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Meg Ryan desapareció del radar hace una década con toda la razón del mundo

Meg Ryan vuelve. La actriz de 60 años ha decidido darse una nueva oportunidad en el rodeo cinematográfico cuando han pasado 14 años desde la última vez que la vimos en la gran pantalla con The Women (2008). Y lo hará con un género que conoce de sobra: la comedia romántica. Después de todo, no en vano cargó con el título de ‘novia de América’ gracias a clásicos como Cuando Harry encontró a Sally, Algo para recordar y Tienes un e-mail en los 90, antes que Julia Roberts tomara el relevo.

De esta manera, la intérprete rompe con su retirada autoimpuesta después de haber desaparecido del radar mediático hace más de una década. Y con toda la razón del mundo.

WEST HOLLYWOOD, CALIFORNIA - NOVIEMBRE 04: Meg Ryan asiste a la amfAR Gala Los Angeles 2021 el 4 de noviembre de 2021 en West Hollywood, California. (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)
WEST HOLLYWOOD, CALIFORNIA - NOVIEMBRE 04: Meg Ryan asiste a la amfAR Gala Los Angeles 2021 el 4 de noviembre de 2021 en West Hollywood, California. (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)

No sé ustedes, pero yo soy uno de los 540.000 seguidores que siguen el perfil de Meg Ryan en Instagram. No somos muchos para tratarse de una super estrella de los 90s, pero creo que tanto la cifra como el contenido que publica en el perfil, son el reflejo de la desconexión que tiene con el mundo de los flashes, el glamur y los focos. A diferencia de otros famosos y celebrities, Ryan publica contenido muy esporádicamente y suele variar entre algo de activismo, apoyo a su hijo también actor Jack Quaid (protagonista de The Boys) y mucha nostalgia. Y es que las fotos personales que postea varían entre posados de hace unas cuantas décadas mientras que las imágenes más actuales con frecuencia están distorsionadas, tomadas con cierta lejanía o son, sencillamente, poquísimas. En mi opinión reflejan que, en realidad, Meg Ryan no quiere ser vista de manera abierta, personal y natural. No del todo. Como si estuviera manteniendo distancia entre su persona y el mundo. Quizás protegiéndose del renacer de las habladurías o noticias que la coloquen en el candelero mediático por el motivo equivocado.

Incluso el último video que publicó hace unos meses tiene tantos flashes de fotógrafos que cuesta verle el rostro con la nitidez que nos gustaría.

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Y es que hace varios años que Meg Ryan decidió darle la espalda a esa industria que la había olvidado y tan solo veía en ella a una mujer a la que relegar a un segundo plano por haber superado las 50 primaveras. Al menos, así lo sintió ella cuando optó por tomar distancia.

Como apuntaba al principio, su última película en aterrizar en la cartelera internacional fue The Women en 2008. No solo fue destrozada por la crítica al tratarse de una comedia repleta de clichés y carente de encanto, sino que ni siquiera el público la recibió con los brazos abiertos a través de una taquilla global de $50 millones. Luego se pasó por alguna que otra serie como personaje invitado (Curb your enthusiasm y Web Therapy), pero su luz en Hollywood se iba apagando. ¿O acaso alguien vio o escuchó hablar de la película Ithaca? Fue su último trabajo hasta la fecha, una cinta que protagonizó y dirigió en 2015 que incluso contó con su amigo Tom Hanks en un papel secundario. No obstante, y sinceramente, no te culpo si no te suena de nada, apenas tuvo repercusión mientras que recién llegó a España el año pasado por lo bajini a través de Amazon Prime Video.

De todos modos, su desaparición mediática no surgió de la noche a la mañana, sino que fue notando el desapego, la necesidad de cambio y el rechazo a medida que pasaban los años. Hasta que se dio cuenta que así como ella se había dado por vencida con Hollywood, la industria lo había hecho con ella.

La debacle comenzó cuando tenía 37 años. Ya había alcanzado la cima como estrella y el público la adoraba. Pero, de repente, pasó de ser la vecina de al lado encantadora e ideal a cargar con la letra escarlata por su romance con Russell Crowe en Prueba de vida cuando aun estaba casadnewa con Dennis Quaid. Por aquel entonces, las habladurías lo señalaron a él de rompe hogares y a ella de infiel, desmoronando su perfil de novia de América, dulce y angelical. La película se terminó estrenando con críticas negativas y una nube mediática tan oscura que ni siquiera el morbo por ver a Meg y su amante en acción convocó al público a las salas.

Lo cierto es que pasarían muchos años hasta que finalmente supiéramos que Ryan y Quaid llevaban una larga temporada en crisis, que Russell no rompió el matrimonio sino que estaba roto desde hacía mucho tiempo. “La historia nunca se contó bien” dijo Meg Ryan a Today en 2019. “Dennis no me era fiel desde hacía mucho tiempo, y eso fue muy doloroso” explicó también en 2008, añadiendo que descubrió más infidelidades después del divorcio.

Dennis Quaid y Meg Ryan (Photo by Kevin Mazur/WireImage)
Dennis Quaid y Meg Ryan (Photo by Kevin Mazur/WireImage)

Pero el daño mediático ya estaba hecho. Comenzó a acumular un fracaso tras otro a través de proyectos de poca relevancia y la escasez de ofertas que fue in crescendo. Sin ir más lejos, en 2019 dijo a The New York Times que se dio cuenta que “el sentimiento era mutuoal sentir que “había terminado [con Hollywood] y ellos probablemente también”. Y entonces cambió de registro dándose una nueva oportunidad al debutar como directora de Ithaca, pero solo sirvió para distanciarla definitivamente. “Estaba quemada” dijo al mismo periódico. “Sentía que ya no sabía lo suficiente sobre mí o el mundo para reflejarlo como actor. Me sentía aislada".

Sin embargo, Meg Ryan no solo tuvo que verse las caras con el juicio mediático a raíz de sus historias personales en una época donde la misoginia todavía convivía abiertamente en el mundo y la cultura, sino que también padeció la discriminación por el paso del tiempo que tantas víctimas se ha cobrado Hollywood. El tiempo pasó y Meg fue cumpliendo años, haciendo que la etiqueta de estrella de comedia romántica se fuera quedando en el pasado. Y el problema fue que estuvo tan encasillada en el género que no tuvo suficientes oportunidades como para desarrollar su talento en otros papeles más serios, desafiantes o diferentes llegando a los 50 con el sambenito más pesado de su carrera. Según dijo también a The New York Times, era difícil conseguir papeles debido a su edad. "La presión estaba implícita. Cómo te ves [físicamente], porque existe mucho juicio".

Ese juicio incluso quedó reflejado a medida que comenzó a lucir retoques estéticos en el rostro, convirtiéndose en nombre recurrente a la hora de hablar de cambios que llamaban la atención. Entre tratamientos, aparentes inyecciones y cirugías, su rostro cambió y con ello también la percepción natural del mundo y la industria hacia ella.

El sentirse desplazada la llevó a aceptar el rechazo sin más remedio y en lugar de mantenerse en el candelero como estrella caída del firmamento a través de películas o series que siguieran hundiendo más su nombre en el lodo del olvido, o dar la nota por sus retoques estéticos, optó por la retirada. Y así, habría optado por cultivarse de manera personal, dejando la fama a un lado.

"No me quejo, hay tantas ventajas de ser famoso, pero hay desventajas fundamentales para una parte de tu cerebro, tu ser, tu alma. Mis experiencias fueron demasiado limitadas" dijo a The New York Times.

Habiendo sido una espectadora más de sus grandes éxitos a través de películas inolvidables para la cultura popular, no puedo evitar empatizar con ella y comprender los motivos detrás de su retirada. Imagino que llegar a la cima y de repente ser desbancada por un escándalo personal enturbiado por rumores y misoginia, puede cavar un hueco personal en cualquiera. Visto con la sabiduría que nos otorga el paso del tiempo, se antoja injusto e innecesario. Al igual que conocer que una estrella que nos regaló tantos buenos momentos cinematográficos no pudiera continuar explorando su talento en las grandes ligas, y simplemente por haber superado los 50 antes del nacimiento de los movimientos Time’s Up y #MeToo que reforzaron el lugar de la mujer en esta industria donde pulularon tantas etiquetas, abusos y discriminación.

Hizo bien en alejarse. Sobre todo por su propio bienestar, lejos de doblegarse a las etiquetas y caer en la normativa que ese Hollywood imponía sobre ella. Y ahora parece que está preparada para dar la estocada por sí misma desempolvando toda su pericia como protagonista y directora de What happens later, una comedia romántica con la que pretende darle un giro “nostálgico y evolutivo” al género junto a la estrella de Expediente X, David Duchovny.

Según The Hollywood Reporter, la historia seguirá a los ex amantes Willa (Ryan) y Bill (Duchovny), que se reencuentran a la fuerza al quedarse atrapados por la nieve en un aeropuerto durante la noche. Está previsto que se ruede en los próximos meses y, de momento, está por verse si Meg acierta o no con esta historia. Sin embargo, más allá de si acierta o no, alabo su valentía. Por no prestar atención a las etiquetas y encasillamientos, por no quedarse esperando a que alguien toque a su puerta, sino por arriesgarse y que sea lo que sea.

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