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¿De dónde surge esa ansia por comer tanto en Navidad?

Las celebraciones navideñas vienen acompañadas siempre de copiosas y opíparas comidas y cenas. Lo que implica una ingesta de energía muy por encima de nuestras necesidades y, en ocasiones, un incremento de dolencias digestivas. Te contamos cómo disfrutar del menú navideño sin excesos ni indigestiones

Los tradicionales dulces navideños (tronco de Navidad, turrón, mazapán, mantecados y polvorones) deben consumirse de forma moderada.(Foto: Getty)
Los tradicionales dulces navideños (tronco de Navidad, turrón, mazapán, mantecados y polvorones) deben consumirse de forma moderada.(Foto: Getty)

Las fiestas navideñas están cargadas de encuentros y comidas con familiares y amigos. La que se supone que debería ser una época de tranquilidad acaba convirtiéndose, para muchos, en un estrés continuo por ser el perfecto anfitrión, atender las múltiples citas convocadas, y lograr mantener la línea entre menús de lo más variados y abundantes.

Sin duda, la Navidad es una etapa maravillosa y mágica para muchas personas pero también se caracteriza por un aumento notable del estrés diario y esto genera una ansiedad que nos lleva a comer de todo y a todas horas. Un maratón gastronómico que llega a durar más de quince días y que es preciso controlar por el bien de nuestra salud.

De hecho, en Navidad las urgencias hospitalarias aumentan entre un 20 y 25 por ciento, según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), debido a los empachos y atracones que terminan ocasionando trastornos digestivos como esofagitis por reflujo o gastritis aguda. Asimismo los expertos apuntan a que la confluencia de las comidas grasas y el exceso de alcohol en personas sanas de mediana edad provocan indigestiones al 20 por ciento de los españoles.

La típica mesa española
El marisco y embutido no pueden faltar en una típica mesa española. Unos entrantes bastantes contundentes que nos hacen llegar llenos al platos principal. (Foto: Getty)

Sin embargo, como cuenta Carolina Muro, nutricionista de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) y RRII en Nestlé: “comer bien y equilibradamente es un placer al que no hay que renunciar nunca, tampoco en Navidad”.

Por qué nos da por comer

Ángel Soriano y Carolina González, dietistas-nutricionistas y miembros de Doctoralia, coinciden en que el ansia por comer en las celebraciones navideñas tiene en gran parte una causa social, ya que la ilusión y el entusiasmo por reunir a la familia y a los amigos implica que se quiera compartir un momento de abundancia basado en el placer, lo que se convierte en un exceso en el consumo de comida y bebida.

Además, “es propio de este período consumir menús más variados y alimentos con más calorías, como polvorones, mantecados, asados, patés, quesos y productos tradicionales”, señala González.

Para Ángel Soriano, los dulces juegan un papel clave: “el consumo continuo de dulces provoca alteraciones en los niveles de azúcar del organismo que inevitablemente nos llevarán a tener sensación de hambre una y otra vez”.

Es frecuente que en esta época del año se ganen 1kg o 2 kg y en los casos más excesivos, entre 3 kg y 5 kg, por eso los especialistas recalcan la importancia de cuidar los hábitos alimentarios durante los días no festivos del mes.

Para contrarrestar esta situación, disfrutar del menú navideño sin excesos, y afrontar la etapa navideña sin sacrificar la línea y, lo más importante, la salud, los profesionales han elaborado un decálogo de recomendaciones:

  1. Asegúrate de añadir vegetales en cualquier comida, especialmente en las más densas, ya que nos ayudarán a saciarnos con menos calorías. Por ejemplo, brochetas de cherry con albahaca y perlas de mozzarella o una ensalada de canónigos, tomate, aguacate y salmón ahumado. La clave está en sorprender a la familia con algo diferente y ligero.

  2. Ofrece postres que faciliten la digestión y que incluyan fruta, evitando así azúcares añadidos o harinas refinadas. Puede ser un sorbete de piña fresca y papaya, o fresas con chocolate negro.

  3. Prioriza el uso del aceite para cocinar –antes que la mantequilla- y en poca cantidad.

  4. Limita el alcohol lo máximo posible a días festivos. Incluye un vaso de agua entre copa y copa de vino.

  5. Sírvete en tu propio plato. Es una manera de controlar tu ingesta, ¡así que evita picar de una fuente!

  6. Masticar despacio: Comer rápido hace que no que no percibamos que nuestro estómago se está llenando e ingerimos mayor cantidad de comida que si masticásemos despacio disfrutando de lo que comemos. Un truco para ello es soltar los cubiertos entre bocado y bocado. También se recomienda evitar todas las actividades que supongan tragar aire, como fumar omasticar chicle.

  7. Lleva una alimentación ligera los días no festivos. “Entre los días de celebración, apunta Muro, conviene optar por alimentos ligeros o jugosos que no requieran una cocción prolongada para su elaboración, y reduce el consumo de alimentos grasos. Por ejemplo, intenta evitar los muy salados o en escabeche y limitar las salsas muy grasas elaboradas con yemas, exceso de aceite, nata, queso… Incluye cremas de verduras, sopas y ensaladas”. No olvides tomar también 3 piezas de fruta diarias.

  8. Sal con la familia a pasear por los mercados navideños, especialmente después de una comida copiosa, y evita unir el almuerzo, el postre y la merienda. Quedarse tirado en el sofá después de una gran comilona entorpece el proceso de la digestión, es mejor activarse y pasar un rato bailando, o practicando alguna actividad al aire libre.

  9. Si vas a tener una comida importante, como la de Nochebuena, la de Navidad, o la de Nochevieja, procura hacer ejercicio por la mañana en ese día.

  10. Cuando te tomes un capricho, sé consciente del momento y concéntrate en disfrutarlo.

Además, Muro aconseja moderar el tamaño de las raciones servidas e introducir alimentos depurativos como parte del menú, ya que estimulan el funcionamiento del hígado, riñones e intestino, aliviando las molestias que acompañan a los excesos.

También recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras para ayudar a depurar el organismo; “mejor tomarlas con piel y bien lavadas”. Además de facilitar la digestión, aportan fibra que ayuda a la evacuación intestinal.

Y recuerda, si has cenado mucho, no te acuestes hasta transcurridas dos horas después para evitar problemas de reflujo.

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