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Màxim Huerta, sobre su breve etapa como ministro: "Yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele"

Diez meses después de su dimisión como Ministro de Cultura y Deportes por sus problemas con Hacienda, cargo del equipo de Pedro Sánchez que sólo ocupó durante 10 días, Maxim Huerta saca un nuevo libro, Intimidad improvisada. Con motivo de esta publicación, el valenciano es entrevistado por Icon, con quien recuerda el trance: “Ha sido como una enfermedad, salvando las distancias: ha habido dolor físico, había y hay médicos, y no encontraba la salida”.

Màxim Huerta, durante su etapa como político (GTres).
Màxim Huerta, durante su etapa como político (GTres).

“Los amigos, la familia, el mar, dibujar y reírme fueron ayudándome a salir. El humor embellece y nos hace mejores. La burla no, en ella hay una mirada de superioridad”, asegura Maxim, donde señala los “prejuicios” que sintió cuando se reveló que ocuparía la cartera de Cultura: “Desde las televisiones que van de progresistas y maestras del periodismo trataron mi nombramiento con un fondo de burla. Y no tan fondo. Me di cuenta de que para algunos era un intruso. Mi madre también fue consciente. No soy gilipollas, soy mayor y tengo años, y hubo recochineo”.

“Puedo asegurarte que en aquel momento sentí la pérdida de la inocencia. Si algo me quedaba del adolescente de pueblo, se rompió no el día que dimití, sino el que anunciaron mi nombramiento. Les parecí tan exótico… Llegué a sentir que preferían a Wert, mi antecesor en el cargo. Se satanizaba de dónde venía, que para casi todo el mundo no era otro sitio que el sofá de Ana Rosa, del que me siento muy orgulloso y en el que aprendí muchísimo”, confiesa Huerta. ”Con la distancia desde la que lo veo ahora, me da incluso ternura: yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele, por asuntos varios, como mis tuits cogidos con pinzas donde se interpretó que odiaba el deporte”, añade el periodista.

Màxim Huerta, durante su etapa en ‘El programa de Ana Rosa’ (Gtres).
Màxim Huerta, durante su etapa en ‘El programa de Ana Rosa’ (Gtres).

Màxim compara su dimisión con “una hostia gigantesca” y reconoce que se quedó destrozado cuando le tocó recoger sus cosas: “Me quedé solo en el despacho, y sí que lloré. Estaba roto. El momento de soledad ahí, a puerta cerrada, fue fuerte. Llegó un amigo para ayudarme a recoger los trastos, las fotos de mis padres y mis sobrinas. Y para mi madre creo que fue un alivio” .

“Uno de los momentos más bonitos que he tenido con ella fue aquella noche, los dos solos. Me quité el traje, apagamos la tele y cenamos frente a frente, sin sonido en el móvil. Luego me rompí algunas veces más, pero como mi madre siempre dice que hay que salir llorado de casa, me iba a la playa, donde no me viera”, explica sobre el difícil momento.

Aun así, no puede evitar comparar su caso con el del también ministro Pedro Duque, de que se publicó que tenía un chalet a nombre de una sociedad instrumental, supuestamente para eludir impuestos: “Cuando salió lo de Pedro Duque tuve una crisis muy gorda. Vi la diferencia de trato, tanto de los medios como del Gobierno. Y fui consciente de que debía seguir callado y secando la herida. Había cerrado en falso, el dolor estaba vivo”.

Maxim Huerta, tras la renuncia de su cargo como ministro (GTres).
Maxim Huerta, tras la renuncia de su cargo como ministro (GTres).

De todas formas, Màxim aclara sus desencuentros con Hacienda: “Hice la declaración de la Renta a través de una sociedad, algo que en su momento mi asesor dijo que era completamente legal, que así lo hacían los que se dedican a lo mismo que yo. Hacienda llegó años después, dijo que estaba mal así y me envió una notificación. Yo pagué, pero como no estaba conforme puse un recurso, como cualquier ciudadano sobre algo que no está de acuerdo. ¡Imagínate la intención de ocultar nada, si era yo quien recurría! Pero perdí el recurso y pagué la multa. No hubo más”.

“Reconozco que con un poco de apoyo por parte del Gobierno me habría quedado, pero unos años atrás Pedro Sánchez ya dijo que no tendría a nadie con sociedades en su Gobierno. Y fui consciente de que me había convertido en un problema para él”, confiesa el periodista no sin insistir cuál fue su desencuentro con la Agencia Tributaria: “Fue sanción administrativa, no fraude”.