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Nace el primer museo dedicado a la comida 'asquerosa'

Que la comida es un arte no lo duda nadie. Por eso, hay museos dedicados al chocolate -en Barcelona y Astorga, sin ir más lejos- y este próximo mes de octubre está previsto que abra uno dedicado a la pizza en Nueva York. No nos extraña: ambas son comidas deliciosas. Lo que tiene guasa es que abra uno dedicado a las comidas “asquerosas”, así, tal cual. El Disguting Food Museum abrirá próximamente en la ciudad sueca de Malmoe y tiene claro que lo repulsivo también tiene tirón. Es el reverso tenebroso de las recetas cuquis de Instagram y un desafío al concepto ‘foodie’.

El pene de toro en todo su esplendor.
El pene de toro en todo su esplendor.

Los interesados en acudir a semejante lugar tendrán del 29 de octubre al 27 de enero de 2019 para hacerlo y se van a encontrar con una selección de las comidas con menos aceptación popular del mundo. O no. “Lo que es delicioso para una persona puede ser repugnante para otra. Este museo invita a los visitantes a explorar el mundo de la comida y desafiar sus nociones de qué es y qué no es comestible”, explican desde el museo.

La exposición cuenta con 80 de los alimentos más repugnantes del mundo para disfrutarlos en todo su repulsivo esplendor. “¿Te atreves a oler el queso más apestoso del mundo? ¿O degustar dulces hechos con productos químicos de limpieza de metales?”, preguntan los responsables del proyecto, seguros del éxito de la iniciativa.

Cabezas de conejo picantes. Casi nada.
Cabezas de conejo picantes. Casi nada.

A estas alturas de la película, quizá estéis salivando pensando ya en las delicias que os esperan allí. Pues bien, hay comidas chungas de todo el globo. Entre lo que los visitantes podrán encontrarse está el cuy, un conejillo de indias del Perú que se come asado o el surstömming, un arenque fermentado de Suecia que posee un olor (y sabor, claro) indescriptible.

El desfile de horrores continúa con más delicatessen como el casu marzu, un queso infestado de larvas que proviene de Cerdeña y que se llega a comer con gafas para evitar que, al saltar, los gusanos puedan meterse en los ojos (nos ha costado escribir este párrafo). Ojo también al hákarl, un pariente del tiburón que se sirve casi fermentado en Islandia o el durian, una fruta procedente de Tailandia y que está considerada como la más apestosa del mundo. 18 euros es el precio de la entrada para adultos. Los niños que se atrevan entran gratis.

Un huevo fermentado chino.
Un huevo fermentado chino.

Para acabar de redondear la experiencia, solo un dato más: la exposición se ubica en un centro cultural que era antiguamente un matadero (la guinda al pastel) y que contará con un restaurante aunque este, según advierten, no será asqueroso sino de los normales. Toda una oportunidad perdida, teniendo en cuenta que se podrían servir platos con pene de toro procedente de China o leche de yegua fermentada, toda una delicia gourmet muy apreciada en Kirguizistán. No obstante, para los interesados hay una experiencia por 300 coronas suecas (unos 29 euros) que incluye una pequeña degustación. Puaj.