“Mi pareja no está interesada en el sexo, ¿estamos condenados al fracaso?”

Querida Vix,

He estado con mi pareja durante cinco años y, aunque el sexo fue bueno al principio, realmente ha ido disminuyendo, y no porque no lo esté intentando.

No sé si estoy siendo frívolo y superficial al pensar que la vida de alguien en sus treinta sin sexo es triste y problemática, o si tengo razón en estar preocupado. Amo a mi pareja y no quiero que terminemos, pero tampoco puedo hacerme a la idea de que nuestra relación física solo estará llena de tristeza y resentimiento. ¡O que nunca tendré sexo otra vez! ¿Qué pasará en unos años si esto sigue así? ¿Terminaré teniendo un amorío? No quiero lastimar a mi novia, la amo. Es hermosa, me encantaría tener sexo un par de veces a la semana, pero en este momento tengo suerte si sucede una vez al mes... e incluso en esos casos, ha empezado a sentirse como una tarea; como que es algo que está “cumpliendo” para no tener que hacerlo hasta el próximo mes.

No quiero que me hagan sentir culpable por querer una vida sexual activa. Es perfectamente normal querer sexo, ¿no? Tampoco puedo soportar la forma en que se aleja de mí en la cama cuando le sugiero ponernos íntimos, o pone alguna excusa tonta. Tenemos una gran relación en todos los otros sentidos (nos reímos, nos divertimos juntos), tenemos un nivel sano de independencia también. Pero todavía ni siquiera tenemos hijos y ya siento que araño las paredes. No creo que mi deseo sexual esté fuera de lo normal, es lo que imagino que es sano para un tipo en sus treinta y pocos. ¿Esto es lo que pasa siempre en las relaciones largas? ¿Tengo que aguantarme y acostumbrarme, o (peor) romper con ella? ¿Está nuestra relación completamente condenada? Por favor, ayúdame. No solo me siento frustrado, también me siento solo y un poco rechazado.

S, Londres

Querido S,

No quiero decirte que tu relación está condenada al fracaso, pero sí tienes que llegar al fondo de esto, urgentemente. Algunas personas pueden estar en desacuerdo conmigo, pero pienso que cuando se trata de una relación íntima (a menos que seas felizmente arromántico o asexual), el sexo es importante. De hecho, es vital.

Puede que no sea el elemento más relevante de una pareja feliz (cada quien prioriza cosas diferentes), pero, a menos que elijas ser célibe o no puedas/quieras una relación sexual y física por otras razones, una relación romántica está usualmente fundada en ser románticos entre sí, ya sea que estés en pareja o seas poliamoroso o cualquier variedad de gloriosas combinaciones.

Sin sexo, es amistad. Y mientras que la amistad es también extremadamente importante, el sexo es eso que hace diferente y especial tu conexión con otra persona. Uno normalmente no tiene sexo con sus amigos.

Pero primero, y pensando sobre tu correo, no quiero descartar una presunción que surge con mucha frecuencia: que las mujeres son las “guardianas” del sexo. Es un tropo común y dañino que las mujeres en una relación heterosexual “nunca quieren tener sexo”; que “se quejan de dolor de cabeza”, que el hombre automáticamente tiene mayor deseo sexual y la “hostiga” rutinariamente hasta que ella “se rinde”. A muchas mujeres les gusta tener sexo. El problema no es el género, sino qué tan bien funciona tu relación en general.

Ahora, seamos realistas: todos sabemos que las relaciones cambian conforme pasa el tiempo. También siguen ciertos patrones que estoy segura de que todos reconocemos. El psicólogo del desarrollo Ira Reiss postuló una “teoría de la rueda del amor” en la década de 1960, en la que sugiere que todas las parejas pasan por cuatro etapas o procesos en las relaciones románticas, desde el establecimiento inicial de la conexión (los dos están atraídos uno a otro y están interesados en conocerse más y pasar tiempo juntos), a la autorrevelación (compartir y revelar sentimientos personales), a la dependencia mutua (volverse una pareja y compartir pensamientos, miedos, sueños, esperanzas y deseos sexuales), y finalmente la satisfacción de la necesidad de intimidad (tomar decisiones juntos, hacer planes y satisfacer sus necesidades profundas, como formar una familia o comprar una casa).

A medida que un elemento sube en la lista de prioridades (como hacer planes para el futuro) otro puede quedar un poco atrás (como la actividad sexual), pero todos están interrelacionados. Ninguno, según Reiss, es estático. Todos fluyen dependiendo de muchos factores diferentes: a menudo incluyen cosas como la edad, la salud (física y emocional) y el número de años que la pareja lleva junta.

Así, la vida sexual de cualquier pareja en una relación aumenta y disminuye: la vertiginosa etapa inicial de “luna de miel”, donde ponerse físicos con la otra persona es lo único en lo que puedes pensar, es una trama de las películas románticas por una buena razón. Cuando estamos atraídos sexualmente a alguien y la química es correcta, muchos de nosotros caemos en una especie de baile salvajemente caótico, lleno de lujuria, donde todo lo que quieres hacer es besar y tocar a la otra persona; donde literalmente no te hartas de ella (para una excelente descripción de este sentimiento en poesía, lee el “Soneto XI” de Pablo Neruda: “Quiero comer tu piel como una intacta almendra”).

Esto a veces se desvanece conforme los matrimonios o las relaciones a largo plazo se profundizan y desarrollan o cuando llegan los hijos, pero no tiene que ser de esta manera. La clave para una vida sexual saludable y plena con alguien que amas (especialmente si viven juntos) se reduce a un componente vital: comunicación.

Ya sé, ya sé, hablo todo el tiempo de la comunicación en esta columna de consejos, pero es solo porque es sumamente importante. En este momento, dices que tu relación con tu novia es “genial”. Pero, ¿qué tan fácil puedes contarle cómo te hace sentir cuando te rechaza?

No te castigues por sentirte mal; el rechazo es duro, puede afectar tu autoestima, causarte ansiedad y un bajo estado de ánimo, puede hacerte sentir menos. Puede hacer que te cuestiones sobre tu relación y volverte loco preguntándote si la otra persona es realmente feliz o está buscando una “salida”. Además, ser rechazado físicamente es algo atávico: pega justo en el centro de ese miedo a sentirnos no atractivos y no deseados que todos tenemos. Es por eso que es peligroso, y es por eso que es tan importante hablarlo. Si no se hace, temo que el problema no se quedará solo en la habitación.

¿Cuál es el secreto del buen sexo? Ser abierto sobre lo que quieres (y no quieres). Esto es útil en todo tipo de temas: consentimiento, exploración, experimentación, intimidad. Después de todo, la otra persona no lee mentes, y no sabrá nada si no se lo dices. Olvídate de sentir vergüenza: muchas personas encuentran excitante recibir estímulos o instrucciones verbales. Las palabras son sexy, juega con ellas.

Considera si has pedido a tu novia recientemente que exprese lo que le gusta y lo que no, y si tú has compartido lo mismo a cambio (aquí un consejo: para evitar sonar muy negativo, intenta no decir que tu pareja está haciendo algo mal, y en lugar de esto di algo como: “Me encantó lo que hiciste hace un momento. ¿Podemos hacerlo otra vez?”). No la presiones para cumplir algún tipo de cuota, más bien hazle saber que hay un espacio seguro para que comparta lo que siente contigo.

Cuando estás en una relación sexual con alguien (incluso si es casual), es absolutamente vital comunicar tus deseos y necesidades. Nadie quiere o merece mal sexo, y nadie quiere irse a la cama con alguien y sentir que esa persona no lo está disfrutando. El mejor sexo es cuando ambas partes pueden ser completamente ellas mismas. Si te sientes muy cohibido como para hablar (pero no tanto como para no tener sexo), ahonda un poco más en la razón de eso: ¿Por qué asumes que tus necesidades no son importantes? Porque de hecho lo son, y también lo es tu cuerpo. Y no hay nada más sexy que un hombre o una mujer que lo sabe.

Una última palabra de advertencia: la pérdida de libido, particularmente si es repentina o inusual, puede ser algo que deba discutirse con un médico o un terapeuta. Hay muchos factores que pueden causar una falta de interés temporal en el sexo: desde la depresión y la tristeza, hasta una enfermedad o el estrés por el trabajo, sin mencionar el hecho de que todos hemos pasado por una pandemia que nos ha cambiado la vida.

La gente sufre de falta de una falta de rutina, incertidumbre y soledad, así como aislamiento y mala salud. No todos se mueren de ganas de arrancarle la ropa a su otra mitad cuando han estado en una “burbuja” casi constante de aislamiento con esa persona. Necesitamos extrañarnos un poco para realmente anhelarnos. Es un equilibrio verdaderamente complicado de alcanzar, como dice la psicoterapeuta Esther Perel: “El amor disfruta de saber todo sobre el otro; el deseo necesita del misterio”.

Así que date un pequeño respiro: amas a tu novia y piensas que es “hermosa”, eso es un gran comienzo. Asegúrate de decirle eso. Fíjate si puedes poner un poco de distancia entre ustedes (en términos de la rutina diaria) para recuperar un poco de ese atractivo “misterio”. Hablen sobre intentar algo que nunca hayan probado en la habitación, si ella está dispuesta. Compren un nuevo juguete.

Con suerte, lo que están viviendo ahora es solo un problema temporal. En el peor de los casos, tu novia podría estar replanteándose la relación. Entiendo lo aterrador y triste que es, pero, una vez más, y sé que sueno como disco rayado, no lo sabrás hasta que lo hablen. Y es mucho mejor averiguarlo ahora que pasar los siguientes cinco años sintiéndote solo.

Victoria Richards es columnista de consejos de The Independent.¿Tienes problemas con el trabajo, el amor, la familia o los amigos? Ponte en contacto con DearVix@independent.co.uk