La pandemia llevó al niño de 'La vida es bella' a una labor muy diferente al cine

Con tan solo cuatro años, Giorgio Cantarini debutó en la gran pantalla con La vida es bella, el recordado clásico italiano de Roberto Benigni que llegó a los cines en 1997. La popularidad y reconocimiento en premios de este título lo llevó a dar el salto a Hollywood con Gladiator de Ridley Scott, donde interpretó al hijo asesinado de Máximus, el personaje de Russell Crowe. Sin embargo, tras estos dos trabajos su carrera no despegó y estuvimos años sin verle en proyectos de altura.

En entrevistas, como la concedida al medio italiano Il Messaggero, contó que en estos años se planteó dejar de lado el cine e intentar desarrollar una carrera profesional en el fútbol, otra de sus grandes pasiones. Pero el cariño que tenía por el trabajo actoral le llevó finalmente a formarse en el Centro de Cinematografía Experimental de Roma, puesto que buscaba perfeccionar sus habilidades para expandir su trayectoria. “Hasta los 18 años quería ser futbolista. Luego poco a poco me di cuenta que me gustaba estar en el set y que esa era mi vida”, admitía Cantarini.

No obstante, en 2020, ante la crisis que atravesó el sector cultural a causa del COVID-19, dio un nuevo rumbo a su vida y se centró en labores humanitarias para tratar de paliar la pandemia. Junto a su hermano, y de cara a solidarizarse con miembros de su familia que trabajaban dentro del sector sanitario, se convirtió en rastreador de casos de COVID-19 para el sistema de salud italiano, un trabajo que desempeñó en lo peores momentos de la pandemia en 2020 y 2021.

“Es sólo un trabajo temporal. Pero en este período todos tenemos que arremangarnos para poder ganar algo y yo también. Además - explica Giorgio - de esta manera también siento que puedo hacer algo útil para los demás. Sí, estoy contento con ello: intentaré echar una mano y hacerlo lo mejor que pueda”, afirmaba para el medio italiano. Y es que, en la actualidad, a sus 30 años, continúa intentando hacerse un hueco en lo más alto de la industria del cine y obtener la reputación que ya tuvo en su día con La vida es bella.

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