Premios Lo Nuestro: la fiesta donde el talento ya no importa, solo los looks de la alfombra

Univisión celebró recientemente su ya tradicional Premio Lo Nuestro. Después de todo, llevan 32 ediciones reconociendo lo más destacado de la música latina. El problema comienza cuando la atención va dejando de estar en el trabajo artístico y se centra más en cómo van vestidos los responsables de ese trabajo artístico.

Para esta edición, según indica la televisora organizadora de este evento, hubo más de 30 artistas en el escenario (incluyendo a Ricky Martin y John Travolta) y se entregaron reconocimientos en 35 categorías (de las cuales nueve fueron nuevas). Pero buena parte de las cámaras y reflectores no estaban puestos en lo que ocurría al interior de la American Airlines Arena de Miami, sino afuera: en la alfombra, viendo quién llevaba qué prenda, cómo la lucía y qué diseñador la había elaborado.

¿De la música? Poco. ¿De la apariencia? Mucho. Incluso, la conducción de Thalía quedó velada porque se habló más de sus looks. Pareciera que hubo más titulares de prensa sobre sus nueve cambios de vestuario que sobre su debut al frente de la gala.

De hecho, una nota publicada por la propia Univision así es como vendía la noticia de que Thalía se estrenaría como conductora. “La cantante, que debuta este año como presentadora de este gran show, reveló que para mantener su tradición de quedar entre las mejor vestidas de la alfombra, está probándose nada más y nada menos que 50 vestidos”. Entonces, ¿dónde está puesta la atención?

¿Qué le pasó a estos premios?

En su momento, los Premios Lo Nuestro habrían representado la plataforma de despegue regional para carreras como las de Laura Pausini o Shakira, quienes recibieron los galardones a Mejor Lanzamiento en los años noventa. Incluso, por aquel escenario han figurado estrellas como Gloria Estefan, Celia Cruz, Juan Gabriel y hasta Plácido Domingo.

Pero desde hace unos años, la atención ha ido dejando de estar en la gala como tal y se ha centrado en algo periférico: los looks de la alfombra roja… este año, magenta.

Hay razones para entender este giro. La más importante tiene que ver con el momento histórico. El género pop, que por años fue bandera de estos premios, ha ido cediendo el paso a otros ritmos, como el cuestionado reguetón. Las audiencias se han transformado y la gala ha tenido que hacer ajustes que no tienen contentos a muchos.

De hecho, entre las categorías de esta edición figuran Canción del año y Sencillo del año, y la propia Univision ha especificado que son reconocimientos otorgados a “los temas más reproducidos en la radio”. Es decir, no se estaría premiando ‘lo mejor’, sino ‘lo más popular’. Ese es el criterio de votación para esta gala.

Otra crítica está en los nominados. Una premiación a la música no puede ser respetable cuando una figura como Daddy Yankee lidera la lista con 12 nominaciones (seguido, por cierto, por Bad Bunny, con cinco) y se reconoce a alguien como J Balvin como Ícono Mundial.

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Tan es cierto que en estos premios la atención cada vez se centra menos en la música, que la gala de este año contó con una cobertura de la alfombra que duró una hora, más un lounge con los ganadores y, por primera vez en Premios Lo Nuestro, la participación de un llamado ‘escuadrón de la moda’, compuesto por tres conocedores del tema y encargado de “analizar y comentar todo sobre los mejores looks de la noche”, señaló Univisión.

Y por último, también es cierto que a Premios Lo Nuestro los ha alcanzado la competencia. Por décadas, fue el escenario latino por excelencia en Estados Unidos y considerada la entrega de premios más antigua de latinos en la televisión de aquel país.

Pero después llegó la edición latinomericana de los premios Grammy, a la que le siguieron otras como los Billboard o incluso los American Music Awards. Después se crearon nuevas galas, como los Premios Juventud, los MTV Millennial Awards y, en marzo próximo, la primera entrega de los Spotify Awards.

Todo lo anterior hace que surjan preguntas como: ¿Siguen siendo relevantes los Premios Lo Nuestro? Es decir, ¿aún reconocen el talento y sirven de algo a quien lo gana? ¿O lo único relevante sería cómo lucen en su alfombra roja los famosos latinos?

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Las prendas como mensaje

Pero no todo sería decepcionante en la alfombra magenta de esta gala. Recordemos que algunas de estas entregas son aprovechadas por varias celebridades para dar un mensaje político o social. Lo vimos recientemente en los Oscar con el vestido de Natalie Portman o Joy Villa y Megan Pormer en los Grammy.

Y Premios Lo Nuestro no fue ajeno a esta situación. La presentadora Clarissa Molina, por ejemplo, llevó una bandera de su natal República Dominicana y mostró en uno de sus brazos las palabras ‘Dios – Patria - Libertad’, en alusión a las protestas en su país por la suspensión de las elecciones municipales.

Pero también hubo claras (y hasta burdas) intenciones de llamar la atención con la ayuda de la alfombra magenta. La presentadora peruana Pía Copello, por ejemplo, decidió llevar el mismo vestido que Jennifer Lopez lució en 2019 y que fue una referencia al que usó hace 20 años en los premios Grammy. Obviamente, la mujer sabía que se robaría las miradas, los flashes y los titulares… aunque pareciera que careció de todo el porte que se necesitaría para traer puesta una prenda así.

Sin duda, los Premios Lo Nuestro han pasado a ser los hermanos mayores de los galardones que se entregan para Latinoamérica. Y como pioneros, tienen ante sí el reto de evolucionar con la industria, pero sin sacrificar eso que en su momento les caracterizó: ser una plataforma de difusión regional para los músicos latinos, algo que debe estar por encima de los looks que se presumen sobre las alfombras… del color que sea.

@braham_MV