La condesa que bordó una sábana con el cabello de su esposo decapitado

Anna María Radclyffe, condesa de Derwentwater, suplica por la vida de su esposo, 1715-1716. James Radclyffe, tercer conde de Derwentwater, participó en el levantamiento jacobita de 1715. Fue capturado, juzgado y ejecutado por alta traición el 24 de febrero de 1716. Sus propiedades fueron confiscadas. (Foto de The Print Collector/Print Collector/Getty Images)

Las ejecuciones formaron parte de la vida cotidiana de los londinenses desde el siglo XII hasta el XIX. Y para no olvidar este incómodo pasado, el Museum of London Docklands está por inaugurar una exposición que cuenta las raras y trágicas historias que se desarrollaron alrededor de estas extremas formas de castigo.

Uno de los objetos únicos que serán presentados por primera vez al público es una sábana que había usado James Radclyffe, el tercer conde de Derwentwater, mientras esperaba su ejecución por participar en la rebelión jacobita que pretendía llevar a James Stuart al trono en 1715.

Radclyffe fue decapitado por traición el 24 de febrero de 1716.

La acongojada y joven viuda del conde, Anna María Radclyffe, inmortalizó un mensaje de amor en conmemoración de su esposo muerto al bordar en punto de cruz una pequeña parte de la sábana de lino blanco: “The sheet OFF MY dear dear Lord’s Bed in the wretched Tower of London February 1716 x Ann C of Darwent=Waters” ( La sábana de la Cama de MI querido Señor en la miserable Torre de Londres Febrero de 1716 x Ann C de Darwent=Aguas”.

Lo asombroso es que la sábana está cuidadosamente bordada con cabello humano.

Los expertos piensan Anna pudo haber usado su propio cabello, el de su esposo, o quizás utilizó como hilo una combinación al enlazar los cabellos de ambos.

Las autoridades permitieron a Anna encargarse de la disposición de su cuerpo, incluida la cabeza, después de la ejecución. Eso pudo ofrecer la oportunidad a Anna de cortar mechones de cabello de su esposo para guardarlos como recuerdo.

La historia de Radclyffe fue tan legendaria que el autor escocés Sir Walter Scott dramatizó su vida en la novela Rob Roy, publicada en 1817, un siglo después de la ejecución del conde.

La sábana habla no solo del dolor personal y la devoción de una joven viuda. También cumplió un papel al asegurar que los católicos que buscaban restaurar la dinastía Stuart recordaran el sacrificio de su esposo. La tela pasó por varias generaciones de activistas y simpatizantes a lo largo de los años antes de terminar en manos de coleccionistas privados. Fue adquirida por el Museo de Londres en 1934.

Una historia de mujeres

En 1721, Anna se mudó a Bruselas con sus hijos y fue allí donde probablemente encontró el tiempo y la soledad para bordar la intrincada decoración de la sábana, que una sola costurera habría tardado meses o incluso años en crear. Es posible que el proceso de bordar la sábana alivió el luto de Anna.

Se cree que es probable que Anna haya sido ayudada por las monjas del convento agustino inglés de Santa Mónica, en la cercana ciudad de Lovaina. Los elementos que sostienen esa hipótesis es que esas religiosas eran conocidas por ser costureras muy hábiles, y también porque allí vivían dos tías del conde Radcliffe.

También es posible que la sábana fuera venerada como una reliquia sagrada en el convento de Santa Mónica, después de que Anna muriera de viruela en 1723.

“El borde inferior que presenta el bordado con cabello, el corazón de amor y el bordado blanco tiene un tono notablemente diferente al resto de la sábana, lo que sugiere que estuvo expuesto a la luz interior en vez de luz solar. Las marcas más oscuras cerca del cabello también son consistentes con residuos de velas encendidas”, escribió la historiadora Sasha Handley en la publicación La historia radical de una sábana.

La autora sugirió que esas marcan apuntan a que la sábana estuvo doblada, con su parte inferior expuesta en un marco, rodeada por velas.

Handley explicó que los conventos exiliados, como el de Santa Mónica, desempeñaron un papel fundamental en la protección, circulación y veneración de las reliquias de los mártires jacobitas.

Handley concluyó que Anna María Radcliffe creó una sábana que funcionó como instrumento de la memoria personal y comunitaria, y como elemento de resistencia religiosa y política.

Considera que la historia suele pasar por alto el importante papel que desempeñan los objetos domésticos y el mundo emocional de las mujeres para mantener la fe en comunicades religiosas dispersas y asediadas.

“Esta extraordinaria sábana no fue simplemente un depósito aislado del dolor de una viuda, sino algo que dio forma y reflejó los afectos, las ambiciones y las acciones de un movimiento transnacional de resistencia más amplio. La supervivencia de la sábana da testimonio de su poder emocional único y de su capacidad para transportar recuerdos (y, de hecho, partes del cuerpo) a través del tiempo y el espacio”, dijo Handley.

Fuente: The Guardian, Museum of London, London Post, British Library, History WorkShop.

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