La complicada adolescencia de Luis Medina con la entrada en prisión de su padre
Luis Medina Abascal ha saltado a los medios de comunicación en los últimos días y no precisamente por su último romance o por ser elegido de nuevo uno de los solteros de oro más atractivos de nuestro país. El juez de Instrucción número 47 de Madrid ha admitido a trámite la querella de la Fiscalía Anticorrupción contra el hijo menor de Naty Abascal y el empresario Alberto Luceño por presuntamente cobrar comisiones millonarias en la compra de material sanitario para Madrid durante la pandemia, han informado fuentes jurídicas y según publica La Ser. La querella atribuye a los supuestos comisionistas la presunta comisión de delitos de estafa agravada, falsedad documental y blanqueo de capitales por irregularidades en una operación de compra-venta de material sanitario en marzo de 2020.
A sus 41 años, Luis Medina quiere estar lejos de los focos, pero esta querella le ha devuelto a la primera plana sin él quererlo. "La verdad es que he reconocer que he vivido muy bien", decía en una entrevista publicada hace más de una década. Pero su vida no ha sido todo un camino de rosas y desde muy joven se ha mostrado más rebelde de lo que quizá un chico de su posición 'debería' haber manifestado. Muy parecido físicamente y también en carácter, según los que le conocen, a su padre, el fallecido duque de Feria, Rafael Medina, la entrada en prisión de su progenitor cuando él apenas era un adolescente le marcaría para siempre. Quizá su rebeldía comenzó años antes con la separación de sus padres cuando tan solo tenía ocho años.
Hasta ese momento, tanto él como su hermano Rafael (que se dos años mayor que Luis) habían vivido felices en Sevilla donde estudiaban en uno de los mejores colegios de la capital andaluza, el centro internacional Alminar, donde también estaban matriculados sus primos por parte de madre. Niños bien de Sevilla, su futuro parecía escrito siendo aristócratas de cuna y con una madre tan fashionista como moderna que era modelo de Alta Costura (empezó en la moda con 18 años de la mano del diseñador Elio Berhanyer que la llevó a presentar su colección a Nueva York), musa de Valentino e hija de un conocido abogado y de la primera mujer que abrió una boutique en Sevilla. Siempre estuvieron rodeados de moda, arte y cultura, no en vano, Naty Abascal, se codeaba con lo más granado desde Woody Allen a Salvador Dalí.
Años de peregrinaje por varios internados
Pero la separación de sus padres en 1988 fue todo un bombazo mediático y el matrimonio, como han contados sus hijos, no terminó de buenas maneras. Luis se enteró del divorcio un día volviendo en el autobús del colegio y en un principio se lo tomó a broma. Siendo el pequeño de la casa, todos intentaban mantenerlo al margen de los conflictos. Su madre fue la primera que quiso alejar a sus dos hijos del ruido de los medios y de cualquier comentario malicioso que pudiera perjudicarlos. Les envió con ocho años a un internado a Badajoz. Era un centro conocido por su rigidez, ubicado en Villafranca de los Barros y allí los niños no terminaron de encajar. Se distanciaron de su padre y Luis se hacía muchas preguntas a las que nadie respondía quizá por ese afán por protegerlo.
Su madre, que siempre trató de inculcarles una férrea disciplina, probó a mandarles internos también algún verano para que estudiaran y sacaran los cursos adelante hasta que cuatro años después puso tierra de por medio y les envió a estudiar a Reino Unido. Tampoco allí terminaron de encontrar su sitio y poco después recalaron en el prestigioso colegio Kiski School en Pensilvania, Estados Unidos. En USA pasaban los fines de semana en la casa familiar de Carolina Herrera, buena amiga de su madre, y allí trataban de cuidarles como si fueran dos hijos más de la diseñadora. Salían con ellos a cenar, al cine y Luis disfrutaba paseando al perro de los Herrera por Central Park, muy cerca de su residencia.
El peor momento de su vida
Mientras estaban en Estados Unidos no se enteraban de lo que estaba pasando en España: su padre iba a ingresar en prisión. Corría el mes de marzo del año 1993 y en Sevilla, Rafael Medina Fernández de Córdoba era detenido acusado de secuestro, corrupción de menores y tráfico de drogas. Ingresó en la cárcel de Sevilla donde pasaría los siguientes años. Aunque en Estados Unidos vivían ajenos a esa situación familiar, Luis volvió a enterarse por casualidad de todo, como le había pasado años antes con la separación de sus padres. Un día paseando por Nueva York vio un periódico en el que se hablaba del tema y ahí comenzó su etapa más difícil y la que recuerda con más dolor. "Aquella época en Estados Unidos fue muy dura, llamábamos llorando sin parar, forzados a estar fuera de España, sin nuestros amigos, separados de la familia. Nos rebelamos. Lo pasamos fatal. Mi madre nos decía: "Esto es lo que hay", recordaba en Vanity Fair el menor de los Medina.
Discusiones con su madre
Aunque trataba de olvidarse de lo que pasaba en España, no podía. "Yo estaba muy triste, tenía problemas”, añadía explicando que nunca había olvidado a su progenitor. Quiso recuperar el contacto con su padre y le empezó a escribir a la cárcel. Discutía a menudo con su madre, que estaba muy preocupada por su situación y porque no se adaptaba a estar lejos de su padre en ese momento tan difícil. Insistió e insistió y logró volver a España (su hermano prefirió quedarse en EEUU y empezar allí la universidad). Su madre le matriculó en un internado en El Escorial, para tenerle lejos de los medios, y aunque recibía visitas los fines de semana, la tristeza seguía apoderándose de Luis y no conseguía sacar adelante los estudios. Su madre entonces claudicó y dejó que su hijo menor regresara a Sevilla para tratar de ayudarle a ser más feliz. Entonces se reencontró con su padre que acababa de salir de la cárcel. Esto le alejó de su madre y las discusiones con ella eran más frecuentes, aunque luego limaron asperezas y hoy tienen una excelente relación.
Naty Abascal siempre se preocupó porque Luis terminara sus estudios y así lo hizo en un colegio americano en Sevilla, donde el conocido hoy como cura de la aristocracia, Ignacio Sánchez-Dalp, se ocupó de controlar que Luis no se fuera 'por el mal camino'. Había repetido curso y quiso vivir con su padre, que padecía depresión y había perdido todos sus bienes y amistades de antes de ir a la cárcel. Quiso recuperar la relación padre e hijo y saber todo de su progenitor. Incluso llegó a salvarle de un intento de suicidio. Maduró a marchas forzadas. Luego el duque de Feria tuvo que ingresar en un psiquiátrico y él le visitaba. Mientras tanto su hermano mayor estudiaba en Washington y trabajaba como portero de discoteca. Fue después de seis años cuando se reencontró con su padre en Sevilla durante unas vacaciones de verano. El 4 de agosto de 2001 moría a los 58 años el duque de Feria y en ese momento Rafael decidió volver a España sobre todo para estar cerca de su hermano y protegerle como siempre había hecho.
Negocios y moda
Luis Medina siempre ha tratado de buscar su lugar en el mundo y también a nivel profesional. Empezó haciendo negocios con un amigo montando una agencia de publicidad llamada Impak. Pasó un tiempo estudiando en París y hasta llegó a trabajar vendiendo casas, aunque solo vendió una y fue a su madre. Con los contactos de su madre en la industria de la moda llegó a conocer a los grandes nombres del sector y fue embajador de Dolce & Gabbana. Percha nunca le ha faltado. Ese aire aristocrático, esas facciones tan especiales y de aires helénicos han convertido a Luis en uno de los solteros de oro más deseados durante años y años.
En 2007 fundó Show Me That, un showroom en Madrid que se encargaba de llevar la comunicación e imagen de firmas tan top como Oscar de la Renta, Manolo Blahnik o Trussardi. Pero durante la pandemia dejó de formar parte de la empresa. Según Eldiario.es, en mayo de 2020 fundó Sextante Trade Desk, cuyo objeto es "la intermediación del comercio de productos diversos". En la actualidad, se desconoce a qué se dedica concretamente y él mismo ha decidido huir de esa imagen de niño bien que va a photocalls y front rows de moda.
Soltero... que se sepa
En 2014, Point de Vue le eligió el soltero de oro más atractivo del mundo. Pero eso a él siempre le ha importado poco o nada. Huyendo de la fama y de la prensa rosa, en los últimos años no se sabe nada de la vida sentimental de Luis Medina. Su primera novia conocida fue la modelo Priscila de Gustín, con la que salió en 2002 durante un año. Luego salió durante cinco años con Alejandra de Rojas, hija de los condes de Montarco, y en 2010 se le relacionó con Tamara Falcó, un supuesto romance que nunca fue confirmado y parece que tan solo fueron bueno amigos. Se rumoreó que mantuvo un supuesto affair con Norma Ruiz y luego empezó una relación con Amanda Hearst, heredera de una de las mayores fortunas de los Estados Unidos. Se llegó a hablar de una posible boda y muchos veían en ellos a la pareja perfecta, pero tras varias rupturas, se separaron en agosto de 2011.
Dos años más tarde salía con la economista Alejandra Pérez-Pla y en 2014 se enamoró de la modelo Madeleine Hjört. Tampoco cuajó y en 2015 se confirmaba su historia de amor con la fotógrafa y diseñadora Mónica Ugalde. Rompieron meses después. Su última relación 'oficial' fue con Cristina Fontcuberta, hija de la duquesa de Estremera, en 2017. Rompieron al año siguiente.
La vida ideal de su hermano
Su hermano Rafael, actual duque de Feria, siempre se ha mantenido alejado de la prensa del corazón pero le hemos visto en algún evento glamuroso junto a su mujer, Laura Vecino. El matrimonio es de los más estables del panorama aristocrático y la suya parece una vida de cuento de hadas moderno. Después de trabajar para Credit Suisse, Rafael Medina apostó por la moda y los negocios. Tras pasar por una agencia de comunicación, en 2007 fundó con Borja Vázquez Scalpers, empresa de moda masculina, todo un éxito empresarial que le hizo llegar a lo más alto. En 2014 dejó Scalpers tras fichar como Director de Mens Tailoring y Director Creativo de Hombre de Massimo Dutti. Se instaló con su mujer y sus hijos en una urbanización privada cerca de la Ronda de Dalt cuyos vecinos eran desde el broker y amigo íntimo de Rafa, Josef Ajram, al diseñador Custo Dalmau.
Con Laura Vecino se casó (después de alguna que otra ruptura) en octubre de 2010 en el Palacio-Hospital de Tavera de Toledo, propiedad de los duques de Medinaceli. Fue la boda del año y contó con invitados como la duquesa de Alba, el diseñador Valentino o modelos como Nieves Álvarez. El 26 de noviembre de 2012 nacieron sus dos mellizos: Rafael y Laura. En julio de 2020 dejaba su puesto en Massimo Dutti para emprender un nuevo proyecto en Madrid. Hace apenas unos días inaguraba en la Gran Vía madrileña WOW, un marketplace que empezó siendo online con productos exclusivos de moda, gastronomía, tecnología y hogar. El ambicioso proyecto tiene al frente a Dimas Gimeno, expresidente de El Corte Inglés, y Rafael es el Head of Curation. El matrimonio es discreto y les gusta veranear en Sotogrande con sus hijos. En invierno, suelen escaparse a Baqueira o Gstaad, en Suiza, a esquiar.