Raphael, un padre estricto retratado por su hija Alejandra Martos

El cantante Raphael es mundialmente conocido y siempre ha sido un ‘indi’. Aunque parezca que alguien tan romanticón en sus letras y tal pop a nivel cultural no puede ser ‘indi’ porque es sinónimo de “cool” lo cierto es que siempre ha sido muy independiente y ha hecho lo que ha querido así que le pega la etiqueta.

A Raphael todos le recordamos con una sonrisa además de por sus canciones y por la vitalidad que siempre transmite a sus 78 años. Lleva más de 6 décadas subiéndose a los escenarios de todo el mundo y su vida siempre ha estado presente en la prensa rosa y en la prensa musical.

Él adora los focos y a su público, no le teme a las avalanchas de cariño de sus seguidores ni a la presión mediática de las entrevistas, sin embargo, su hija Alejandra Martos, es todo lo contrario. Ella es la hija más desconocida del artista y en ‘El País’ revela la faceta paternal del cantante.

Siempre fue la más responsable y obediente y no daba tanta batalla como sus hermanos Jacobo y Manuel, eso sí, destapa una faceta un tanto arcaica de Raphael como padre cuando el citado medio asegura que tuvo hora de llegada a casa hasta que se casó.

Alejandra no sé caso con 18 ni con 19 años sino que lo hizo con 26, lo cual significa que tenía que volver a una hora concreta a su casa, bajo el ‘mandato’ de Raphael hasta esa edad cuando, normalmente, a esas edades ya no hay “toque de queda” en los hogares.

Respecto a su vida familiar, Martos asegura que aunque es innegable decir que su padre ha sabido amasar su fortuna con duro trabajo y talento, nunca ha sido una niña mimada y consentida que ha tenido de todo.

En sus propias palabras: “En mi familia no ha habido derroches” además sentencia que ni Raphael ni su madre, Natalia Figueroa, era de gritar o de grandes peleas en casa sino que más bien tan exigentes que una mirada, bastaba: "Eran estrictos, pero sin grandes broncas. Mi padre con una mirada lo dice todo”.

Alejandra también revela que, aunque su trabajo le hacía viajar a menudo, Raphael nunca ha sido un padre ausente y, aunque ella y sus hermanos se criaron en Montepríncipe, Madrid, junto a su madre mientras él recorría el mundo, él no perdía detalle en la distancia.

“Se comunicaba con nosotros vía fax, y estaba al corriente de todo lo que pasaba en casa”, asegura. Pero a pesar de eso, se echaba de menos lo físico, los abrazos y los despertares así que cuando ella tenía 12 años, se fueron todos a vivir a Miami para poder estar cerca de Raphael en una fantástica mansión a las orillas del mar.

Ahora, tantas décadas después, Raphael sigue cosechando éxitos tanto al otro lado del charco como en España y Alejandra Martos vive una vida completamente alejada del ruido de la fama encerrada en silencio absoluto y con su lupa de aumento mientras ejerce su gran pasión.

Su profesión es la de restauradora de arte y ha trabajado en el Thyssen. Puede tardar años en restaurar algunas obras y asegura que: “Trabajamos con lupas de aumento y mucha concentración. A veces tienes la sensación de estar metida dentro de la obra”.

A sus 47 años, lleva desde 2004 trabajando en dicho museo y todavía se emociona cuando uno de los cuadros que restaura abre las puertas al público, como es el caso de 'Joven caballero en un paisaje', de Vittore Carpaccio, de la cual asegura: “Es la última que he restaurado y le tengo un cariño especial. Estuve trabajando en ella casi dos año”.