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Por qué no deberías hacer dieta en la temporada navideña

En las fiestas decembrinas no debería haber espacio para la tristeza, para la culpa. El tiempo que pasamos juzgándonos podríamos emplearlo en querernos, en ser amables con nosotros mismos. (Getty Creative)
En las fiestas decembrinas no debería haber espacio para la tristeza, para la culpa. El tiempo que pasamos juzgándonos podríamos emplearlo en querernos, en ser amables con nosotros mismos. (Getty Creative)

Esta es una etapa del año complicada, porque muchos debemos lidiar con sentimientos de nostalgia, también con mantener en equilibrio o arreglar las relaciones personales que lo ameriten, además, para quienes tienen la costumbre de hacer regalos, se suma la presión de comprarlos a tiempo y sin caer en bancarrota, y encima de todo esto, ponemos la corona de los excesos y la preocupación por el cuerpo, más aún si tenemos una mala relación con la comida.

Hay que aterrizar la angustia, y afrontar que las fiestas son para disfrutarlas, pero disfrutarlas a nuestra propia manera y no como otros nos impongan o como aparezca en las películas navideñas más taquilleras. Para ello, quizás vale la pena, en primer lugar, comprender de qué trata realmente la Navidad.

Además del profundo significado religioso que tiene esta celebración mundial, es una oportunidad de compartir con nuestros seres queridos, sean familia o sean los nuevos amigos que haces en el país al que emigraste; es tiempo para escucharse, abrazarse, para ofrecer un regalo especial, un detalle que exprese nuestro aprecio. De manera que no debería haber espacio para la tristeza, para la culpa. El tiempo que pasamos juzgándonos podríamos emplearlo en querernos, en ser amables con nosotros mismos y también en resolver activamente lo que nos molesta.

En estos días, la comida, además de alimento, es símbolo de tradición familiar, de unión y contribuye a esa sensación de confort en el corazón, de manera que su disfrute no debería ser una tortura. (Getty Creative)
En estos días, la comida, además de alimento, es símbolo de tradición familiar, de unión y contribuye a esa sensación de confort en el corazón, de manera que su disfrute no debería ser una tortura. (Getty Creative)

La mesa es el centro donde ocurren todos -o casi todos- los acontecimientos de las fiestas. En estos días, la comida, además de alimento, es símbolo de tradición familiar, de unión y contribuye a esa sensación de confort en el corazón, de manera que su disfrute no debería ser una tortura. Para ello, tener consciencia de cuánto es suficiente, cuánto es poco y cuánto es demasiado es necesario, así como también evitar las restricciones extremas porque son más bien contraproducentes.

Las dietas restrictivas, lejos de mantener un peso, nos generan mucha más angustia e inclusive un profundo desequilibrio en nuestro organismo. En lugar de hacer un bien para nuestro cuerpo estaremos ocasionando que sintamos hambre y ansiedad por la comida permanentemente, lo cual puede causar el efecto contrario, que caigamos en la trampa de los atracones, que también conllevan a un trastorno de conducta alimentaria.

En este sentido, la doctora Rossana De Jongh Delgado, médico especialista en nutrición clínica, sobrepeso y obesidad, nos recuerda que al hacer dietas extremas perdemos un poco de todo, pero sobre todo agua, por lo que el rebote es inmediato apenas comenzamos a hidratarnos y alimentarnos nuevamente.

Qué hacer

Angustiarnos porque vamos a engordar en Navidad o tratar de hacer una dieta restrictiva antes de las fechas festivas para contrarrestar con los excesos, no tiene sentido. No podemos cambiar en quince días lo que fuimos construyendo durante todo el año. Y es esa misma teoría la propuesta para cuidarnos en estos días.

Si pasamos todo el año, comiendo bien, con una alimentación equilibrada, variada, incluyendo todos los grupos de alimentos de forma saludable; si mantuvimos una buena hidratación, además de una rutina frecuente de actividad física, no vamos a tener la disposición de destruir lo logrado, con excesos innecesarios en quince días de fiestas. O por lo menos es lo que parece lógico. Se puede disfrutar de todo con equilibrio.

Sin embargo, si aún necesitamos algunos tips más específicos para no perder el camino. Sí están disponibles. El primero podría ser organizarnos, saber qué días serán de fiesta, así será más fácil mantener el equilibrio. Por ejemplo, si sabemos que cenaremos copiosamente en Nochebuena, almorcemos más bien liviano, con una buena porción de vegetales, que siempre satisfacen y aportan nutrientes.

Si sabemos que cenaremos copiosamente en Nochebuena, almorcemos más bien liviano, con una buena porción de vegetales, que satisfacen y aportan nutrientes. (Getty Creative)
Si sabemos que cenaremos copiosamente en Nochebuena, almorcemos más bien liviano, con una buena porción de vegetales, que satisfacen y aportan nutrientes. (Getty Creative)

Otra recomendación es seguir a toda costa la rutina de actividad física que tengamos, y si no la tenemos es recomendable igualmente, dar una caminata al aire libre, ir a nadar, montar bicicleta. Quizás este es un buen mes para empezar.

Por otra parte, el equipo de nutrición y dietética de Clínica Opción Médica dio a Women’s Health algunos trucos prácticos como moderar el alcohol y mantener la hidratación con agua; preferir los alimentos hechos en casa que los procesados, y esto incluye los dulces, así como disfrutar de frutas, frutos secos y verduras, y -muy importante- enfocarnos en otra cosa y no en la comida, una vez que terminamos de comer, para no caer en la tentación de repetir. Saborear bien los alimentos y masticar suficiente ayuda a controlar las raciones y mejora la digestión.

Moderar el consumo de alcohol y aumentar el de agua, es un buen truco para mantener el equilibrio calórico durante estos días. (Getty Creative)
Moderar el consumo de alcohol y aumentar el de agua, es un buen truco para mantener el equilibrio calórico durante estos días. (Getty Creative)

Y es que la moderación nos permite disfrutar de todo lo que nos gusta sin restricciones, pero también nos ayuda a evitar sentirnos mal después.

La doctora Maya Adam de la Universidad de Stanford lo valida. “Las fiestas deberían ser épocas felices y el compartir alimentos deliciosos con las personas que amamos es gran parte de esa felicidad. Nuestro tiempo con amigos y familia es demasiado valioso para preocuparse por el pastel de frutas. La verdad es que podemos disfrutar de la temporada de las fiestas, con sus deliciosos alimentos reconfortantes, si disfrutamos de todo con moderación”.

El respeto a nuestra salud es la clave para estar bien. Así mismo: no estar flaca, ni sufriendo, ni sentirnos culpables porque nos excedimos, sino estar bien, por dentro por fuera y con nuestro entorno.

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