El cine de tiburones suele ser uno de los subgéneros de terror favoritos del público, ya sea por lo aterrador de estas temibles criaturas marinas O por las dosis de horror y diversión que han conseguido ofrecernos. Cuando hablamos de películas de tiburones siempre nos viene a la mente la mítica Tiburón de Steven Spielberg, la precursora del fenómeno que desataron estos monstruos acuáticos, aunque merece la pena destacar muchos otros títulos que a lo largo de los años nos aterrorizado, cautivado y hecho disfrutar.

Bien puede ser el caso de Deep Blue Sea, la cinta sobre tiburones modificados genéticamente que desatan toda una pesadilla en medio de claustrofóbicos escenarios submarinos. También puede ser el de A 47 Metros y su secuela, donde la experiencia asfixiante se llevaba al extremo con personajes atrapados en jaulas de tiburones con el oxígeno a punto de agotarse o en una caverna laberíntica custodiada por un inmenso tiburón blanco.

Títulos más conocidos como el exitoso blockbuster veraniego Megalodón también merecen la pena ser destacados, puesto que su inmensa criatura marina prehistórica sembrando el terror en las costas y en alto mar recordaba al espíritu de Tiburónde Spielberg bajo un enfoque más centrado en la acción y en la mera diversión. Y no olvidarnos de otra exitosa película veraniega como fue Infierno Azul del español Jaume Collet-Serra, cinta protagonizada por Blake Lively en donde una joven se ve atrapada en medio de un arrecife custodiado por un tiburón.

Y por supuesto, mencionar a éxitos del género de la serie B desastrosos a la vez que divertidos comoSharknado. Ni de disfrutables propuestas como Tiburón 3D: La presa donde el género se fusionaba con el slasher para adolescentes.

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