El actor de 'Pesadilla en Elm Street 2' huyó de Hollywood para ser libremente feliz

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Por Alberto Cano.- Todo aquel que haya visto la primera secuela de Pesadilla en Elm Street habrá sido testigo de su evidente trasfondo homoerótico. En esta película, estrenada en 1985 y titulada como La Venganza de Freddy, no solo vimos cómo el papel habitualmente femenino de la scream queen pasaba a manos de un joven chico, sino que nos encontrábamos con escenas repletas de insinuaciones homosexuales, como su protagonista realizando un baile digno de una diva pop en su habitación, momentos en un bar de ambiente, la muerte del profesor de gimnasia azotado en las duchas con una estética sadomasoquista o incluso la sugestión de que la posesión por parte de Freddy Krueger llegaba a representar la homosexualidad reprimida.

La película fue protagonizada por el joven actor Mark Patton, que acababa de debutar en cine en 1982 con Vuelve a la tienda de baratijas, Jimmy Dean junto a la cantante Cher. Y un papel de estas características en una de las sagas de terror más exitosas de aquella década le llevó a convertirse en un icono gay del Hollywood de los 80, aunque también al encasillamiento y a ser víctima de la fuerte homofobia que existía en la sociedad y en la industria del entretenimiento de aquellos años, lo que finalmente terminaría con su carrera como actor con tan solo unos pocos papeles a sus espaldas.

Mark Patton (Photo by Joey Foley/Getty Images)
Mark Patton (Photo by Joey Foley/Getty Images)

Hablamos de los años 80, cuando la expansión del Sida llevó a una paranoia colectiva en la sociedad de la que Hollywood no fue ajena. La industria era reacia a contratar a actores homosexuales e incluso en algunos casos se llegó a obligar a intérpretes a realizarse un test de VIH para poder ser contratados. Mark Patton, al igual que su personaje en Pesadilla en Elm Street, era homosexual pero se veía obligado a llevar su orientación sexual en secreto, lo que le empezó a ser exigido por sus agentes y los diferentes contratos que le fueron llegando. Así lo relataba en una entrevista en 2013 para el medio HIV Plus.

“Cuando comencé a trabajar en Nueva York no tenía el sentido común para mantener mi sexualidad en secreto”, decía Patton. “Yo no era famoso. Yo era solo un niño que iba a castings para anuncios y esas cosas. En Nueva York salía a bares gay y no era gran cosa, pero en Los Ángeles me dijeron que no se me permitía poner un pie en West Hollywood porque los agentes ubicaban gente en los bares gays de Los Ángeles para que pudieran sabotear la carrera de cualquier actor que compitiera con uno de sus clientes. Fue muy feroz", explicaba el actor.

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Patton contaba que incluso le vetaron de hacer entrevistas en medios de temática LGTB como The Advocate, pero lo más chocante es que en sus contratos le exigían hacer ver al público que fuera de sus papeles él era heterosexual, que no era cierto. De hecho, esta fue la decisión que le llevó a abandonar Hollywood. Y es que Patton no se sentía cómodo dando la espalda a su propio colectivo, especialmente en un momento tan duro como el que se vivía con la expansión del Sida y los prejuicios al respecto.

En su entrevista a HIV Plus cuenta cómo tomó esta decisión tras una reunión con la CBS, cadena que le ofreció interpretar a un personaje gay con la condición de mantener oculta su orientación sexual. “Comenzaron a preguntarme si me sentiría cómodo interpretando un personaje gay y diciéndole a la gente que era heterosexual si comenzaban a cuestionar mi sexualidad. Recuerdo que miré alrededor de esa mesa y supe que todos esos hombres eran homosexuales. Todo en lo que podía pensar era en cómo todos los que conocía se estaban muriendo de SIDA y estábamos teniendo esta conversación de mierda. Mi corazón se rompió y ese fue el límite para mí”, declaraba.

Mark Patton consiguió rehacer su vida y se convirtió en diseñador de interiores, abandonando por completo su labor como actor. Pero volvió a sufrir un duro golpe. Y es que tres días después de cumplir 40 años fue diagnosticado como VIH positivo, lo que vino acompañado de otras infecciones como neumonía, aftas y tuberculosis. Patton admite que fue una etapa muy dura, debiendo a hacer frente a la enfermedad y a los efectos secundarios de los números medicamentos que tenía que tomar. “Fue como estar envenenado. Casi muero allí, pero afortunadamente mis amigos me llevaron a una clínica”, explicaba el actor, que estuvo al borde de la muerte.

Patton se recuperó y justo después llegó la que considera la etapa más feliz de su vida. Se mudó a México y conoció a un hombre llamado Héctor Morales Mondragón, con quien no solo se casó, sino que juntos abrieron su propio negocio en la zona de Puerto Vallarta. Se trataba de una tienda de obras de arte en donde Patton también comenzó a ejercer de diseñador y a vender obras propias, como fue el caso de una línea de bolsos de su propia confección. Allí vivió una vida pacífica y alejada de los focos, pero todo volvió a cambiar cuando en 2010 fue descubierto por los directores Daniel Farrands y Andrew Kasch, responsables del documental Pesadilla en Elm Street: Desde dentro.

Ajeno al mundo de Hollywood, Patton descubrió que a lo largo de los años Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy se había convertido en una película de culto para el colectivo LGTBI, algo que con el rechazo al colectivo LGTBI en los 80 no siempre había sido así. Esto le llevó a querer participar en el documental, pero no solo eso, sino que decidió hablar por primera vez abiertamente sobre su condición sexual.

Esta liberación le llevó incluso a volver al cine, dejándose caer por cintas muy menores de terror como Family Possessions o Amityville: Evil Never Dies. Incluso se lanzó a producir Scream, Queen! My Nightmare on Elm Street, un documental sobre el subtexto homoerótico de la secuela de Pesadilla en Elm Street y donde abordó con profundidad su historia personal. Además, comenzó a dar charlas para concienciar sobre los derechos LGTBI y el VIH y se prestó a formar parte de convenciones de cine de terror, quitándose la espinilla que el Hollywood cerrado de los 80 le clavó en los comienzos de su turbulenta carrera. Ahora, a sus 61 años, parece haber alcanzado una vida plena y feliz, como bien deja entrever en sus redes sociales.

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