Meningitis: cómo diferenciar su forma más agresiva de una infección leve

Es muy importante detectar a tiempo la meningitis, en concreto la meningitis bacteriana aguda, ya que un retraso en el tratamiento puede implicar secuelas graves e incluso la muerte. Un dolor de cabeza intenso que parece diferente al habitual, confusión o dificultad para concentrarse mareos, náuseas y rigidez en el cuello son los signos de alarma. (Foto: Getty)

Entrar en coma por un ataque de meningitis aguda no es habitual, pero es la noticia con la que se despertaron hace apenas una semana los seguidores de una estrella de la televisión americana, Denise Dowse (64), conocida por sus papeles en el drama adolescente Beverly Hills, 90210 y, más recientemente, Insecure de HBO.

Su hermana informó en Instagram de su delicado estado al anunciar que había entrado en coma debido a “una forma virulenta de meningitis”, tal y como recoge Yahoo! Life. Su fallecimiento un par de días después ha dejado desolados a familiares, amigos y fans, así como un sinfín de preguntas y dudas sobre si se podría haber evitado o no. Por supuesto, no pretendemos resolverlas porque no hay explicación que de consuelo a este tipo de sucesos.

No obstante, sí deberíamos tener claro que la meningitis puede ser muy grave si no se trata rápidamente. Puede causar una intoxicación de la sangre potencialmente mortal (septicemia o sepsis) y provocar daños permanentes en el cerebro o los nervios. Los especialistas apuntan a que "el retraso en la detección y el diagnóstico de una meningitis bacteriana aguda, y en el comienzo del tratamiento antibiótico, puede implicar secuelas graves e incluso la muerte".

Por eso es importante saber que esta enfermedad puede presentarse de diferentes formas, en cualquier momento, y sin importar la edad. Debemos estar preparados para reconocer sus señales y así poder actuar cuanto antes.

La meningitis es una enfermedad infecciosa provocada por virus o bacterias que causan la inflamación de las meninges, unas membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Cuando se infectan solo las meninges se habla de meningitis. En algunas ocasiones, la bacteria se introduce en la sangre y se disemina, denominándose 'meningitis bacteriana' (una de las más conocidas es la sepsis meningocócica).

"En las meningitis, sobre todo en las bacterianas, cada minuto cuenta”, cuenta a CuídatePlus Roi Piñeiro Pérez, jefe de Pediatría del Hospital General de Villalba (Madrid) y miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Si bien es cierto que la mayoría de las personas que enferman de meningitis viral (el tipo más común de meningitis, y también el más leve) se mejoran solas sin recibir tratamiento en un plazo de 7 a 10 días, es importante acudir al médico cuando se empiezan a notar los primeros síntomas. En este tipo de meningitis la recuperación depende del virus que cause la infección y, sobre todo, de la respuesta inmunológica.

Como su sintomatología es inespecífica, sobre todo en sus fases iniciales, es muy difícil distinguirla de cualquier otro cuadro clínico corriente como la gripe. Por eso ante un malestar parecido es importante acudir al médico para un diagnóstico certero. Y es que algunos tipos de infección por meningitis pueden ser muy graves, y el especialista es quien debe valorar cada caso y diagnosticarla.

La meningitis es más peligrosa cuando si se trata de niños menores de 5 años o personas que tienen el sistema inmunitario debilitado debido a enfermedades, medicamentos (como la quimioterapia) o un trasplante reciente de órgano o médula ósea.

La forma más común es la meningitis viral, que ocurre cuando un virus penetra en el organismo a través de la nariz o la boca y se traslada al cerebro.

Este tipo de meningitis leve suele comenzar con síntomas de una infección vírica, como fiebre, malestar general, dolor de cabeza y dolores musculares.

También puede haber dolor de cabeza y rigidez de nuca, lo que hace difícil o imposible bajar la barbilla hasta el pecho. El mero hecho de bajar el mentón hacia el pecho produce dolor y puede resultar imposible realizar el movimiento. Sin embargo, mover la cabeza en otras direcciones no supone la misma dificultad. Esto ya debería ponernos sobre alerta y hacernos pedir ayuda sin dilación.

Otros síntomas iniciales de la meningitis viral son: mayor sensibilidad de los ojos a la luz, somnolencia o dificultad para despertarse e irritabilidad.

A medida que se desarrolla la meningitis, aparecen los signos clásicos; se intensifica el dolor de cabeza o nuca, y aparecen los vómitos 'en escopetazo', es decir, proyectivos y sin náusea previa.

Como indicábamos al principio, este tipo de meningitis suele desaparecer sola y llega al organismo como consecuencia de otros virus, como herpes, VIH o virus del Nilo, tal y como recoge la enciclopedia médica para pacientes MSD. Los síntomas pueden parecerse a los de la meningitis bacteriana, pero suelen ser menos graves y se desarrollan y progresan más lentamente.

Por el contrario, la más peligrosa y agresiva es la meningitis bacteriana. Sucede cuando las bacterias alojadas en otra parte del cuerpo (oído, senos paranasales) viajan por el torrente sanguíneo y llegan hasta el cerebro y a la médula espinal.

Existen diferentes cepas de bacterias que pueden originar la meningitis bacteriana; las más comunes son:

  • Neumococo (Streptococcus pneumoniae), la más frecuente en recién nacidos, causada a partir de una neumonía o infección en el oído.

  • Meningococo (Neisseria meningitidis), esta bacteria afecta principalmente las vías respiratorias en adolescentes y adultos jóvenes. Es muy contagiosa.

  • Hemófilo (Haemophilus influenzae), antes de las vacunas, fue una de las bacterias principales en la meningitis investigadas en pacientes infantiles.

  • Listeria (Listeria monocytogenes), una bacteria que suele presentarse en quesos no pasteurizados o carnes procesadas. Las mujeres embarazadas, los recién nacidos, los adultos mayores y las personas con sistemas inmunitarios debilitados son la población más vulnerable.

Aunque este tipo de meningitis incluye los síntomas clásicos ya mencionados, se suele manifestar de forma más agresiva y explosiva, con un sarpullido que no desaparece (no en todos los casos) y convulsiones.

De ahí que sea vital acudir al médico ante los primeros síntomas, ya que pueden desarrollarse complicaciones y daños neurológicos permanentes como pérdida auditiva, de memoria, dificultad en procesos de aprendizajes o insuficiencia renal.

Por último, los organismos de crecimiento lento (como los hongos y la bacteria 'Mycobacterium tuberculosis') que invaden las membranas y el líquido que rodea al cerebro causan meningitis crónica. La meningitis crónica se desarrolla durante dos semanas o más. Los signos y los síntomas de la meningitis crónica (dolor de cabeza, fiebre, vómitos y nubosidad mental) son similares a los de la meningitis aguda.

En general llevar una vida saludable y lavarse las manos con frecuencia pueden evitar que la meningitis se contagie, además de cocinar muy bien los alimentos y acudir a un plan de vacunación para evitar el desarrollo de esta y otras afecciones del organismo.

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