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Por qué aún hoy conservas ese objeto de apego

Texto: Irina Kenigsberg

Ese peluche, mantita o muñeco, te acompaña desde antes de que tuvieras memoria. Los años fueron pasando y nunca quisiste deshacerte de él. ¡No estás solo! Muchos adultos conservan y usan todavía sus objetos de la infancia. Checa qué dicen diversos psicólogos sobre ese fenómeno.

El objeto de apego ayudaría a sentirnos reconfortados en ciertas situaciones. Foto: Annie Otzen/Getty Images
El objeto de apego ayudaría a sentirnos reconfortados en ciertas situaciones. Foto: Annie Otzen/Getty Images

¿Qué es un objeto de apego?

Muchos niños se encariñan con una mantita, un oso de peluche u otro objeto que usan para sentirse reconfortados a la hora de dormir o en otras situaciones, se indica en el sitio Baby Center. Son objetos que ayudan a los bebés a transitar el camino entre ser recién nacidos completamente dependientes a seres humanos autónomos. Alrededor de la mitad de los pequeños tendría uno.

El pico máximo de apego al objeto se daría entre los 18 y 24 meses de edad, según el mismo sitio. Luego, con el paso del tiempo, la intensidad iría disminuyendo. Pero, ¿qué sucede cuando un adulto continúa teniendo un objeto de apego?

Conservarlo siendo adulto

Si bien no hay cifras precisas de cuántos adultos conservan sus objetos de apego, parece que no serían pocos, indica el psicólogo Bruce Hood en diálogo con el sitio Live Science. Por ejemplo, más de un tercio de los británicos dormiría con un peluche, dice una encuesta realizada por la empresa Travelodge en 2010.

Que los adultos jóvenes conserven sus objetos de apego podría tener una raíz generacional, indica la psicóloga Vivian C. Seltzer al periódico Chicago Tribune. “Los millennials sienten que se mudan de un lugar a otro en vez de tener un hogar. Es una época en que están solos y se marchan a la universidad o a un nuevo trabajo”, indica la experta. “Un nuevo lugar significa que es más común llevar con ellos un viejo amigo que les recuerde de aquello que una vez tuvieron”, añade.

“No es algo fuera de lo usual. Otorga seguridad en un ambiente poco familiar. Todavía tenemos miedos, y lo que nos ayude a enfrentarlos está bien”, opina el psicólogo Stanley Goldstein en diálogo con el mismo medio.

El psicólogo David Palmiter coincide. “No hay un mandato para abandonarlo. Se volverá menos importante o será menos usado de forma natural cuando la persona ya no lo necesite“, explica al periódico mencionado. Además, señala que los adultos pueden tener objetos de transición distintos a los de la niñez, como la foto de un familiar que se guarda en la cartera.

Y tú, ¿qué objeto de apego conservas de tu infancia?

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