Netflix: La vieja guardia, la primera aventura de la inmortal Charlize Theron

La vieja guardia (The Old Guard, EE.UU. / 2020). Dirección: Gina Prince-Bythewood. Guión: Greg Rucka. Fotografía: Barry Ackroyd, Tami Reiker. Elenco: Charlize Theron, KiKi Layne, Matthias Schoenaerts, Luca Marinelli. Duración: 118 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.

Ya no quedan dudas de que Charlize Theron es una verdadera estrella del cine de acción. Su trabajo como Furiosa en Mad Max: Furia en el camino quedará en la historia del cine como una actuación excelente en una gran película, mientras que su paso por la franquicia de Rápido y furioso demostró su capacidad de brillar aun en películas cuyo fuerte no son el desarrollo de los personajes ni las interpretaciones.

Theron no solo cumple con lo que esta historia sobre un grupo de guerreros inmortales requiere, sino que eleva a La vieja guardia con su talento para encarnar a Andrómaca de Escitia, o Andy, como se hace llamar en el siglo XXI. Componer a una especie de súper heroína de coraza dura, que va develando su profunda humanidad de a poco, es una misión perfecta para la actriz.

La película dirigida por Gina Prince-Bythewood y adaptada del cómic homónimo por uno de sus autores, Greg Rucka -otro de ellos es el dibujante argentino Leandro Fernández -, está poblada de pausas en medio de la acción destinadas a darles mayor dimensión a los personajes. Lo que distingue a La vieja guardia de otras películas del género es que los personajes no son excusas para la acción, sino lo contrario. Las escenas y diálogos dedicados a reflexionar sobre la inmortalidad, las responsabilidades e inevitables dolores que provoca ese don de origen impreciso en este grupo de personas, le da una bienvenida singularidad al film. Matthias Schoenaerts, Kiki Lane, Luca Marinelli y Marwan Kenzari contribuyen con su talento y belleza, formando el equipo ideal para acompañar a Theron.

Esta construcción tan atractiva de la película en torno a sus personajes sufre con un tono general que no termina de cerrar. El carácter extraordinario de estos personajes ubicados en un contexto realista se beneficiaría de cierta ligereza en el tono que la película solo se permite por momentos, como en una de las primeras escenas del film, cuando la cata de un baklava ilustra de forma breve y encantadora la riqueza de la larga existencia de Andy.

Algunos diálogos artificiosos y cercanos al cliché se sienten como lomos de burro en el asfalto suave por el que se desliza el film en otros aspectos; algo parecido a lo que sucede con una extraña decisión de musicalizar escenas de acción con temas pop, como si se tratara del trailer para vender la película. El villano también desencaja al espectador en cada una de sus apariciones en pantalla, con su caricaturesca mezcla de malo de Bond y rasgos de Mark Zuckerberg. Estas cuestiones podrían mejorar en las inevitables próximas entregas de esta nueva franquicia.