El príncipe Harry se abre en canal para romper tabúes sobre salud mental

En la mañana del viernes los tabloides y la prensa británica se despertaban haciéndose eco de las nuevas revelaciones del príncipe Harry. Unas confesiones que el marido de Meghan Markle ha volcado de nuevo ante Oprah Winfrey, hablando del trauma psicológico que padeció a raíz de la muerte de su madre, la falta de tacto en su familia a la hora de lidiar con el asunto, la presión que lo llevó a buscar consuelo en las drogas y el alcohol y el desamparo protector que sintió junto a su padre, el príncipe Carlos.

Harry habla sin tapujos más que nunca en una serie documental de Apple TV+, y si bien muchos medios británicos publicaron las confesiones como si se tratara de otro azote a la familia real, la historia es muy diferente cuando se cambia la perspectiva. Tras ver los cinco episodios de Lo que no ves de mí he descubierto a un Harry honesto, hablando de su historia, su experiencia, su trauma y la solución que encontró haciendo terapia. No azota a su familia gratuitamente, lamentablemente su familia formaba parte de su problema.

(Jason Armond / Los Angeles Times via Getty Images)
(Jason Armond / Los Angeles Times via Getty Images)

A diferencia de la entrevista que concedió a Oprah junto a Meghan Markle, en la serie documental Harry se abre en canal. Ya no se trata de contar por qué decidió dejar su lugar como miembro oficial de la familia real, sino de transmitir su historia para ayudar al prójimo hablando abiertamente de todo aquello que no podía hablar dentro de su propia familia: el dolor de la pérdida, la tristeza y la presión. Lo vemos más cómodo, sincero y honesto. Sabe lo de que habla porque lo que cuenta no es un azote o crítica sin más, sino su experiencia rompiendo con el estigma de la salud mental.

“Siempre quise ser normal” confiesa Harry mientras asegura que los recuerdos más recurrentes que tiene junto a su madre son imágenes en el coche, siendo perseguidos por paparazis a diario, sin protección y con Diana de Gales conduciendo en lágrimas. Recuerda la sensación de impotencia de ser un niño y no poder ayudarla. Cuenta que poco después de la muerte de su madre, ya sabía que no quería aquella vida monárquica.

Una de sus confesiones más reveladoras es que habla abiertamente de la muerte de su madre, cuando era un niño de 12 años que tuvo que mantener la compostura mientras el mundo era más libre de llorar la pérdida que él. “Yo tenía que mostrar una décima parte de la emoción que el resto mostraba” dijo sobre el día del funeral. “Pero era mi madre, ellos ni la conocían” se sorprende Harry admitiendo que el mundo hizo su proceso de dolor pero él no pudo. “Estaba tan enojado. No hubo justicia, nada cambió” asegura con la voz enfadada apuntando que las mismas personas que la persiguieron en el túnel donde ocurrió el accidente, son los mismos que le tomaron fotografías muriendo dentro del coche.

Admite que su salud mental se deterioró porque no pensaba en ella para evitar la tristeza de haberla perdido, que decidió no hablar del tema y nadie de su familia lo hacía tampoco. Y en ese momento, Harry logra tocarnos el corazón. Era un niño que había perdido a su madre y que tuvo que continuar con su papel en la familia real, sufriendo por dentro sin mostrar un ápice de sus emociones. Revela que cada vez que debía asistir a un evento oficial sufría “ataques de pánico y ansiedad severa” y que la etapa de los 28 a los 32 años fue una “pesadilla”. Cada vez que veía una cámara fotográfica sudaba, tenía miedo, se autoconvencía de que su rostro estaba rojo y que el resto del mundo podía ver lo que estaba sintiendo. Se sentía avergonzado, y las drogas y el alcohol se convirtieron en la escapatoria para evitar sentir sus emociones.

Resulta inevitable no recordar todas las veces que lo vimos en eventos oficiales a lo largo de los años, posando para las cámaras, dando entrevistas, hablando con la gente, y reconocer que Harry era un joven que estaba sufriendo y nadie aparentemente se detuvo a cuidarlo y protegerlo.

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A raíz del estreno de la serie, muchos medios británicos se han tomado sus declaraciones como un azote a su familia o solo se han hecho eco de las frases que vierte sobre ellos, pero hay mucho más. Lo que vemos en realidad es un ser humano valiente que comparte sus emociones, que se muestra vulnerable y deja a un lado el título real para compartir la importancia de lidiar con los traumas para ser feliz. Cuando estaba a punto de cumplir los 30, y mucho antes de conocer a Meghan Markle (a quien los tabloides siempre han acusado como la culpable de la separación familiar), comenzó a cuestionarse si estaba viviendo la vida adecuada, mientras “miembros de la familia le decían que siga el juego y su vida sería más sencilla”.

“Pero tengo mucho de mi madre” reconoce Harry. “Sentía que estaba fuera del sistema pero seguía atrapado y la única manera de liberarte es contar la verdad”. Y así lo hace en esta serie documental dedicada a la salud mental. Y es que Lo que nos ves de mí no es una serie confesional del príncipe Harry sino que forma parte de la nueva campaña de Oprah por transmitir al mundo la importancia de la salud mental y romper con el estigma que acarrea. Además del libro que acaba de publicar donde cuenta su propia experiencia viviendo con un abuelo violento, y lo mucho que aquella situación influye en traumas que todavía padece; la periodista ha creado esta serie junto a Apple y con el propio Harry como productor para plasmar diferentes historias que tratan el trauma, la depresión y ansiedad, y poner sobre la mesa soluciones y apoyo. Harry, Lady Gaga, la propia Oprah, el hijo de Robin Williams, Zachary, Glenn Close y varios anónimos cuentan sus experiencias como parte del proceso sanador que propone la serie.

Harry confiesa que comenzó a hacer terapia hace cuatro años y que su intención al compartir su historia es ayudar a otros, a romper con el estigma, a reconocer la existencia e importancia de la salud mental. Revela que llegó a un punto de agotamiento emocional que hizo explotar todo lo que llevaba dentro, y que fue gracias a su relación con Meghan que comenzó a buscar ayuda.Sabía que si no hacia terapia y me arreglaba, perdería a esa mujer con la que me veía pasando el resto de mi vida” sentencia.

Harry hace mención a las frases de tono racistas que la prensa de su país y las redes sociales utilizaban para referirse a Meghan, lamentando no haber levantado la voz en aquel momento, mientras habla también de la persecución de los fotógrafos que vivió la pareja desde el inicio de su relación. Es entonces cuando confiesa que el click de las cámaras le hace hervir la sangre porque lo transportan a lo vivido con su madre, que pidió ayuda a su familia pero que cada vez recibió “silencio total o negligencia total”.

Es en el segundo capítulo cuando Harry calla las bocas más críticas asegurando que la pareja pasó cuatro años intentando que sus papeles en la Casa Real funcionaran, “pero Meghan estaba sufriendo”. Que los pensamientos suicidas la despertaban por la noche, y que estaba sorprendida por la claridad en cómo había pensado en todas las formas para acabar con su vida, pero que el hecho de lastimar a Harry con otra pérdida no la dejaba hacerlo.

Me daba vergüenza ir a mi familia porque sabía que no iba a conseguir lo que necesitaba” sentencia Harry, mientras añade que “el motivo principal de haber dejado” su rol oficial fue “el temor” de perder a Meghan como perdió a su madre, el “sentirse atrapado y controlado por el miedo a la prensa y el sistema mismo”.

Si la familia real británica trata la salud mental como un tema tabú, como Meghan y Harry han dado a entender previamente, entonces lo que consigue el príncipe es de tremenda valentía. Porque tras haber crecido ante el escrutinio público, aprendiendo a suprimir y esconder sus emociones, Harry se expone al máximo hablando de su terapia psicológica e incluso muestra parte de una sesión con su terapeuta. “Mi padre me solía decir cuando era joven, a mí y William queasí era para mí así que así será para ustedes’. Pero no tiene sentido, solo porque tu sufriste no significa que tus hijos tengan que hacerlo. Más bien, lo contrario” expone Harry como la única declaración que podría tomarse como un azote a su familia. Pero, una vez más, si cambiamos la narrativa tabloide, nos centramos en toda su confesión y quitamos el título que carga desde el nacimiento, se trata simplemente de su vivencia.

Después de cuatro años de terapia y de ser él mismo quien ha roto el ciclo de la presión monárquica, promete que nunca más será intimidado en mantener silencio”.

Es cerca del final de la serie, en el quinto episodio, que Harry habla de la polémica entrevista que dieron a Oprah previamente y que levantó muchas ampollas en su país. Asegura que simplemente “intentaron contar su verdad con compasión para poder dejar la puerta abierta a la sanación y reconciliación”, pero que su esposa terminó llorando la noche antes de la emisión ante el esfuerzo de “la firma” (como llaman a la maquinaria que maneja a la Casa Real) y la prensa por mancharla.

Con su confesión, Harry quiere abrir la puerta a la conversación sobre la salud mental, que otras personas se reconozcan en él y busquen ayuda como él hizo. Y, sinceramente, yo le creo. A lo largo de la serie veo a un joven que ha cargado con el dolor de la pérdida en silencio, sin procesarlo a tiempo y con una presión constante sobre sus hombros. Ahora que está en otra etapa de su vida, está convencido que Diana estaría muy orgulloso de él y que ahora que es “una mejor versión” de sí mismo, “siente su presencia más que nunca”.

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