Vuelve ‘The Good Fight’, la mejor serie que no estás viendo

Seré directo: tienes que ver The Good Fight. No, no es una nueva serie, de hecho ya va por su quinto año y es un spin-off de otra serie que estuvo en antena siete temporadas. ¿Que te da pereza empezarla a estas alturas? Lo entiendo, pero por favor, que eso no te impida darle una oportunidad, porque bien la merece. A veces lo más difícil es ponerse, pero una vez lo haces, no hay vuelta atrás.

Y ese es su poder. Un fuerte y extraño magnetismo que la convierte en una de las series más originales, valientes e impredecibles de la televisión actual, todo un viaje que merece la pena experimentar. Sencillamente no hay nada como The Good Fight en emisión, y ya estás tardando en adentrarte en su excéntrico, genial y absolutamente demencial universo. Te doy mi garantía de satisfacción.

Cartel de la quinta temporada de 'The Good Fight' (cortesía de Movistar+)
Cartel de la quinta temporada de 'The Good Fight' (cortesía de Movistar+)

The Good Fight es el spin-off de uno de los dramas legales más aclamados de la televisión estadounidense, The Good Wife. Aunque a simple vista pareciera una serie de abogados al uso, The Good Wife pronto demostró ser algo mucho más especial que eso, convirtiéndose en una de las últimas grandes series de la televisión en abierto en los años en los que el streaming se empezaba a imponer como primera opción para las series de prestigio. Cualquiera que haya visto The Good Wife estará de acuerdo conmigo en que va mucho más allá de la típica serie de casos semanales para convertirse con el tiempo en algo completamente apasionante y adictivo, haciendo gala de los guiones más inteligentes de la televisión y los personajes más inolvidables.

Cuando la serie llegó a su fin en 2016, nos quedamos con la sensación de que había más historias que contar de los miembros del mejor bufete de abogados de Chicago. Afortunadamente, sus creadores, el matrimonio Robert y Michelle King, tenían un plan para continuar sin su protagonista, Julianna Margulies, que interpretó a Alicia Florrick durante siete años: un spin-off centrado en Diane Lockhart, uno de los personajes favoritos de la audiencia y sin duda el más importante junto a Alicia. Así nacía The Good Fight, nuevo comienzo para Diane en el que la elegantísima y carismática abogada interpretada por Christine Baranski se rodeaba de un nuevo equipo, con caras nuevas (Rose Leslie, Delroy Lindo, Audra McDonald), y viejos conocidos de la serie matriz (Cush Jumbo, Sarah Steele) para enfrentarse a los casos legales más retorcidos, complejos y en muchos casos totalmente disparatados.

La diferencia entre The Good Wife y The Good Fight venía marcada por su plataforma de emisión. Al contrario que la serie original, que se emitía en abierto a través de la cadena CBS, el spin-off fue lanzado en el servicio de streaming de pago CBS All Access -este año rebautizado como Paramount+. Su ubicación en el mundo del streaming permitía a sus creadores mayor libertad y por consiguiente, menos censura, oportunidad que aprovecharon (a base de bien) para elevar las cotas de provocación y explorar temas delicados sin cortapisas.

The Good Fight no tardó en distanciarse de su serie madre para convertirse en una feroz e irreverente sátira política que no deja títere con cabeza, expandiendo su foco de interés más allá de los juzgados para lanzar mil y un dardos envenenados al gobierno de Trump, principal villano de la serie. Durante el mandato del 45º presidente de los Estados Unidos, The Good Fight se dedicó a mezclar realidad y ficción incluyendo a Trump en sus tramas para satirizarlo sin límites. Y cuando digo “sin límites”, no exagero. Llegaron a introducir uno de los rumores más locos alrededor del presidente, su supuesto vídeo de lluvia dorada con prostitutas en un hotel ruso, e incluso Melania (interpretada por Gina Gershon - Showgirls) formó parte de una trama en la que la Primera Dama contactaba con el bufete de Diane para gestionar su divorcio del presidente.

Diría que es incompresible que, conociéndolo a él y su obsesión con cómo lo representan los medios, Trump no haya cargado contra la serie en todo este tiempo, de no ser porque injustamente, las provocaciones de The Good Fight suelen pasar más bien desapercibidas fuera de los círculos seriéfilos, donde la reivindicamos y aplaudimos como una de las series más arriesgadas y fascinantes del momento. En otras palabras, si Trump no le hizo mucho caso es porque no la vio como una verdadera amenaza, a pesar de que es probablemente el programa que más le ha atacado, muy por encima de su odiado Saturday Night Live.

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The Good Fight es simplemente la serie que mejor refleja la actualidad sociopolítica y cultural en Estados Unidos. Además de retratar la eterna lucha de conservadores y liberales (en la que los segundos también se llevan su parte, todo hay que decirlo), la serie aborda otros temas importantes como el racismo -uno de sus motores principales al ambientarse en un bufete afroamericano-, el auge de la extrema derecha y el resurgir del fascismo, la libertad de expresión, el #MeToo o el ecosistema laboral. Todo siempre pegada a la última hora, como su serie madre, sacando tramas directamente de los titulares y en algunos casos incluso adelantándose a ellos. Y sobre todo, sin pelos en la lengua, combativa e incendiaria, explorando los límites de la corrección política para generar debate, ponernos a prueba y cuestionar el mundo.

Para quien se lo esté preguntando, no es imprescindible ver las siete temporadas de The Good Wife para disfrutar el spin-off, aunque hacerlo añade el aliciente extra de disfrutar de los guiños y los regresos de personajes conocidos. Como sé que ver de pronto una serie de 156 capítulos de 45 minutos supone un esfuerzo considerable y aunque The Good Fight siempre estará en mis recomendaciones fijas, yo animo a ver The Good Fight directamente. Y es que es una pena que, siendo una de las series más imprescindibles del panorama actual, tanta gente se la esté perdiendo por pensar que no será accesible para ellos.

The Good Fight es una serie en constante evolución. Ya sea por los cambios en el reparto -son varios los actores que la han ido dejando a lo largo de sus cinco temporadas- o por el devenir de la realidad, en la que, como decía, los guionistas se apoyan fuertemente para crear sus historias. Esto puede hacer que en ocasiones dé pasos en falso o se le vaya un poco de las manos, pero casi siempre consigue mantenerse como una de las ficciones más estimulantes e impactantes de la pantalla.

Después de ver su cuarta temporada acortada por la pandemia, The Good Fight regresó a Movistar+ el 25 de junio, dispuesta a recuperar el tiempo. La serie perdió momentáneamente el rumbo en la tercera temporada, en la que comprobamos gracias al excesivo personaje de Michael Sheen que sí es posible llevar las cosas demasiado lejos, pero lo retomó al año siguiente, volviendo a la forma aunque fuera con una tanda reducida de episodios. Ahora, sus fans estamos deseando reencontrarnos con Diane y el resto de pintorescos y divertidos trabajadores de Reddick, Boseman & Lockhart después de todo este tiempo, sobre todo para ver cómo se enfrentan a la vida post-Trump y reflejan los acontecimientos que hemos vivido en el ajetreado último año y medio.

Esta nueva temporada cuenta además con la incorporación del gran Mandy Patinkin (La princesa prometida, Homeland), que se une a la familia como estrella invitada interpretando a Hal Wackner, un ciudadano de Chicago que planteará algunos problemas al bufete de Diane y Liz cuando abre un improvisado tribunal populista. Un motivo más para engancharse a la serie.

A pesar de ser catalogada como drama, The Good Fight es en realidad una de las comedias más divertidas e inspiradas de la televisión. Con su exquisito y a menudo surrealista sentido del humor, su domino absoluto de los personajes y su maestría a la hora de explorar los absurdos y las contradicciones de la complicada realidad que vivimos actualmente, The Good Fight no tiene ni un solo minuto de desperdicio, incluso cuando se le va demasiado la olla. Por mi parte, seguiré recomendándola a cualquiera que esté dispuesto a escucharme. Tengo clarísimo que, si estuviera en otra plataforma, todo el mundo estaría hablando de ella. Y no es para menos, The Good Fight no deja indiferente a quien la ve. Te está provocando y lo mejor que puedes hacer es caer en sus redes.

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