Luciana Acuña. Una aventura que nació con Luis Biasotto en Nueva York y se recupera en Buenos Aires.

Luciana Acuña acaba de estrenar Hielo negro, en el teatro Sarmiento
Luciana Acuña acaba de estrenar Hielo negro, en el teatro Sarmiento - Créditos: @Rodrigo Nespolo

A comienzos de 2019 los creadores Luciana Acuña y Luis Biasotto fueron invitados a realizar una residencia en el Dana Arts Center de Nueva York. La propuesta original consistía en desarrollar un ciclo de clases. A poco de estar en la ciudad decidieron pedir que les dieran un espacio para trabajar, necesitaban crear una obra. En aquellos días había algo que los asombraba, transcurría febrero y la ciudad estaba totalmente cubierta de nieve. Para ambos intérpretes eso resultaba sorprendente y, a la vez, una fuente de inspiración a la hora de dar forma a un proceso de trabajo.

Así nació Hielo negro, una experiencia que tuvo su estreno en los Estados Unidos y, luego, se presentó en Ecuador y en la ciudad de La Plata. Puede decirse que hay cuatro versiones del espectáculo. A las tres citadas se le suma una producción audiovisual que Acuña y Biasotto concretaron en 2020. La idea entonces fue construir una quinta versión que se estrenaría en el teatro Sarmiento cuando la pandemia terminara. Lamentablemente el proyecto solo puede concretarse ahora. Biasotto murió en 2021 a causa del COVID . Acuña decidió llevarlo adelante invitando a tres intérpretes para que la acompañen en esta especie de reconstrucción sin Luis pero cuya autoría sigue perteneciéndole.

El espectáculo se estrenó en el Sarmiento, con un elenco conformado por Milva Leonardi, Francisco Dibar, Santiago Gobernori y Acuña. “Aquel paisaje resultaba para nosotros muy excepcional –explica Luciana Acuña–. Nos decían que había hielo negro y preguntamos de qué se trataba. Nos contaron que es una expresión que utilizan cuando la temperatura llega a 0º, la nieve comienza a derretirse y sobre el asfalto va quedando una pequeña capa de hielo. De ahí la denominación. Es un efecto que además, es muy peligroso. Se producen muchos accidentes de tránsito y hay gente que muere en ellos. Hay algo debajo que no se ve pero te puede matar. En todas las obras le rondamos a la muerte y en esta también , en sus diferentes versiones tuvo que ver con la muerte, con el accidente, con el peligro. Y también es una obra que reflexiona mucho sobre nuestros mecanismos de creación”.

"Esta es otra obra sobre la muerte, pero también: sobre dos amigos", afirma Luciana Acuña
"Esta es otra obra sobre la muerte, pero también: sobre dos amigos", afirma Luciana Acuña - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Resulta hoy muy significativo un texto que Biasotto y Acuña escribieron en 2020 a la hora de describir el espectáculo. “ Esta es otra obra sobre la muerte, pero también: sobre dos amigos ; sobre el insondable abismo de la creación; sobre los paisajes imposibles; sobre Romeo y Julieta; sobre los fantasmas. La muerte en esta obra causa risa. Los muertos resucitan pero no causan terror. Quizá los muertos resuciten porque no podemos vivir sin ellos. Quizá no haya nada en el mundo que no haya estado antes, en algún otro tiempo o lugar. Quizás haya un momento donde no podamos diferenciar más la fantasía de la realidad.”

Tanto en las experiencias concebidas por este dúo de amigos entrañables como en los espectáculos que concretaron con el grupo Krapp, del que fueron sus creadores, siempre han trabajado mucho la abstracción. Solían explicar que no les interesaba lo que denominaban el “teatro directo”, ni tampoco las palabras (aunque muchas veces las utilizaron). En cada proyecto buscaron que el trabajo se comprendiera más desde los sentidos que desde la razón. “Que el espectador pueda construir en relación con ciertas imágenes –afirma Acuña– porque, al final de cuenta, lo que quedan son las imágenes. Nos gusta ir a ese lugar que es un poco más abismado, extraño, más abierto”.

A la hora de reponer Hielo negro la directora tenía muy claro que era imposible reemplazar a Luis Biasotto y entonces optó por buscar tres intérpretes que, de alguna manera, aportaran a la experiencia ciertos valores artísticos que eran muy afines a Luis. Así la responsabilidad recayó en Santiago Gobernori, Francisco Dibar y Milva Leonardi. Ellos son amigos y si algo caracterizó al equipo de creadores es que les gustaba trabajar con amigos cercanos.

“Pensé en Santi Gobernori –explica Acuña– porque su estilo de actuación es muy parecido al que tenía Luis. Maneja muy bien la comedia, el humor, es muy gracioso en escena. Francisco Dibar trabajó con nosotros en otras obras como Nocaut técnico (2004) y Trampa para fantasmas (2018). Él es muy físico. Tiene el cuerpo y la energía del primer Luis que era muy fuerte. Una cosa más salvaje y por fuera de la técnica. Si decidía tirarse de cabeza iba y se tiraba. No se lo puede identificar dentro de una técnica o una escuela en el campo de la danza. Milva Leonardi es bailarina y actriz y para mi es Luis en mujer. Se mueve dentro del teatro y de la danza con una fluidez imposible de catalogar. En ellos tres encontré algo que se parece a Luis para que me hagan compañía”.

Luisiana Acuña y Luis Biasotto, de Krapp
Luisiana Acuña y Luis Biasotto, del Grupo Krapp

Si bien este proceso creativo se concreta por fuera de la actividad del grupo Krapp sin duda tiene esa impronta que marcó la labor de la compañía y que resulta muy difícil de calificar. Luciana Acuña comenta que por ahora el grupo está en suspenso. Se siguen viendo, compartiendo algunas actividades pero les resulta muy difícil abordar un nuevo proyecto frente a la ausencia de Biasotto. Ella, en su momento, decidió hacer esta reposición de Hielo negro y también Requiem, el homenaje al actor y bailarín fallecido que se presentó en el Centro Cultural Kirchner y luego cerró el Festival Internacional de Buenos Aires.

“Siempre tuvimos la dificultad de poner en palabras nuestras obras –confiesa Luciana Acuña–. También porque no hay un argumento preciso y cualquier argumento siempre es menor a lo que sucede en escena. Me parece que las palabras no explican mucho la manera de lo que acontece en ella. Podemos tirar palabras. El lenguaje tiene que ver con el absurdo, con una ‘fisicalidad’ intensa o desatada, con el humor, con darse la posibilidad de naufragar. Eso más relacionado a la creación. Siempre en las obras hay algo que es un poco abismado y es como un terreno poco definible y difícil de transitar siendo intérprete y también siendo espectador. Es algo que está en un borde tan frágil que sentís que la cuerda se puede romper en cualquier momento y el barco puede naufragar y sin embargo sigue sobreviviendo. Me parece que algo de nuestro lenguaje tiene que ver con que permite esa posibilidad, la posibilidad del horror”.

La coreógrafa y directora Luciana Acuña
La coreógrafa y directora Luciana Acuña - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Para agendar

Hielo negro

Dirección: Luciana Acuña.

Teatro Sarmiento, Av. Sarmiento 2715.

Viernes a domingos, a las 20.