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¿Puedo hacer ejercicio de alta intensidad si tengo asma?

Aclaramos la relación entre esta patología respiratoria y el deporte

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Correr o jugar fútbol no son los mejores deportes para las personas que tienen asma. (Foto: Getty Images)

Falta de aire, ahogo, silbidos… Son los síntomas típicos de una enfermedad crónica que cada vez afecta a más personas, también a deportistas.

Desde las Olimpiadas celebradas en 1992 en Barcelona, se han realizado diversos estudios que muestran que el asma es una enfermedad muy común entre los deportistas olímpicos.

Se trata de una forma específica de la enfermedad, denominada ‘asma inducida por el ejercicio’, que se manifiesta por broncoespasmo debido a la obstrucción de las vías respiratorias en los minutos siguientes a la práctica deportiva.

Los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) consideran que las causas de esta elevada prevalencia deben buscarse en las características del entrenamiento de los deportistas de élite que implica una sobre-exposición a sustancias irritantes o con capacidad para inducir el asma.

El 7 por ciento de la población mundial sufre o ha sufrido asma en algún momento de su existencia. Este porcentaje se sitúa alrededor del 10 por ciento cuando se habla de profesionales, aunque esta proporción se modula según la especialidad deportiva.

En natación y deportes de resistencia este porcentaje puede aumentar hasta un 20 por ciento. (Foto: Getty Images)

En los deportes de resistencia como el ciclismo o en los deportes de invierno los porcentajes aumentan, rondando el 20 por ciento de afectados; lo mismo que en la natación, mientras que deportes de intensidad como el baloncesto o el fútbol, se reduce por debajo del 9 por ciento.

Según el Dr. Francisco García Rio, neumólogo, miembro de SEPAR y experto en el estudio de los efectos del ejercicio en la patología respiratoria, las causas de la estrecha relación entre deporte de élite y asma se debe a las características de los entrenamientos y a la alta intensidad de los mismos.

La actividad física mejora nuestra salud física y mental, pero si te encuentras mal después de practicarlo debes solicitar consejo médico. (Foto: Getty Images)

“El entrenamiento al aire libre expone al deportista a sustancias irritantes con capacidad de inducir asma, como polen o ácaros, la propia contaminación medioambiental, o el cloro y otras sustancias químicas de la piscinas, explica el Dr. García Rio, y en un momento en que sus pulmones están hiperventilando debido al sobreesfuerzo”.

Por otra parte, la propia hiperventilación que se origina durante el entrenamiento de alta intensidad puede ser un factor desencadenante de broncoespasmo inducido por el ejercicio.

Además, la pérdida de humedad y de temperatura de las vías aéreas que se desencadena por un incremento muy acusado de la ventilación, puede estimular receptores irritantes de las vías respiratorias y desencadenar su constricción.

Aún así no hay razones para que las personas asmáticas no puedan realizar una actividad física, si están sometidos a un tratamiento de control de la enfermedad.

La competición de élite requiere un alto nivel de forma física y entreno para preparar el cuerpo para realizar esfuerzos extraordinarios. Mientras dura el esfuerzo, la respiración se acelera para aumentar el transporte de oxígeno que el organismo necesita.

En estas circunstancias, los atletas entrenando al aire libre, en la piscina o gimnasio con elevada humedad, pueden inhalar sustancias potencialmente nocivas que se encuentran en el aire, que irritan las vías respiratorias y pueden provocar la aparición de síntomas de asma.

El Dr. García Rio comenta una peculiaridad del asma vinculada al deporte que la medicina deportiva ha puesto al descubierto: “curiosamente, se produce un cuadro de obstrucción de las vías respiratorias con un periodo de latencia de entre dos y tres horas que muchos deportistas aprovechan para competir”.

Para poder competir al más alto nivel, los atletas con asma deben cuidar y tratar bien su asma mediante una terapia que controle y module la inflamación de las vías aéreas eleva el umbral de aparición de las crisis debidas al esfuerzo y permite realizar el ejercicio con mayor seguridad.

En la actualidad, los deportistas con asma pueden utilizar la medicación antiinflamatoria (corticoides) o broncodilatadora sin miedo al dopaje, siempre y cuando se acredite y objetive su condición de asmático y se utilicen los medicamentes autorizados por las autoridades deportivas.

En conclusión y, tal y como muestran los deportistas asmáticos de elite, “tener asma no debe ser un freno para hacer deporte, los únicos requisitos son que el asma esté bien controlada, se tome la mediación adecuada y se efectué el calentamiento oportuno”, conclcuye el Dr. García Rio

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