A poco de Qatar 2022, Marcelo Balboa recuerda a Fernando Clavijo y la lesión que casi lo deja fuera de USA 94

United States defender Marcelo Balboa, right, duels for the ball with Brazilians Mazinho (17) and Mauro Silva (5) during the second round World Cup soccer match Brazil Vs. United States, Monday, July 4, 1994 in Stanford Stadium, Stanford, Calif. (AP Photo/Eric Draper)
(Eric Draper / Associated Press)

Estados Unidos recibe el mayor crédito en las Copas del Mundo por lo hecho en el Mundial de 1994, cuando sirvió de anfitrión y ni siquiera tenía una liga profesional en casa. Esa escuadra fue fundamental para lo que después se vivió en tierras estadounidenses en relación con el crecimiento del futbol.

Ese grupo permitió a muchos soñar inmediatamente gracias a la manera aguerrida que enfrentaron a los romanos de Gheorghe Hagi en su primer juego del torneo, pero que terminaron sucumbiendo por un gol en contra. Además, la sorprendente victoria lograda ante la favorita Selección Colombia, que fue liderada por Carlos ‘Pibe’ Valderrama, los puso en el mapa mundial del futbol. El empate ante Suiza les permitió de gran modo la fase de grupos y terminaron por ganarse el respeto real después de la apretada derrota por la mínima diferencia ante la potente Brasil en la ronda de 16.

A menos de un mes del inicio del Mundial de Qatar 2022, el análisis, los pronósticos, los recuerdos, las anécdotas y mucho más, están a la orden del día. Por lo que la memoria de Marcelo Balboa, que fue uno de los pilares de ese equipo que permitió al nacimiento real del futbol en Estados Unidos, no se encaja solo en su chilena ante los cafeteros – quizá el mejor gol que jamás pudo ser – y con su melena fue creando estragos defensivos en las delanteras contrarias.

Balboa, que vivirá en Qatar 2022 otro Mundial más en su carrera, pero esta vez como analista para TUDN en México, recuerda a una persona que aparte de que fue su compañero sobre el terreno de juego, le ayudó a ganar uno de los partidos más importantes de su vida fuera de las canchas.

El argentino-estadounidense estuvo muy cerca de no jugar ese Mundial del 94’.

En un partido amistoso ante Islandia en 1993, en el Orange Coast College de Costa Mesa, Balboa tuvo que abandonar el juego rápidamente. En un movimiento lateral con el balón, hizo que su pie se atorara en el campo provocando una lesión del ligamento cruzado anterior de su rodilla en apenas tres minutos de haber empezado el partido.

“Fernando Clavijo… yo no llego al Mundial sin él”, recordó Balboa a LA Times en Español. “Las primeras tres o cuatro semanas, no quería salir de la cama. Era una depresión que me tenía todos días ahí. Después de dos semanas, Fernando vino a mi cuarto y me dijo unas palabras que no puedo repetir. Me dio con todo y dice ‘yo no voy al Mundial sin ti’”.

Las memorias alrededor de los mundiales de Balboa estarán siempre relacionadas con Clavijo, quien falleció en 2019 por un mieloma múltiple, y se convirtió en uno de sus más grandes amigos que le dejó el futbol.

Aparte de lidiar con la recuperación de su lesión tras una obligada cirugía, que lo dejaría fuera de las canchas por muchos meses, la depresión lo fue hundiendo aún más al saber que algunos entrenadores lo daban por descartado para jugar el Mundial del 94’.

“Me sacó de la cama y después de eso, todos los días… todos los días, entrenaba en la mañana en la bicicleta, casi dos horas, mientras que los muchachos estaban entrenando, estaba yo en el pasto con la bicicleta, pero andando en la bicicleta alrededor de las canchas”, dijo el analista de TUDN con un poco de dificultad por lo que provocó el recuerdo. “Volvía en la tarde y lo mismo hacía lo mismo. Hacía mis pesas. El doctor decía que me iba a llevar un año y te digo no llego sin él, sin Fernando y seguro verás que no llego, porque eso todos los días, todos los días, tenía días buenos, malos y ellos estaban ahí para mí”.

El esfuerzo, la ayuda de los doctores y el apoyo incondicional de Clavijo, le permitió a Balboa volver a las canchas mucho antes de lo esperado. En el pronóstico, se esperaba que volviera a pisar las canchas en un año, lo que le haría perder el Mundial, pero logró volver a entrenar a solo seis meses de la lesión y volver a vestir la camiseta estadounidense para la justa mundialista.

La confianza que el entonces entrenador del seleccionado estadounidense le dio, fue fundamental para él. Tras 10 meses de recuperación, preparación y muchos rezos, Bora Milutinovic se le acercó el día antes del debut del equipo ante Rumania y le dijo que sería titular.

“Me abrazó y me dijo ‘¿Estás listo? Mañana vas a empezar’”, recordó Balboa. “Empecé a llorar porque fueron 10 meses entrenando, pensando que se iba el sueño de jugar el Mundial en casa. Después de eso le di con todo. Salí del Mundial como el mejor jugador del equipo de Estados Unidos. Me fui a jugar a Grecia, a México. Fue difícil física y mentalmente lo que pasó”.

Deseo argentino y generación latina en Team USA

Balboa nació en Chicago, Illinois, donde inició su desarrollo como futbolista, pero en su hogar, la camiseta blanca con franjas celestes siempre estuvo ahí en los armarios de sus padres argentinos. La vestían con orgullo cada vez que la selección se presentaba y ver a su hijo dar pasos importantes en ese mismo deporte los ponía a soñar que algún día él podía vestir la casaca de sus raíces.

Sin embargo, la oportunidad no llegó a tiempo.

“Si Argentina hubiese llegado antes del Mundial Sub-20, la verdad no lo hubiera ni pensado”, dijo Balboa. “Siendo argentino, viendo Argentina jugar en todos los Mundiales de niño con mi papá, que jugó en Argentina, mi mamá le encanta Boca [Juniors], mi papá es de River [Plate]”.

Según Balboa, su padre recibió una llamada telefónica de la Federación Argentina de Futbol preguntando sobre Marcelo, quien asegura que nunca sintió la presión de sus padres por jugar necesariamente para Argentina.

“Es opción no vino sino hasta después del Mundial de Chile Sub-20, quien sabe que hubiera pasado… ya era muy tarde”, recontó el exjugador.

Balboa se fue dando a conocer a nivel universitario y tras ser parte del proceso de selecciones inferiores, se ganó un puesto en la mayor.

“Yo elegí en mi carrera jugar donde estaba contento, no era la plata que yo quería siempre, pero yo estaba feliz cuando jugaba con la selección de Estados Unidos, Colorado Foxes, con el León, que me encantó… estaba contento en Grecia, pero siempre mi manera”, explicó Balboa.

Cada vez que Balboa vestía la camiseta del “Team USA”, los colores en casa cambiaban.

“Cuando jugaban Argentina y Estados Unidos, mis papás siempre iban con el equipo de Estados Unidos. Pero bueno, cuando su hijo no jugaba para Estados Unidos, le iban a la Argentina… Es normal (risas)”, dijo Balboa.

La selección de las Barras y las Estrellas es hoy una representación de la diversidad de lo que es este país y durante esos años de renacimiento del futbol, Balboa fue parte de ello.

Entre ese grupo diverso, los latinos estuvieron igual de presentes, como el descendiente uruguayo Tabaré Ramos.

“Teníamos esa segunda generación de futbol en la sangre y nosotros como latinos representamos muchas cosas y eso es lo que queríamos ser”, declaró Balboa. “Queríamos representar a Estados Unidos, el deporte que nosotros tenemos en este país y eso es importantísimo para nosotros. El futbol era secundario, pero nosotros como latinos teníamos que representar nuestros países”.

Balboa valoró no solo el trabajo y sacrificio de sus padres, pero el de todos aquellos que abrieron el camino a sus hijos para que pudieran cumplir sus sueños.

“Nuestros parientes nos dieron esa chance para que juguemos en este nivel”, dijo Balboa. “Esa mezcla de jugadores, que fue uno de los mejores grupos en mi vida del 90’ y 94’, con esos muchachos americanos de todas partes de Estados Unidos del mundo, fue algo especial”.

Estados Unidos revive esperanzas en Qatar

Estados Unidos vuelve a una Copa del Mundo después de no clasificar para Rusia 2018, algo que fue catalogado por muchos como un retroceso, sin embargo, el volver a Qatar 2022 le da otro impulso en el crecimiento del futbol en este país.

La historia de Estados Unidos en los Mundiales no es reciente. Entre 1930 y 1950, el conjunto nacional clasificó a los cuatro torneos que se jugaron en ese lapso, pero optó por no participar en 1938 debido a que la FIFA no cumplió su promesa de intercalar los eventos entre Europa y América. Cabe recordar que después del Mundial de Francia 1938, no se volvió a jugar un Mundial debido a que se desató la Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1945.

En el Mundial de Uruguay 1930, tuvo su mejor resultado en ese entonces, llegando a la instancia semifinal en un torneo que se jugaba con muy pocos equipos. Desde 1950, año que tuvo su última aparición en esa época, comenzó una sequía que duró hasta 1990, cuando finalmente pudieron volver a clasificar.

Para Balboa, el Estados Unidos que ganó las últimas ediciones de la Copa Oro y la Liga de Naciones se fue de la tranquilidad al pánico porque los resultados recientes de sus amistosos de cara al Mundial dejaron un mar de dudas entre la afición y los expertos.

“Me preocupa que el equipo no estará 40 días junto, sino que apenas una semana porque todas las ligas terminan casi 10 días antes del Mundial”, recalcó Balboa. “Eso va a ser un problema más grande para nosotros… Hay muchas cosas que van a pasar en los próximos 40 días, que van a ser interesante, pero lo que me preocupa es que tácticamente se tiene que cambiar el estilo, ¿cómo vas a jugar? Y eso porque no tienes a los jugadores que quieres ahora”.

Del área de Concacaf, Balboa espera que Estados Unidos y México avancen en sus grupos, aunque no será nada fácil.

“Complicados los grupos, los dos están pasando un momento que no es muy bueno, pero siempre hay una manera”, dijo Balboa. “México siempre encuentra manera de salir de grupo. No llega al quinto partido, pero sale del grupo”.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.