primer ministro británico no olvidaría aquella imagen de la Reina fregando que descubrió en los días que fue invitado a Balmoral. Y es que Isabel II ama Balmoral y allí se siente libre. En el Castillo y en sus tierras de más de veinte mil hectáreas, la Reina de Inglaterra viste sin ningún protocolo y hace una vida muy campestre. Hay ciervos, ardillas y ponis alrededor de la residencia que hacen las delicias de los niños de la familia, cuando van a visitar a la Reina.
En Balmoral las cenas no son de etiqueta sino que abundan las barbacoas y las charlas en zapatillas y con chimenea. Sin embargo, el Castillo no fue siempre un lugar de retiro. Situado en la localidad escocesa de Aberdeenshire, Balmoral albergó magníficas fiestas y trascendentales reuniones de la Realeza, durante siglos. Además, en el Castillo tuvieron lugar varios episodios muy importantes tales como la coronación del Rey Jorge IV en 1822 y el nacimiento de la Reina española Victoria Eugenia de Battenberg, en 1887.
A Isabel II le gusta cada vez más estar en Balmoral. Lo mismo le pasó a su tatarabuela, la Reina Victoria, que aseguraba que en Balmoral era donde se sentía más feliz. En el castillo escocés la Reina Isabel II se relaja y encuentra la normalidad. Y sentirse normal para una Reina debe ser algo parecido a sentirse especial para una persona que no es Reina. En Balmoral, oculta a los ojos de los medios de comunicación y de los ciudadanos, Isabel II puede en secreto dejar de ser Reina, al menos un rato