Lo que hace la música en el cerebro para equilibrar las emociones

"La música es la taquigrafía de la emoción" - León Tolstoi [Foto: Getty Images]
"La música es la taquigrafía de la emoción" - León Tolstoi [Foto: Getty Images]

Quiero, pero no puedo. Puedo, pero no quiero”. Los conflictos que nos empujan en direcciones diferentes forman parte de la vida. Son esas encrucijadas vitales en las que una decisión puede cambiarlo todo. Sin embargo, esas fuerzas opuestas tan difíciles de conciliar pueden llegar a sobrepasarnos, impidiéndonos pensar con claridad. En esos casos, la música puede convertirse en nuestra mejor aliada.

La música nos ayuda a lidiar con las contradicciones

Si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco”, dijo el célebre compositor Piotr Ilich Chaikovski. No andaba desacertado. La música nos ayuda a desenmarañar el ovillo de los conflictos y atenúa las emociones para que podamos pensar con mayor claridad.

Leonid Perlovsky, profesor de la Universidad de Harvard, cree que la música evolucionó a la par del lenguaje con el objetivo de unificar la mente. Mientras el lenguaje nos ayuda a descomponer el mundo en fragmentos más pequeños, la música nos permite volver a integrarlo desarrollando una visión más global. Por eso nos ayuda a aceptar las ideas contrapuestas, superar las disonancias cognitivas y solucionar los conflictos.

La melodía y el ritmo limitan nuestro mundo consciente, pero restauran la síntesis, la conexión de lo consciente y lo inconsciente”, afirma Perlovsky. “La música actúa sobre las emociones con el propósito de restaurar la unidad del yo. Las emociones musicales contribuyen a mantener un sentido de propósito en la vida frente a la multiplicidad de conocimientos contradictorios”.

Cuando enfrentamos un conflicto, a menudo nos asaltan las contradicciones. La disyuntiva de seguir fumando o dejar el cigarrillo, por ejemplo, nos pone frente a frente con la posibilidad de desarrollar un cáncer oral o de pulmón. Para aliviar la incomodidad que nos genera esa idea y, a la vez, seguir fumando tranquilamente, podemos pensar que las probabilidades de que nos ocurra son ínfimas. Expulsamos el riesgo de la conciencia.

Sin embargo, ignorar una información solo porque no encaja en nuestro sistema de creencias o va en contra de nuestros deseos y expectativas puede conducirnos a tomar pésimas decisiones. A menudo, esas ideas nuevas que ponen en entredicho nuestras viejas creencias son precisamente las que nos hacen crecer o nos permiten ampliar nuestra visión. Si las rechazamos porque nos generan malestar nos estaremos limitando a una zona de confort muy estrecha que incluso puede llegar a ser dañina. La música nos ayuda a reconciliar esas emociones en conflicto para decidir mejor.

Investigadores de la Universidad de Kioto lo comprobaron. Pidieron a un grupo de niños que calificaran cinco juguetes populares según sus preferencias. Luego les generaron un conflicto diciéndoles que no podían jugar con su segundo juguete favorito durante un rato.

Más tarde, cuando los niños pudieron volver a jugar con el juguete, aquellos que habían estado en silencio lo rechazaron, pero quienes habían escuchado música lo retomaron. Eso significa que no descartaron la opción que les generaba disonancia, sino que lidiaron mejor con las emociones contradictorias o desagradables.

Un entorno sereno para reflexionar

La música actúa como un diapasón para recalibrar nuestras emociones. [Foto: Getty Images]
La música actúa como un diapasón para recalibrar nuestras emociones. [Foto: Getty Images]

La música no solo es útil para equilibrar las emociones en conflicto, sino que nos brinda el margen de tiempo que necesitamos para tomar mejores decisiones. En otro experimento, los investigadores dieron a un grupo de jóvenes un examen de opción múltiple y les pidieron que puntuaran el nivel de dificultad de cada pregunta e indicaran el tiempo que tardaban en responder cada una.

Lo lógico era que tardaran más en responder las preguntas más complejas. Sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario. Los estudiantes respondían las preguntas difíciles más rápido porque no querían prolongar la incomodidad que les generaba, de manera que cometían más errores.

Al igual que esos estudiantes, en la vida muchas veces nos vemos tentados a decantarnos por la opción más fácil o evidente solo porque queremos deshacernos del malestar que genera una situación conflictiva. Ello nos conduce a tomar decisiones precipitadas de las que más tarde nos arrepentimos.

Una vez más, la música nos ayuda a tomarnos el tiempo que necesitamos para resolver el problema. Los investigadores constataron que los estudiantes que escuchaban música de Mozart de fondo dedicaban más tiempo a las preguntas difíciles, cometían menos errores y alcanzaban una puntuación más alta.

Por tanto, la música también evita que nos precipitemos en la toma de decisiones solo para deshacernos de la incomodidad que nos generan las contradicciones o los sentimientos desagradables ligados a estas. Nos brinda un entorno más sereno en el que nos sentimos más cómodos para reflexionar sin que la situación nos sobrepase.

¿Cómo la música nos permite recuperar el equilibrio emocional?

"La música nos toca emocionalmente donde las palabras no pueden" - Johnny Depp [Foto: Getty Images]
"La música nos toca emocionalmente donde las palabras no pueden" - Johnny Depp [Foto: Getty Images]

 

Durante la pandemia de COVID-19, la música se convirtió en un refugio para muchas personas. Un estudio realizado en la Universidad de Queensland constató que la música fue una de las estrategias antiestrés más utilizadas por los jóvenes. No solo fue tan eficaz como hacer ejercicio o dormir, sino que también nos ayudó a sentirnos mejor.

La acción positiva de la música sobre nuestras emociones se debe, en gran parte, a que “burla” nuestras barreras racionales y actúa directamente sobre la parte emocional de nuestro cerebro, como si fuera un diapasón que sincroniza nuestros estados afectivos.

De hecho, los neurocientíficos han demostrado que la música activa áreas del cerebro relacionadas con las emociones, fundamentalmente aquellas positivas. Incluso la música triste que elegimos cuando nos sentimos nostálgicos o deprimidos puede mejorar nuestro estado de ánimo. Diferentes investigaciones han revelado que los momentos álgidos de la melodía estimulan la liberación de dopamina, un neurotransmisor que no solo genera placer sino que también es fundamental para mantenernos concentrados y resolver problemas.

En práctica, las emociones positivas que genera la música atenúan las emociones desagradables, generando un estado afectivo que nos permite desarrollar una visión más global de la situación en la que estamos inmersos y nos ayuda a integrar las diferentes informaciones, incluso aquellas contradictorias o que nos generan incomodidad.

Por tanto, la próxima vez que tengas que resolver un conflicto, no te limites a consultarlo con la almohada, escucha música. Te ayudará a asumir la distancia psicológica necesaria para integrar las discrepancias, digerir el malestar y tomar la mejor decisión posible.

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