El olvido de Hollywood le vino de perlas a Ralph Macchio tras 'Karate Kid'
¿Qué tienen en común series de éxito como Friends, ER y una película que le valió la única nominación al Óscar a River Phoenix? Que son los proyectos que rozaron de cerca a Ralph Macchio después del éxito de la trilogía de Karate Kid. A finales de los 80 se había encumbrado como ídolo internacional, ilustraba portadas de revistas y su rostro de apariencia juvenil se antojaba como una baza ideal para Hollywood. Podía interpretar a adolescentes cuando ya había superado la mayoría de edad (por ejemplo, interpretó al protagonista karateca de 16 años con 22 primaveras), sin embargo, entre el estreno de Karate Kid III en 1989 y la llegada de Cobra Kai en 2018, prácticamente le perdimos la pista. Pasó a convertirse en el recuerdo nostálgico de una generación, en lugar de un actor disfrutando del éxito continuo.
No obstante, el olvido de Hollywood le vino de perlas porque tuvo tiempo suficiente para centrarse en otra faceta de su vida. Y me atrevería a decir que la más importante de todas.
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Si pregunto: ¿les suena haber visto a Ralph Macchio en acción durante los 30 años que pasaron entre la saga karateka y la serie de Netflix? ¿Pueden darme una respuesta rápida? Creo que no, que somos muchos los que necesitamos un buen rato para apartar las imágenes de Karate Kid, la grulla y pulir cera, y dejar espacio a otro recuerdo diferente. Sospecho que una gran cantidad de espectadores no tienen registrado ningún otro trabajo suyo, mientras algunos recuerden Mi primo Vinny (1992) y otros su paso como personaje secundario en Ugly Betty (2008-2009). O quizás por su presencia fugaz en episodios de Entourage, Cómo conocí a vuestra madre y Law & Order. Es decir, nada que realmente equipare, iguale o continúe el éxito Karate Kid.
Ralph Macchio vivió décadas siendo, literalmente, un recuerdo cinematográfico viviente mientras pasaba largas temporadas sin trabajo. Tuvo que llegar Cobra Kai para darle una nueva oportunidad, siendo una serie que supo encontrar un nicho perfecto apelando a la nostalgia del mundo. Primero en YouTube, despertando tanto interés que Netflix no tardó en comprarla.
Imagino que semejante retroceso profesional durante tres décadas y después de tocar la cima de Hollywood, puede convertirse en un pozo sin fondo para cualquiera. Después de todo son muchas las historias de actores jóvenes que rellenan algunos de los capítulos más tristes de la industria, perdiendo su camino cuando caen en el saco del olvido. Y el caso de Ralph Macchio es curioso porque durante varios años era de los jóvenes más admirados por el público, algo que lo hacía naturalmente atractivo para agentes y castings. Según él, su declive comenzó después de la comedia Mi primo Vinny, aunque tampoco le habrá ayudado rechazar el drama de Sidney Lumet, Un lugar en ninguna parte (1989) por culpa de sus compromisos con la secuela de Karate kid. Lo reemplazó River Phoenix y consiguió una nominación al Óscar. Es más, a medidos de los 90 tenía un contrato con NBC para hacer televisión. Rodó varios episodios de una serie que nunca se estrenó, mientras la misma cadena estaba buscando actores para próximas series que terminarían siendo un éxito: Friends y ER. Pero nadie lo contactó, como si a mediados de los 90s ya no estuviera en el radar mediático, incluso con un contrato de por medio.
No obstante, aunque el mundo lo recordara por un personaje del pasado, fuera símbolo icónico de poses karatecas y burlas de todo tipo, él encontró un camino para ser feliz. Fue muy lejos de la vorágine del cine y gracias al amor que conoció con tal solo 15 años antes de la fama.
Macchio había comenzado su carrera siendo adolescente, trabajando en comerciales, series y alguna que otra película cuando la opción de interpretar a Daniel LaRusso llegó a su vida. Participó en el casting con 21 años pero lejos de la meca del cine, en parte porque mantenía una relación seria con una vecina de su barrio en Long Island, Nueva York, y no quería estar lejos de ella. La chica se llamaba Phyllis y la conoció cuando cruzaron miradas frente a un bol de caramelos en un cumpleaños en el sótano de su abuela. “Ella era amiga de mi prima, sonreímos, hablamos y bailamos un poco” recordó el actor en 2021 a la revista People. Mientras su esposa dijo a la misma publicación, pero en 2009: “la primera vez que vi esos ojos grandes y marrón oscuro, sentí una unión natural”.
Rodó Karate Kid y fue un éxito de masas, convirtiéndolo en ídolo mundial y personaje en alza. Hizo la secuela y antes de rodar la tercera parte, con 26 años, contrajo matrimonio y dio la bienvenida a dos hijos más tarde, Julia (1992) y Daniel (1996).
De esta manera, a través de una familia alejada de la industria, con una esposa enfermera y sin conexiones ni interés mediático, pudo mantener “un pie dentro y un pie fuera” del negocio, permitiendo que sus lazos personales fueran más importantes que los profesionales. “Se hizo más profundo” explicó a The Guardian en una reciente entrevista por el lanzamiento de su biografía, Waxing on: The Karate Kid and Me, y al hablar de su matrimonio de 35 años. “Ahora tenemos conversaciones silenciosas. Hay una abreviatura. El matrimonio es trabajo. Una relación siempre es trabajo. ¿Pero tener a alguien con quien emprender el viaje? ¿Ser entendido, en el nivel más profundo? La totalidad de eso es especial”.
Cuenta que si bien existe un nivel de desesperación cuando no encuentras trabajo, y que algunos actores suelen tomar “caminos oscuros porque el éxito es una cosa seductora”, él se mantuvo lejos de los problemas porque estaba más interesado en su vida personal que en una vida de estrella. “Tomar riesgos, ser más instintivo con las decisiones, con tu estilo de vida”, dice, “probablemente crea más oportunidades. Lo entiendo. Pero ese no era yo”.
"Sin ella,sin la fundación y la familia que establecimos, 'un pie dentro, un pie fuera' habría sido muy, muy difícil por mi cuenta", dijo Macchio a People. “Porque no habría equilibrio”.
Si tiramos de hemeroteca, en 1992, la definió como “su mejor amiga” en una entrevista con John Tesh, diciendo que “no hay nadie más con quien pensaría estar. Desde el inicio supe que era la mujer con la que me quería casar y pasar el resto de mi vida. Es cursi pero es verdad”.
Recuerda que no había donde colocar ese pie que había tenido en la industria durante varios años, “entre 1990s y los 2000s” pero, en su caso, fue un regalo encubierto. Porque al trabajar menos y estar forzosamente lejos de la fama, pudo quedarse en casa y estar presente en el desarrollo de sus dos hijos. “Estaba presente. Mis hijos ahora están en sus 20s y somos muy, muy, cercanos” reflexionó con el periódico británico, añadiendo que con Hollywood dejándolo a un lado, pudo vivir “una experiencia más rica” como padre y marido. Es más, durante la pandemia describió a su esposa varias veces como “la heroína de la familia” al trabajar en primera línea del sistema sanitario.
Cobra Kai y el poder de la nostalgia le han devuelto al candelero profesional y ya no tiene que apretarse el cinturón como hizo durante una época. La serie todavía no ha sido renovada pero ha disfrutado de cinco temporadas exitosas, siendo uno de los fenómenos más estables de Netflix en los últimos años. Y a sus 60 primaveras, a pesar del olvido de una era y la falta de trabajo, algo me dice que Ralph Macchio no cambia su vida por nada.
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