Murió Julio Ordano, destacado director, actor y docente teatral

El prestigioso actor, director y docente de teatro Julio Ordano murió este lunes a los 77 años
Télam

“Para ser artista hay que ser muy maleducado y no estar en buenas relaciones con la sociedad”, afirmaba el actor, director, dramaturgo y docente Julio Ordano quien murió en Buenos Aires a los 77 años por causas de una neumonía doble. Y esa frase marcó su camino. Una historia que siempre lo mostró como un creador inquieto, apasionado.

Este destacado profesional que desarrolló una importante carrera en salas oficiales, comerciales y alternativas comenzó a formarse en los años 60. Por entonces intentó ingresar al Instituto de Teatro de la Universidad de Buenos Aires que dirigía Oscar Fessler, pero no logró pasar la prueba de admisión. El pequeño fracaso no le hizo perder el interés por la actuación y dio sus primeros pasos sobre un escenario en la Fundación Ateneo de la Juventud. Continuó su formación con Agustín Alezzo. En 1974 formó parte del Grupo de Repertorio y se asoció al taller de actuación de Hedy Crilla, del que posteriormente fue su director.

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La docencia, la actuación y la dirección corrieron en paralelo durante su amplia carrera. En el primer campo puede destacarse que fue docente de actuación, regente de estudios y luego rector de la Escuela Nacional de Arte Dramático, durante los años 70.

También en varios momentos tomó contacto con la dramaturgia, produciendo textos como El petiso orejudo, Eran tres alpinos, OW (sobre la vida de Oscar Wilde), entre otros. Refiriéndose a sus obras, el creador explicaba que le interesaban los personajes condicionados por la sociedad y por ellos mismos, de ahí que en general optara por exponer conductas de seres marginados.

Julio Ordano formó parte de la comisión directiva de Teatro Abierto. En 1981 dirigió, dentro del ciclo, Coronación, de Roberto Perinelli; en 1982, País cerrado, de Estela Dos Santos y, en 1983, El pino de papá, de Julio Mauricio.

El prestigioso actor, director y docente de teatro Julio Ordano murió este lunes a los 77 años
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El prestigioso actor, director y docente de teatro Julio Ordano murió este lunes a los 77 años (Télam/)

Analizando buena parte de las producciones en las que participó, como director o actor, puede observarse un particular interés por integrarse a procesos creativos ligados a autores nacionales: Cosméticos, Mate amargo y Bar grill, todas de Bernardo Carey; Juegos a la hora de la siesta y El dragón de fuego, de Roma Mahieu; Los siete locos, de Roberto Arlt (versión de Omar Aita); Emperrada y Noche de perros, de Adriana Tursi; Camellos, de Luis Sáez; Argumento para una novela corta, de Enrique Papatino; Contemplo la nieve que cae blandamente, de Alberto Drago y La bámbola, de María Rosa Pfeiffer y Patricia Suárez, entre otras.

Durante casi dos décadas, Julio Ordano compartió muchos proyectos con el director Enrique Dacal. Como intérprete participó de Cartas a Stalin, El chico de la última fila, Los yugoeslavos y Reikiavic, todas obras del español Juan Mayorga. También integró los elencos de Lovely Revolution, de Enrique Papatino; La piel o la vía alterna del complemento, de Alejandro Finzi y Procedimiento para inhibir la voluntad de los individuos, de Francisco Enrique.

En el teatro comercial, entre otros proyectos, se destacó dirigiendo a Gerardo Romano en los unipersonales Sexo, droga y rock’n roll (1993), A corazón abierto (1996) y Padre nuestro (2004).

Su paso por los escenarios oficiales da cuenta de las direcciones de textos como Los mirasoles, de Julio Sánchez Gardel (Teatro Nacional Cervantes, 1979) y La venganza de don Mendo, de Pedro Muñoz Seca (Presidente Alvear, 1983). En el Cervantes además formó parte del elenco de Tenesy, de Jorge Leyes (1998).

En varias oportunidades algunas de sus producciones se presentaron en gira en Puerto Rico, España y Suecia. Entre los años 2003 y 2006 fue invitado por la Academia Nacional Silvio D’Amico de Roma a dictar seminarios y presentar espectáculos.

Obtuvo los premios Molière y Talía y recibió nominaciones en los premios ACE, Estrella de Mar, Florencio Sánchez y María Guerrero. La escena porteña pierde a un activo teatrista que anualmente estaba presente en alguna sala demostrando su capacidad actoral o de director.