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Pensábamos que la dieta mediterránea era la mejor, pero aquí llega la que recomienda la OMS

Hay verdades que parecen inmutables. Un ejemplo es que la dieta mediterránea es la mejor posible. Llevamos años escuchando que esta idealización (sí, sí, es una abstracción) de los grandes valores de la alimentación de los países mediterráneos es lo mejor para la salud. La base esta formada por cereales, aceite de oliva. legumbres y frutos secos con un amplio contenido de verduras y frutas. Ah, y se prefieren los pescados a las carnes. Pues bien, ahora la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que sí, que la mediterránea está bien, pero que la dieta nórdica también es estupenda. Pero, ¿en qué consiste esta alimentación?

El salmón, un clásico escandinavo
El salmón, un clásico escandinavo. Foto: Getty Creative

Lo cierto es que la alimentación nórdica tiene no pocos puntos de conexión con la mediterránea, pero añadiendo alimentos de origen tradicional en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Los componentes básicos de la nueva dieta nórdica incluyen bayas y frutas, pescados grasos (arenque, caballa y salmón), pescados magros, legumbres, verduras menos habituales como col o raíces y cereales integrales (cebada, avena y centeno). Un punto de diferencia notable es el uso de aceite de canola en lugar de aceite de oliva. A pesar de que el aceite de canola o de colza está mal visto en España por el envenenamiento masivo por una partida adulterada a principios de los 80, es rico en vitamina A, vitamina E y ácidos Omega 3.

Resumiendo, podríamos decir que la dieta nórdica es predominantemente de origen vegetal y de origen local, lo que garantiza una producción más respetuosa con el medio ambiente con menos desechos cuando se consume dentro de la región nórdica. También recomienda no abusar de las grasas saturadas y sí tomar pescados cinco días a la semana.

Los arenques, muy apreciados en Escandinavia. Foto: Wikipedia
Los arenques, muy apreciados en Escandinavia. Foto: Wikipedia (CC)

Diversas investigaciones llevadas a cabo por la OMS han demostrado que tanto las dietas mediterráneas como nuevas nórdicas tienen efecto protectores contra las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2. Sin embargo, lo que aún se está preguntando la OMS es cómo traducir de manera efectiva los beneficios para la salud de estas dietas en políticas específicas, medibles y alcanzables que mejoren cómo se alimentan las poblaciones.

Sin embargo, lo que sí se puede adelantar ya es que la dieta nórdica permite mantener una alimentación equilibrada y controlar el aumento de peso del mismo modo que lo hace la dieta mediterránea. Tiene sentido, no obstante, no obsesionarse con seguir al pie de la letra ninguna de las dos. Hay que tener en cuenta el gran número de frutos rojos o de pescados como el arenque que hay en el norte de Europa y sus problemas para encontrar estos productos en otras zonas. Un poco de sentido común es el complemento ideal para cualquiera de las dos dietas, por tanto.