Lucía Méndez vs. Madonna: si alguien tiene un ego más grande que el de la mexicana, sin duda es la Reina del Pop

Si existe alguien en la farándula mexicana que es famosa ya no tanto por su paso por las telenovelas -que fue importantísimo en una época que hoy en día se reconoce como de oro en el género-, sino por sus declaraciones que suelen rayar en lo estrafalario, es Lucía Méndez.

MEXICO CITY, MEXICO - NOVEMBER 10: Lucía Méndez poses for photos during a meeting with the press at La Jacinta  on November 10, 2021 in Mexico City, Mexico. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
Lucía Méndez en Ciudad de México en Noviembre de 2021 (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

La otrora reina del melodrama —y de verdad que lo fue por algún tiempo, alternándose la corona con su "archirrival" Verónica Castro, con producciones memorables en los 70 y 80 como 'Viviana', 'Colorina', 'Tú o Nadie', 'El extraño retorno de Diana Salazar' y 'Amor de nadie—se ha ganado en múltiples ocasiones las burlas y el escarnio del público por la excentricidad de su ego, que la ha llevado a quedar en ridículo (involuntario) numerosas veces.

De hecho, yo recuerdo (porque estuve presente) en el otoño de 1998 durante una entrevista que le hicieron en una cabina de Radio Fórmula cuando el conductor del programa le mencionó su verdadera edad — tenía en ese entonces 43 años: nació el 26 de enero de 1955 en León, Guanajuato— y de inmediato la Méndez, visiblemente molesta y a micrófono abierto, lo contradijo "No, mi amor. Tengo 36 años". El conductor le repuso que tenía fuentes de su verdadera fecha de nacimiento que constaban en archivo, y que estaban documentadas y cotejadas en Internet.

"Pues no, mi amor. El Internet está MAL", repuso airada y al poco dio por terminada la entrevista de mala manera. Así que de primera mano puedo dar fe de que el ego de Lucía no le permite ver la realidad tal cual es, si bien el paso del tiempo ya no le permite quitarse los años, ha recurrido a hacer otra clase de comentarios que han arrancado el sarcasmo general en los medios, como la vez que se le ocurrió decir que ella no se hacía cirugías plásticas ni retoques cosméticos nunca, cuando solo hace falta hacer un comparativo o una búsqueda en la hemeroteca para saber que ella miente deliberadamente (por no decir que son cambios que se notan a simple vista).

O cuando presentó en redes sociales una serie de fotografías adulteradas del Festival de Venecia en 2013 que la mostraban en alfombras rojas con Sandra Bullock y George Clooney donde no estuvo — y luego le echó la culpa de los burdos fotomontajes a un "asistente" que no existía cuando quedó expuesta al ridículo generalizado internacional.

También está el caso en el que, hace unos meses, dijo que la deidad prehispánica Quetzalcoatl se le apareció en forma de un águila y que la miró a los ojos y le habló directamente, o la más creíble idea de que ella tenía el capricho de interpretarse a sí misma de joven en una propuesta de bioserie y que por esa razón que era imposible de sustentar, el proyecto se había caído.

Pero ahora, en comienzo de año, la Méndez vuelve a ser tendencia —cosa que obviamente le fascina, eso es evidente— porque gracias a un video que se hizo viral en TikTok, sus alegatos acerca de que Madonna la había molestado durante un concierto en Miami, instándola a levantarse y cantar cuando ella no quería y que había incluido la intervención de un elemento de seguridad y bla, bla, bla, adquirieron cierta legitimidad, aunque los fans que encontraron la justificación no estaban muy bien informados al respecto del origen del video y su significado.

El clip es parte de un documental de 1991 llamado 'Truth or Dare', dirigido por Aleks Kesishian, un cineasta que, durante esa década, estuvo vinculado muy de cerca a la llamada Reina del Pop. De hecho, el documental —que causó mucha controversia en su momento— se estrenó en América Latina bajo el título de 'En la cama con Madonna'.

Filmado en 1990 durante la gira 'Blonde Ambition Tour' — por lo cual no coincide cronológicamente con las afirmaciones y alegatos de la Méndez, que dice que fue al concierto en Miami con Arturo Jordán "el cubano" (sic), con quien estuvo casada entre 2004 y 2006; si hubiera querido tener una base más lógica o creíble, podría haber afirmado que fue en 1990 cuando aún estaba casada con el productor Pedro Torres, padre de su único hijo, Pedro Antonio—, el documental muestra a Madonna en un aspecto más íntimo después de sus presentaciones, conociendo celebridades presentes, como Kevin Costner (al que le hace ascos toda vez que se va del camerino) o Warren Beatty (con quien andaba en esa época) y discutiendo con sus mánagers o relajándose con su equipo de baile, al que trata como si fuera su familia.

En el clip, que se hizo viral sin contexto previo, Madonna se queja con su road manager de que las primeras filas de una plaza en la que se encuentra (y que no es identificada en ningún momento como Miami, como afirmaron fans de la Méndez en redes) estaban medio vacías y que la gente en el concierto estaba aburrida y no bailaba y que esto la ponía de malhumor.

Rápidamente los allegados a la Méndez tomaron esto como una justificación de la anécdota contada, para darla por cierta. A mí personalmente no me consta (y francamente tampoco me importa) si la Méndez fue o no a un concierto de Madonna y si esta le ordenó (o no) que se pusiera de pie y bailara y si la otra no lo hizo disque por una lesión en la rodilla (o no; perfectamente no tendría que hacer lo que no le diera la gana). En suma, no me interesa si la Méndez miente o no — lo ha hecho tantas veces a lo largo de los años, que ciertamente está convencida de que SU versión de los hechos es la verdad absoluta. Lo interesante aquí es que si hay alguien con un ego más grande y saludable que la Méndez, sin duda es Madonna.

NEW YORK, NEW YORK - MAY 04: Madonna speaks onstage during the 30th Annual GLAAD Media Awards New York at New York Hilton Midtown on May 04, 2019 in New York City. (Photo by Jamie McCarthy/Getty Images for GLAAD)
Madonna en los premios GLAAD de 2019. (Photo by Jamie McCarthy/Getty Images for GLAAD)

Que en 1990 la cantante, que ya era mundialmente famosa y se hallaba en la cúspide de su época provocativa, tuviera esas inseguridades la pinta de cuerpo completo, tal como sucede con otros aspectos del filme. No dudo ni un momento que, aún si el clip es de mucho tiempo antes de la presunta experiencia de la Méndez no significa que Madonna haya cambiado sus métodos y que a veces recurra a tácticas de intimidación para que los asistentes a sus conciertos demuestren mayor entusiasmo del que realmente sienten, para satisfacer su desesperada necesidad de atención.

¿Dice la Méndez la verdad? Es difícil creerle después de tantos años de mentiras absurdas y ridículas, pero de lo que no queda duda es que su ego, comparado con el de la nacida en Detroit, es mínimo. El resto, usted como público lo decide.

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