Los productos cruelty free, ¿en realidad respetan a los animales?

Scientist testing on rabbit animal in chemical laboratory, Cruelty free cosmetics beauty product concept.
Cada vez está más al alcance del consumidor reconocer si un producto cosmético ha sido probado o no en animales. (Foto: Getty Images).

Comprar cosméticos o productos de cuidado personal puede ser tan placentero como estresante, sobre todo para quienes se preocupan por el bienestar de los animales, que en muchos casos sufren pruebas dolorosas en el laboratorio para lograr el producto final que llegará a las tiendas.

Cada vez es más común leer en las etiquetas de los productos de belleza, higiene personal y de limpieza del hogar la frase “No probado en animales” o “Libre de crueldad contra los animales” (Cruelty Free). Pero, al momento de pagar en la caja registradora, ¿cómo saber si en realidad lo son?

¿Cómo identificarlos?

Los productos que son cruelty free son fáciles de identificar porque tienen el sello de un conejito en el envase. Pero algunas marcas de cosméticos lo usan de manera engañosa, sin cumplir todos los requisitos, porque no enfrentan ninguna consecuencia legal o monetaria por esta práctica.

Sin embargo, hay recursos disponibles en las páginas o aplicaciones de organizaciones como Peta, Peta Latino, Cruelty Free Kitty, Leaping Bunny, Ethical Elephant para que los consumidores puedan corroborar si la marca está registrada como libre de crueldad animal. Las listas (ordenadas por abecedario) indican si ese determinado fabricante hace pruebas o no, o si no cumple con todas las exigencias para dicha clasificación.

Vector set of ecology badges and stamps for packaging - not tested on animals and cruelty free - icons in trendy linear style
Los productos que no son probados en animales tienen en sus envases un símbolo que lo especifica. (Foto: Getty Image).

Otra alternativa es escribirles directamente a las compañías para confirmar su política con respecto a las pruebas con animales. Igualmente, se les puede expresar la preocupación para que adopten otras pruebas de laboratorio a través de correos electrónicos o movilizar campañas por las redes sociales.

El sufrimiento detrás de la cosmética

Conejos, ratones, monos, perros y conejillos de indias son algunos de los animales más usados en las pruebas de laboratorios para verificar la eficiencia de los cosméticos.

Las pruebas tratan de establecer si algún ingrediente es tóxico o dañino para el consumo humano. En algunos casos, por ejemplo, rocían químicos a los ojos de los conejos para saber si ocasionarán alergias. Algunas organizaciones como Peta muestran fotos de los ojos de los animales enrojecidos y a veces sin globo ocular como consecuencia de estas pruebas.

Conejos, ratones, monos, perros y conejillos de indias son algunos de los animales más usados en las pruebas de laboratorios para verificar la eficiencia de los cosméticos. (Foto: Getty Images).
Conejos, ratones, monos, perros y conejillos de indias son algunos de los animales más usados en las pruebas de laboratorios para verificar la eficiencia de los cosméticos. (Foto: Getty Images).

Aunque la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) no exige que se hagan estas pruebas a ningún producto cosmético para su comercialización, tampoco lo prohíbe directamente, ni penaliza a las compañías que lo hacen.

“La ley FD&C no especifica el requerimiento de uso de animales para pruebas cosméticas por seguridad, ni lo exige a los cosméticos para aprobar su venta. Sin embargo, la agencia ha aconsejado a los fabricantes emplear cualquier prueba que sea apropiada y efectiva para sustentar la seguridad de sus productos. Es responsabilidad de la empresa corroborar la seguridad de los ingredientes y el producto final antes de su promoción”, explica la FDA.

Algunas compañías no hacen las pruebas en animales directamente, pero usan ingredientes de otras empresas que sí lo hacen por su cuenta. Esto impide que las organizaciones que otorgan la clasificación cruelty free se las otorguen, porque una parte de su cadena de producción toca esta parte más controvertida del negocio.

Según organizaciones como Cruelty Free Kitty, marcas de prestigio mundial aún siguen respaldando estas pruebas o están aún involucradas en una parte del proceso, y por esta razón las excluyen de la clasificación.

En Europa están prohibidas estas pruebas en animales por la industria cosmética desde 2009. Pero en otros países, como China, la ley exige que todos los productos cosméticos, incluyendo de marcas extranjeras (elaboradas o no en el país asiático), sean probados en animales para su comercialización.

Sin embargo, luego de años de presión por parte de grupos activistas a favor de los derechos de los animales y de un mercado que demanda más acciones de compromiso ecológico, el gobierno chino anunció que tiene un proyecto de ley para levantar esta exigencia, según publicó Peta en su página.

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Las alternativas

Según la organización Humane Society International, al menos 500,000 animales sufren y mueren cada año en el mundo debido a pruebas cosméticas.

Cada vez se están empleando más pruebas alternativas sin el uso de animales en experimentación. (Foto: Getty Images).
Cada vez se están empleando más pruebas alternativas sin el uso de animales en experimentación. (Foto: Getty Images).

Sin embargo, la tendencia en la industria es alejarse de estos experimentos gracias a los avances en otros tipos de pruebas como, por ejemplo, las in vitro. El cultivo de tejido humano para comprobar la reacción a determinado producto es una de ellas, que arroja resultados fiables.

Asimismo, existen registros de ingredientes que se han usado por años de los que se tiene suficiente información como para conocer su efecto. De esta manera, los laboratorios evitan hacer las pruebas controversiales.

Otra forma de medir si un ingrediente o producto será nocivo es a través de estudios por computadora.

“La toxicidad potencial de un ingrediente puede predecirse evaluando las estructuras químicas y las propiedades de miles de productos, junto con algoritmos matemáticos”, se explica en la página del Comité de Doctores para la Medicina Responsable.

Los recursos para informarse están a disposición de todos los consumidores, pero elegir si compra o no un producto cosmético probado en animales es una decisión personal. No hay penalizaciones por hacerlo, más allá de la propia conciencia.

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