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No compartas tu cepillo de dientes o la maquinilla de afeitar, aunque le comas la boca

No te animo a ser egoísta; este consejo puede salvarte la vida

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Usa los dedos o haz gárgaras con el colutorio pero nunca uses el cepillo de otra persona; ni siquiera el de tu novio o el de tus hijos. (Foto: Getty Images)

Hay gestos y costumbres que aunque parezcan normales e inocuas, podrían hacernos mucho daño. En serio, podrías contraer enfermedades muy graves debido al uso de instrumentos de supuesto uso personal.

Por ejemplo, echar mano de la maquinilla de tu novio, tu padre o del ligue de turno para darte una pasadita sin importancia, usar su cepillo de dientes porque te olvidaste el tuyo o sucumbir a las ganas de hacerlo sin protección son algunas de ellas.

Y eso que a estas alturas todos sabemos que el preservativo nos protege de muchas infecciones que se transmiten por vía sexual (ponerlo en práctica ya depende de cada uno).

El caso es que hay muchas personas (15 millones en Europa) que viven con infección crónica por el virus de la hepatitis C pero, como no presentan ningún síntoma, desconocen su condición.

Sin embargo, pocos saben que se trata de una infección mortal ya que cuando se prolonga en el tiempo (20-30 años) puede ocasionar problemas de salud como afectación e insuficiencia hepática, cirrosis, cáncer de hígado e incluso la muerte.

De hecho, unas 700.000 personas mueren al año por enfermedades hepáticas causadas por el virus de la hepatitis C1.

En un día como hoy, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que los tratamientos antivirales pueden curar la infección aproximadamente en el 90 por ciento de los casos, reduciendo así las posibilidades de que estos pacientes desarrollen complicaciones.

La OMS ha puesto el acento este año en el reto de lograr la eliminación de la enfermedad de aquí al año 2030, para lo que ha promovido el hashtag #NOhep en las redes sociales que pretende servir de altavoz para este objetivo cada día más cercano, pero no logrado todavía.

Un cortauñas infectado también puede ser un medio de contagio. (Foto: Getty images)

Con el lema de este año “Conozcan las hepatitis y actúen ya”, la OMS anima a informarse sobre la infección y tomar medidas para saber si se ha contraído el virus mediante la realización de pruebas y, en caso afirmativo, buscar tratamiento para reducir las muertes evitables por estas infecciones prevenibles y tratables.

Las hepatitis víricas (A, B, C, D y E) son un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a millones de personas en todo el mundo, causan hepatopatías agudas y crónicas, y matan a cerca de 1,4 millones de personas al año, en su mayoría por hepatitis B y C.

La mayoría de las veces las hepatitis no producen síntomas y la enfermedad pasa inadvertida, por lo que sólo se la pude diagnosticar mediante análisis de sangre. No obstante, una persona infectada puede llegar a manifestar síntomas como cansancio, fiebre, nauseas, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, heces claras, color amarillento de piel y mucosas, entre otros.

Las más comunes, la hepatitis B y la C, afectan al hígado. Ambas son contagiosas y se transmiten a través de un virus. Además, pueden dar lugar a una enfermedad grave perdurable en el tiempo.

Las hepatitis víricas afectan a 400 millones de personas en el mundo y, dada la magnitud de la epidemia, todos estamos en riesgo. Las pruebas para detectarlas son complejas y pueden ser caras; además, la capacidad de laboratorio es reducida en muchos países.

Sin embargo, más del 90 por ciento de las personas con hepatitis C pueden curarse completamente en un plazo de 3 a 6 meses evitando la aparición de graves complicaciones, potencialmente mortales, de las hepatopatías crónicas: la cirrosis y el cáncer de hígado.

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Si las agujas no se desinfectan apropiadamente después de haber sido utilizadas en otra persona el riesgo se dispara. (Foto: Getty Images)

Por otro lado, la causa de la hepatitis B es el virus de la hepatitis B (VHB). El virus altera el funcionamiento del hígado y activa el sistema inmunitario, que produce una reacción específica para combatir el virus, con la consiguiente inflamación del hígado. Un pequeño porcentaje de personas infectadas no consiguen eliminar el virus y la infección se vuelve crónica. Esas personas corren el riesgo de morir por cirrosis hepática y cáncer de hígado.

El VHB se transmite por contacto con la sangre o los líquidos corporales de personas infectadas, esto es, del mismo modo que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Sin embargo, el VHB es unas 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH.

Las principales vías de transmisión del VHB son:

  • Perinatal (de la madre al hijo durante el parto).

  • De un niño a otro.

  • Mediante inyecciones y transfusiones contaminadas.

  • Por contacto sexual sin protección.

  • Los tatuajes y ‘piercing’, si no se respetan las medidas higiénicas adecuadas.

  • Compartir cepillos de dientes o maquinillas de afeitar ya que puede poner en contacto la sangre de una persona infectada con la de otra no infectada.

La mayoría de las infecciones registradas en todo el mundo se transmiten de la madre al hijo, de un niño a otro (especialmente en el entorno doméstico) o por reutilización de jeringuillas y agujas no esterilizadas. Antes de implantar la vacunación sistemática contra la hepatitis B, casi todos los niños de los países en desarrollo se infectaban.

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Si vas a hacerte un tatuaje asegúrate de acudir a un centro que cumpla las normas y medidas higiénicas. (Foto: Getty Images)

Mantener relaciones sexuales no suele ser una causa frecuente de contagio pero el riesgo aumenta en algunas prácticas como el sexo anal, porque se pueden producir erosiones anales, o durante la menstruación, por la presencia de sangre.

También aumenta el riesgo de contagio si la persona afectada o su pareja tienen una enfermedad de transmisión sexual concomitante: la infección por VIH aumenta el riesgo de contagio, así como la gonorrea o la infección por clamidia.

Para protegerse contra la hepatitis B existe una vacuna muy segura y eficaz,con una eficacia del 95 por ciento para evitar la infección crónica, que se viene utilizando desde 1982. La protección dura al menos 20 años y, hoy por hoy, la OMS no recomienda la administración de dosis de recuerdo.

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Practicar sexo seguro y conocer los antecedentes de tu pareja reduce las posibilidades del contagio por vía sexual. (Foto: Getty Images)

A pesar de todos estos datos y de que no exista vacuna contra la hepatitis C, no hay que alarmarse ya que es posible evitar esta enfermedad si no se participa en las conductas de riesgo, puesto que este virus no se trasmite por contacto casual.

Así que nada de volverse un paranoico escrupuloso con todo quisqui. Los abrazos y los besos están permitidos. Tampoco tienes que salir corriendo a urgencias si alguien tose o estornuda encima tuyo; y puedes compartir utensilios de comida o vasos. Nada de esto supone un peligro. ¡Ah! La leche materna tampoco.

Lo sé, parece un contrasentido. ¿Por qué puedes besarle pero no usar su cepillo de dientes? Pues según los especialistas porque hay bacterias y microorganismos que no se transmiten por un beso, pero sí al lavarse los dientes con un utensilio que no es el tuyo.

Y antes de terminar, te recuerdo cuales son las tres recomendaciones principales para no contraer enfermedades infecciosas como la hepatitis: utilizar preservativo durante las relaciones sexuales, conocer el historial sexual de nuestra pareja y evitar el consumo de drogas inyectables.

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