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Estos son los trucos para hacer un buen yogur helado en casa

Hace una década, el yogur helado era la estrella. En lo más duro de la crisis económica, esta versión más sana del helado, con una textura cremosa y un sabor natural y delicioso triunfó a lo bestia. Es más, triunfó tanto que casi murió de éxito. Miles de establecimientos comerciales abrieron sus puertas, conocidas marcas comerciales lanzaron su propia versión del asunto y el ‘fro-yo’ pasó de ser un completo desconocido a la gran estrella. Luego vino la resaca: muchos de aquellos negocios tuvieron que cerrar sus puertas y el yogur helado estuvo a punto de desaparecer del mapa. Moraleja: quizá no hacía falta que cada ciudad del planeta tuviera cientos de tiendas ofreciendo yogur helado, sino que con un par de calidad era suficiente.

En el caso del yogur helado, los toppings son los reyes. Foto: Getty Creative
En el caso del yogur helado, los toppings son los reyes. Foto: Getty Creative

La cuestión es que se puede hacer un buen yogur helado en casa. Es francamente sencillo y tan solo hay que seguir unos pasos y unas indicaciones. Vamos allá.

Ingredientes:

Un yogur griego

Dos cucharadas de miel

Y lo que queramos... Hay que recordar que una de las gracias del yogur helado es, precisamente, la posibilidad de ponerle toppings a cascoporro: desde galletitas trituradas hasta frutos rojos pasando por sirope de chocolate o frutos secos. La imaginación es libre.

Preparación:

Lo que tenemos que hacer es, sencillamente, mezclar el yogur griego con la miel ayudándonos de una batidora o de un robot de cocina y meter el resultado a congelar. Durante la primera hora, necesitamos sacar cada 15 minutos nuestro helado del congelador para volver a batirlo y así evitar que la mezcla cristalice y mantenga una textura cremosa.

Y ahora, los trucos que nos van a ayudar a que nos quede perfecto:

  • El yogur debe tener una cantidad de material grasa suficiente para que podamos lograr un buen ‘fro-yo’. Elegir versiones desnatadas o yogures más ligeros que el griego dará al traste con nuestros planes. Mejor pensar en la dieta otro día. Elige un yogur griego entero.

  • Si tenemos un yogur griego y, aún así, nos parece que la consistencia no es suficientemente densa, podemos recurrir a un pequeño truco para separar el yogur del suero. Ayudándonos de un filtro de café, podemos poner el yogur encima y apretar para que la parte líquida se separe. Lo que nos quede asegurará la calidad y densidad del yogur. En caso de que hayamos perdido mucha cantidad en el proceso, podemos utilizar dos yogures en lugar de uno.

La textura suave del yogur helado es uno de sus encantos. Foto: Getty Creative
La textura suave del yogur helado es uno de sus encantos. Foto: Getty Creative
  • Otro truco en busca de la densidad deseada pasa por emplear trozos de mango. Es una fruta que nos va a ayudar a lograr una cremosidad estupenda y que, además, le va a dar un sabor agradable a nuestro yogur helado.

  • Podemos aromatizar nuestro yogur, en el momento de la mezcla, con zumo de limón, esencia de vainilla o cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir y que esté en formato líquido o tipo especia para que se integre bien.

  • Lo ideal es dejar que se atempere durante unos minutos tras sacarlo del congelador y antes de tomarlo, de modo que se descongele ligeramente y adquiera una textura cremosa y suave.

  • Recuerda que lo importante es que quede rico, independientemente de que su aspecto no sea el mismo que en las tiendas industriales, que cuentan con dispensadores que le dan ese ‘look remolino’ que tan bien le queda.

Y para los que quieran hacer un yogur helado de fresa, aquí va este vídeo.

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