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Logra que un simple reloj haga la diferencia

En los últimos años, hemos observado de qué modo una gran cantidad de dispositivos que hasta ese momento nos resultaban indispensables, rápidamente comenzaron a desaparecer de nuestro escritorio para ser “absorbidos” por un pequeño y delgado dispositivo: el smartphone.

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Hacer llamadas, enviar SMS, chequear el e-mail, administrar contactos, mensajería instantánea, sacar fotos, grabar videos, escuchar música, navegar en la web, geolocalizar, traducir idiomas en tiempo real, jugar y entretenernos, hacer cálculos aritméticos, desempeñarse como linterna, son algunos de los usos que le asignamos. Todo ello desde un sólo aparato.

Entre las muchas ventajas del celular, se encuentra la posibilidad saber el tiempo, es decir, tener a mano hora, minuto y segundo en que vivimos. ¿Es que esta función tan sencilla, hará desaparecer a los memorables relojes? ¿Será que nuestra muñeca —el nexo entre mano y antebrazo— estará destinada a lucir algún otro elemento distinto?

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El reloj de pulsera es una adaptación, por lo tanto, un invento posterior al reloj de bolsillo. El paso al reloj de pulsera no fue algo que ocurrió de la noche a la mañana, sino que más bien fue el resultado de una cuestión de practicidad. La historia del reloj de pulsera se remonta en el tiempo. Pero no es hasta comienzos del siglo XX cuando el reloj de pulsera comienza a dominar la escena.

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Algunos sostienen que cuando empezó la Primera Guerra Mundial los soldados se dieron cuenta que para sacar su reloj de bolsillo y mirar la hora tenían que apartar la vista del frente, lo que podría tener resultados fatales. Así que empezaron a atarse los relojes a la muñeca para poder verlos sin moverse. De este modo la imagen del reloj de pulsera, empezó a identificarse con los valores militares: bravura, valentía, entrega, masculinidad.

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Otros memoriosos indican que los precursores han sido los pilotos de avión, quienes, por aquella época, y dado lo reducido de sus instrumentos de abordo, verdaderamente necesitaban el reloj para realizar mediciones rápidas y de gran relevancia.

Según cuenta esta versión de la historia, el pionero de la aviación brasileño Alberto Santos-Dumont pidió a su amigo y relojero parisino Louis Cartier que le fabricara un reloj que pudiera llevar en la muñeca. El “Cartier Santos” es por tanto uno de los primeros modelos de reloj de pulsera que existieron para caballero.

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A partir de ese momento, el reloj pulsera, se ha convertido en un complemento esencial para el hombre. Nosotros no poseemos muchos objetos personales que puedan identificarnos o reflejar nuestra personalidad; la elección del reloj, en este caso, parece cumplir con esa premisa. Cuando escogemos un reloj, no solamente estamos llevando una maquinita para medir el tiempo, estamos llevando una extensión de nuestra personalidad, nuestro trabajo y nuestro entorno social.

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El poder y la importancia de vestirse bien se ha probado muy claramente. Los estudios muestran que los hombres que se visten bien son sexualmente más atractivos para las mujeres. Un reloj bien elegido nos puede hacer lucir más elegantes, y con ello, más apetecibles. No deja de ser un detalle, pero nada inocente.

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Es curioso observar cómo en los relojes las modas juegan un papel también fundamental. En lo que estaremos de acuerdo unos y otros, es que el reloj se ha convertido hoy en un elemento más de la indumentaria del caballero. En el mercado podemos encontrar gran cantidad de tipos y estilos de relojes, desde los más clásicos hasta lo más deportivos pasando por los relojes “inteligentes” para los más geeks. El abanico es amplio y dar con el reloj adecuado será fundamental.

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Puedes encontrar relojes de diversas marcas y precios. En lo que respecta al material de sus correas hay desde textiles, plásticas o de piel. El que sean más sencillos no quiere decir que cuesten muy poco o que sean de baja calidad. De hecho, hay algunos diseños muy finos y con gran complejidad técnica, cuyo valor depende de la marca que elijas.

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En conclusión: la invención del smartphone no significa que los hombres deberíamos dejar de llevar relojes de pulsera. El uso de un reloj es la conexión de un hombre con el pasado, su conexión con el tiempo y también con el futuro. Es un sello de su estilo y la relación con la esencia del hombre que es.