Netflix: Nadie sabe que estoy aquí, una austera historia de dolor y redención

Nadie sabe que estoy aquí (Chile/2020). Director: Gaspar Antillo. Guion: Gaspar Antillo, Josefina Fernández, Enrique Videla. Fotografía: Sergio Armstrong. Dirección de arte: Estefanía Larrain. Elenco: Jorge García, Luis Gnecco, Millaray Lobos, Alejandro Goic, Gastón Pauls. Disponible en Netflix. Calificación: buena.

El primer largometraje original producido en Chile por Netflix rinde tributo del principio al fin a un modelo que se impuso en el cine independiente de Estados Unidos. Historias que transcurren en lugares lejanos, con personajes que deciden voluntariamente aislarse del mundo y tomar distancia de situaciones traumáticas, con climas que se ponen deliberadamente al servicio de esas situaciones y con escenas que demoran también de manera intencionada la exposición de los motivos que llevan a esos personajes a instalarse allí, así como exponen todo lo que puede llegar a ocurrir para que eso pueda cambiar. De ese modo se abre un camino posible para la redención.

El escenario de esta historia es Llanquihue, una lejana y tranquila región del sur de Chile privilegiada por una geografía pródiga en lagos y montañas. Allí, lejos de sus semejantes, trabajando junto a su tío de manera casi artesanal en una curtiembre de lana de ovejas, Memo vive casi en completo silencio el dolor de un episodio no superado de su niñez. Gracias a su privilegiada voz había conseguido una prueba en TV, pero su padre terminó convencido por un productor de que al chico no lo iba a ayudar su aspecto físico para abrirse camino en el mundo del entretenimiento. Entonces aceptó "venderle" la voz a a esa maquinaria y ella se encargaría de "colocarla" en otro cuerpo, más estilizado y en apariencia más atractivo para el público.

Memo parece haber vivido esa instancia como una experiencia de bullying extremo que lo marcó a tal punto que casi no dice palabra. Cuando al fin se lo escucha habla con un acento tan enigmático como su origen. Y la reconciliación con el mundo se hace difícil por más que una joven pobladora trata de acercarse a él y entender lo que le pasa. Todo transcurre entre silencios, reproches, algunos pocos momentos de calma y una serie de flashbacks que, con parsimonia, nos ayudan a reconstruir la historia del protagonista e imaginar cómo podría llegar a reconciliarse con el mundo.

La película, como se dijo, hace demasiadas concesiones a una fórmula que de tan usada garantiza un camino seguro,pero a la vez se asoma a una historia incómoda y expuesta a cualquier inmediato desborde con mucha delicadeza. La austera interpretación de Jorge García (el Hurley de la serie Lost) se suma a ese objetivo y contribuye a que el relato llegue con naturalidad y sin énfasis a sus momentos más fuertes. Dentro de un elenco que rinde a gran altura y en el que se vuelve a lucir el siempre magnífico Luis Gnecco, aparece al final y en un papel decisivo nuestro compatriota Gastón Pauls.