Cuando humillar a alguien en Internet se convierte en un placer

¿Has oído hablar de los “haters”? ¿Y de los “trolls” de Internet? Ambos términos designan a esas personas que se dedican sistemáticamente a criticar y ajusticiar a otros usuarios en Internet, generalmente a través de las redes sociales. Debido a las características del entorno 2.0, algunos mensajes adquieren una repercusión planetaria, lo que en ocasiones se traduce en crueles venganzas dirigidas a determinados usuarios y perpetradas por los mencionados haters o trolls.

Un comentario en Internet reaviva la indignación tres años después (Créditos: Getty Images)
Un comentario en Internet reaviva la indignación tres años después (Créditos: Getty Images)

En las redes sociales todo se magnifica. Lo bueno y lo malo. El doctor Guy Aitchison, del University College de Dublin, pone como ejemplo del fenómeno “hater” una historia que, después de tres años, vuelve a circular por Internet, comenzando una nueva ola de indignación.

La proporción del castigo es un dilema moral en el que deberíamos pensar (Créditos: Getty Images)
La proporción del castigo es un dilema moral en el que deberíamos pensar (Créditos: Getty Images)

En 2016, una mujer acusó a un restaurante de arruinar su cena, que le había costado 700 dólares, debido a que el personal estaba ocupado salvando a una mujer moribunda. No le pareció tolerable ni motivo suficiente para que no la atendieran y así lo expuso en Internet. A raíz de este comentario, empezó a recibir amenazas de muerte a través de sus perfiles sociales. Además, en su trabajo la despidieron y su reputación quedó dañada de por vida. Por si esto no fuera poco, tres años después, su historia vuelve a revivir y hacerse viral.

Hay un placer psíquico en el hecho de ver a una persona derrotada (Créditos: Getty Images)
Hay un placer psíquico en el hecho de ver a una persona derrotada (Créditos: Getty Images)

Sin embargo, de acuerdo con el análisis del doctor Aitchison, lo importante de esta historia son otros temas de fondo. Él pone el foco en las razones de tal escarnio público y del retorno de este tipo de historias. Afirma que estas venganzas son una forma relativamente económica de sentir que estamos haciendo algo noble, y también entrañan un placer psíquico fruto de ver a otra persona derrotada y humillada. El experto insiste en la necesidad de comenzar a pensar en las consecuencias de destruir a la gente en el mundo real. Antes de atacar a alguien debemos preguntarnos si hay una mejor forma de hacerle ver su error.

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