Los retos de ser una chef joven

Ser una chef joven es un arma de doble filo: por un lado se tiene vitalidad, ingenio y creatividad para innovar recetas, pero por el otro, muchas veces no existe la confianza de que se pueda ejecutar bien el trabajo. Así lo vive Grecia Muñóz, quien a sus 28 años ocupa este cargo.

“Los empleadores no califican la experiencia, sino la edad y creen que por ser joven no estoy bien preparada, no tomo en serio mi labor o no soy responsable. Para ocupar mi puesto piden tener entre 30 y 35 años cumplidos”, comparte la también egresada del Instituto de Gastronomía y Repostería Franco Mexicano.

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A pesar de las dificultades, Grecia procura demostrar de lo que es capaz: es puntual, da un poco más de lo que le piden, muestra interés en otras áreas y aporta ideas atractivas.
“Los resultados se ven de otra forma. Cocinar es mi pasión, combinar sabores, texturas y ver la cara de los comensales cuando llega su platillo a la mesa o cuando le dan el primer bocado es algo increíble”, subraya la chef, quien es chef del restaurante Carbonvino y ha trabajado en establecimientos como la Casa Club del Académico, el Angelopolitano y la Taberna del León.

Otro de los retos a los que se enfrenta por su edad, es ganarse al personal de cocina, ya que muchas veces por ser joven y mujer, la cuestionan y no aceptan que les diga qué hacer.

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Un trabajo bajo presión

Su trabajo demanda mucho tiempo y atención: entre sus labores están hacer el menú de la carta (cambia e integra platillos), la estandarización de recetas, revisar costos, control de mermas y contrataciones, así como designar áreas y tareas. Asimismo, aguantar la presión es un gran desafío, sobre todo cuando el restaurante está lleno, por lo que asegura que la prevención es clave y mantiene stocks mínimos y máximos de piezas porcionadas de cada corte de carne y litros de sopa. Además, busca la colaboración en equipo, apoyar y capacitar al personal.

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Aunque a su corta edad ocupa el mayor puesto de un restaurante, dice que ningún chef debe confiarse y desinteresarse: hay que estar presente en la cocina y cuidar al máximo la calidad.

“El sabor y la presentación de los platillos es esencial: todos deben saber increíble y estar montados impecablemente. Los acompaño con flores como pensamientos y astromelias”, concluyó Grecia, cuyo máximo sueño es trabajar en crucero y abrir un restaurante mexicano.