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El misterioso globo, un nuevo capítulo de la persistente desconfianza y los choques entre EE.UU. y China

En esta imagen de archivo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, se dan la mano antes de una reunión durante la cumbre del G-20, el 14 de noviembre de 2022, en Bali, Indonesia. (AP Foto/Alex Brandon, archivo)
En esta imagen de archivo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, se dan la mano antes de una reunión durante la cumbre del G-20, el 14 de noviembre de 2022, en Bali, Indonesia. (AP Foto/Alex Brandon, archivo)

NUEVA YORK.- Tras años de creciente desconfianza y de tensiones acumuladas, los lazos entre Estados Unidos y China parecían encarrilarse a una leve recuperación, luego del encuentro de sus líderes en la cumbre de Bali en noviembre y por los recientes esfuerzos de Pekín para estabilizar sus relaciones con el mundo. También se creía que la visita a Pekín que iba a hacer este fin de semana el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, consolidaría esa tendencia.

Pero todo se vino abajo por culpa de un globo.

Esta semana, el avistamiento de lo que funcionarios militares estadounidenses describieron como un “globo de vigilancia de gran altitud” sobre el estado de Montana y la consecuente decisión de Blinken de cancelar su visita dejaron expuesta nuevamente la fragilidad de la relación entre dos potencias trabadas en una contienda cada vez más tensa por el dominio militar, geopolítico y tecnológico.

La noticia de la aparición del globo exacerbó la bronca entre demócratas y republicanos y le dejó poco margen de maniobra a la administración Biden, a pesar de las disculpas de China por la aeronave.

Sobre la naturaleza del aparato, ambos países dieron versiones contrapuestas. El Pentágono dijo que era utilizado para la “recolección de inteligencia”, mientras que China dijo que era un artefacto civil utilizado para la investigación científica que se había desviado de su ruta.

A última hora del viernes, Wang Yi, máximo funcionario de la política exterior china, le dijo a Biden en una conversación telefónica que “China es un país responsable y siempre respetó estrictamente el derecho internacional”, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de China en su página web.

El breve resumen de su conversación no menciona el globo ni la cancelación del viaje de Blinken, pero sugiere que el gobierno de Pekín cree que la administración Biden exagera la magnitud del episodio.

Si bien no había indicadores de que el globo representase una amenaza seria para Estados Unidos en materia militar o de inteligencia, la mera presencia de una aeronave surcando los cielos de Estados Unidos continental sumó un nuevo factor de volatilidad a una relación central para los desafíos globales más acuciantes, como mantener la paz en el Estrecho de Taiwán, reconstruir las economías después de la pandemia y combatir el cambio climático.

“Es una pequeña acción con grandes consecuencias”, dice Rorry Daniels, directora general del Instituto Asia Society Policy, con sede en Nueva York. “Es alucinante ver la historia de las relaciones entre China y Estados Unidos y las diferentes fases que atravesó hasta terminar así”.

El secretario de Estado de EEUU Antony Blinken canceló su visita a China
El secretario de Estado de EEUU Antony Blinken canceló su visita a China

Por el enfriamiento de las relaciones en los últimos años, a ambos gobiernos cada vez les cuesta más calcular las intenciones del otro ante cada nueva crisis diplomática, agrega Daniels.

En los meses previos al episodio del globo, la diplomacia china había moderado su retórica habitualmente corrosiva respecto a Washington. Uno de esos momentos claves tuvo lugar el mes pasado, cuando el entrante ministro de relaciones exteriores chino, Qin Gang, que dejaba su puesto como embajador en Estados Unidos, llamó a construir “un entendimiento y afinidad mutuos entre ambos pueblos”.

China ha estado intentando reducir las tensiones exteriores para concentrar su energía en recomponer su economía y salir de su aislamiento pandémico. Liu He, viceprimer ministro del país, asistió el mes pasado al Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, para atraer inversiones extranjeras y dejar en claro que China había vuelto a levantar la persiana.

“La línea general de los mensajes diplomáticos de China hacia Estados Unidos ha sido tendiente a reducir las tensiones”, dice Ryan Hass, miembro de la Brookings Institution y exdirector para China del Consejo de Seguridad Nacional.

“Pero el incidente del globo espía no se condice con ese discurso general”, agrega Hass. “Y eso plantea interrogantes sobre la coordinación dentro del sistema de seguridad chino”.

Hass dice que el líder chino, Xi Jinping, no puede darse el lujo de que las relaciones entre su país y Estados Unidos se sigan deteriorando. Para la elite de su país, Xi tiene que ocuparse de pilotear esas relaciones. Bajo su gobierno, Washington castigó a grandes empresas de telecomunicaciones chinas como Huawei, impuso prohibiciones a la exportación de tecnología de semiconductores y reforzó las relaciones militares en Asia, como la expansión del acceso estadounidense a las bases militares en Filipinas.

La polémica visita de Nancy Pelosi a Taiwán. Aquí junto a la presidenta Tsai Ing-wen
La polémica visita de Nancy Pelosi a Taiwán. Aquí junto a la presidenta Tsai Ing-wen

Y este año las tensiones podrían escalar. En la Cámara de Representantes estadounidense hay una nueva comisión para investigar los problemas estratégicos que plantea China. Y si el nuevo presidente de la Cámara, el republicano Kevin McCarthy, cumple con sus planes de visita Taiwán, podría fogonear las mismas tensiones que el año pasado llevaron a China a responder con prácticamente un bloqueo militar sobre Taiwán tras la visita a la isla de la expresidenta de la Cámara la demócrata Nancy Pelosi.

De todos modos, la respuesta de China ante la aparición del globo demuestra que el país adoptó un tono más medido desde el año pasado. Si hubiera seguido con su discurso beligerante del pasado -la diplomacia “del lobo guerrero”-, jamás se habría disculpado por el incidente del globo. Pero al contrario, el hecho de que China haya reconocido que el artefacto es suyo, y su compromiso a seguir comunicándose con Estados Unidos, sugieren un deseo de avanzar con los planes para una visita de Blinken.

“Hay que reconocer que China admitió la existencia del globo”, dice Shen Dingli, una académica en relaciones internacionales radicada en Shangái, que estudia las relaciones China-Estados Unidos.

Otros expertos tienen una opinión diferente: China podría haber querido que la aeronave fuera descubierta para volver a ganar la iniciativa y evaluar la determinación de Washington, puesta a prueba por Pekín. El mensaje que envía el globo es que China tiene la capacidad de espiar en territorio estadounidense del mismo modo que muchos chinos presumen que Estados Unidos lo hace en China, o al menos en su periferia, con aviones espías, satélites y patrullas navales.

“China quiere demostrar que no es inferior a Estados Unidos, que opera desde una posición de fortaleza”, dice Benjamin Ho, coordinador del programa China en la Escuela Internacional S. Rajaratnam, en Singapur. “Le está demostrando a Estados Unidos que puede hacerle lo mismo que le están haciendo a su país desde hace mucho tiempo.”

Ho agrega que la noticia del globo podría ayudar a Xi a sumar puntos entre los nacionalistas de su país. Otros opinan que la exageración sobre el incidente en Estados Unidos es culpa del actual crecimiento de las posturas de línea dura contra China.

“Era un buen momento para que China y Estados Unidos mejoren sus relaciones, pero este incidente lo opacó”, dice Zhao Minghao, profesor en el Instituto de Estudios Internacionales en la Universidad de Fudan. “La nueva composición del Congreso norteamericano se está afilando los dientes frente a China”.

David Pierson

The New York Times

(Traducción de Jaime Arrambide)