Mirko de Bulgaria, un atractivo príncipe en la nueva generación de 'royals'
Por sus venas corre sangre azul, pero la vida de Mirko de Bulgariano transcurre en un palacio, sino en los pasillos de un hospital madrileño. A sus 29 años, el hijo mayor del príncipe Kubrat y Carla Royo-Villanova, es un apuesto príncipe de su tiempo. Decidió seguir la estela de su padre, estudiando Medicina en la Universidad de Navarra -ahora cursa el MIR de Cirugía general y del aparato digestivo en el hospital Clínico San Carlos-; y lleva su condición 'real' con la "humildad" que le han inculcado sus padres y que vio en su abuelo, el rey Simeón.
Decía hace unos años a un medio búlgaro que él era, junto a su padre -quien le enseñó "a trabajar sin descanso y a no dejar de cuidar a mi familia y amigos"-, su otro referente. "Siempre ha tratado de mantener un estilo de vida normal y criar a sus hijos y familia con naturalidad y discreción". Discreción que Mirko ha tomado por bandera, aunque hemos podido verle en las ocasiones importantes. La última, en la boda de su amiga Victoria López-Quesada con Enrique Moreno de la Cova.
Un príncipe enamorado
Hace tiempo que dejó de ser el 'soltero de oro' de la realeza europeo -como se le definió en algún que otro artículo-. Su corazón está ocupado por una bella joven, Marta, que también estudia Medicina para especializarse en Anestesiología y reanimación. El pasado mes de abril llegaba su presentación en sociedad, en la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo, aunque fue mucho antes -en noviembre de 2023- cuando llegaban sus primeras fotos juntos en redes sociales.
Como cualquier pareja enamorada, no faltan los planes -paseos en barca por el Retiro, conciertos y ‘escapadas’ al Pantano de San juan- y muchos viajes. De la nieve de la estación de Grandvalira -Andorra- a los desérticos paisajes de Canarias -el pasado verano-. La suya es una relación que se consolida, y sólo tiempo dirá si Marta se convertirá en una nueva princesa española en la corte búlgara.
Tradición familiar
Su padre es su modelo a seguir y siempre soñó con seguir sus pasos. El príncipe Kubrat se licenció como doctor con calificación Magna Cum Laude, en 1990, en la misma universidad en la que estudió Mirko -que completó sus estudios en Estados Unidos-. Después de especializarse en cirugía general y digestivo en el Hospital Puerta de Hierro y ejercer como cirujano colonorrectal en la Clínica Ruber Internacional de Madrid, comenzó su trayectoria como jefe de la Unidad de Coloproctología en el Hospital San Camilo de Madrid. Allí ocupa actualmente el cargo de director asistencial y es miembro de su equipo de dirección.
"Nos apoyamos unos a otros. Además, siempre que estamos juntos, la conversación va a temas relacionados con la Medicina", explicaba Mirko en una de las pocas entrevistas que ha concedido hasta el momento. Su hermano Lukas también continuó la tradición familiar, aunque optó por especializarse en Psiquiatría -y ahora hace Medicina de Familia en el Hospital Puerta de Hierro-.
Magia, surf, música y lectura
Aunque la Medicina es el centro de su vida, su otra gran -y no tan conocida- pasión es la magia. De pequeño, sorprendía a su familia y amigos con los trucos del mago Jorge Blass; y en la infancia, también, comenzó a surfear sus primeras olas. Aprendió en Santander, lugar de veraneo de la familia, y, de tanto en cuanto, se escapa al sur, a Cabo de Palos (Murcia), para coger la tabla.
Le encanta el deporte -el esquí es otro de sus favoritos- y la música. En su perfil de Instagram se define con una canción del cantante Nacho Vegas, y, más allá de Carlos de France y los grupos 84, Taburete o Sidecars, se declara 'fan' de su prima, Ona Mafalda. También es un lector voraz y otra de sus aficiones es el ajedrez.