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Recomendado: cinco historias de amor donde las cartas son las protagonistas

Shailene Woodley en La última carta de amor, flamante estreno de Netflix y uno de los films más vistos de la plataforma en la Argentina
Netflix

Una intrépida periodista, en el proceso de investigación para un artículo, encuentra en el archivo del diario para el que trabaja una serie de cartas de amor tan atrapantes que su curiosidad se despierta. Esa misma curiosidad la conduce a rastrear el paradero del autor de las mismas y de su destinataria, y a explorar su propio interés romántico. Esa es la premisa de La última carta de amor, el drama de Augustine Frizzell basado en la obra de la autora Jojo Moyes (Yo antes de ti) que Netflix incorporó a su plataforma este mes, y que cuenta con los protagónicos de Felicity Jones, Shailene Woodley, Callum Turner y Joe Alwyn.

Con motivo del estreno del film, repasamos otras producciones en las cuales los intercambios epistolares son el motor que enciende el relato.

*El bazar de las sorpresas (1940)

El bazar de las sorpresas
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El bazar de las sorpresas (Archivo/)

Cómo olvidar Tienes un-email, la brillante película de la recordada Nora Ephron en la cual los protagonistas se enamoraban a través de esos mails catárticos en los cuales compartían desde sus libros y películas favoritas (Orgullo y prejuicio, El padrino) hasta los huecos que no podían llenar en sus vidas. Para su película, la directora, guionista y escritora se basó en El bazar de las sorpresas, la comedia del maestro Ernst Lubitsch -mentor nada menos que de Billy Wilder-, e incluso tomó el título original del film (The Shop Around the Corner) para el nombre de la librería de la que es dueña el personaje de Kathleen Kelly (Meg Ryan). Al mismo tiempo, ese largometraje está basado en la obra del húngaro Miklós László, Parfumerie.

Alfred (el enorme James Stewart) es un hombre tímido que trabaja en una tienda y que canaliza todos sus pensamientos en la correspondencia que le envía a una destinataria cuya identidad desconocemos. Un día, su rutinaria existencia da un vuelco cuando su jefe contrata a una joven llamada Klara (Margaret Sullavan) con quien inicialmente tiene una pésima relación, como toda screwball comedy que se precie de tal. Eventualmente, Alfred descubrirá que su compañera de trabajo es la misma persona con quien se está escribiendo las cartas, solo que decide ocultarle el secreto.

*El cartero (1994)

El cartero
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El cartero (Archivo/)

Nominada a cinco premios Oscar, El cartero está basada en la novela del chileno Antonio Skármeta, Ardiente paciencia, obra que deslumbró al realizador y actor italiano Massimo Troisi al punto de querer escribir y dirigir una traspolación que le hiciera justicia. Como se encontraba muy enfermo a esa altura, delegó la tarea de dirección en Michael Radford, pero sí formó parte del proceso de escritura del guion y, claro, es el protagonista de esta historia en la que interpretó al cartero Mario Ruoppolo, su rol póstumo: el actor murió un día después de la conclusión del rodaje.

La historia de gestación de El cartero es fascinante y la actuación de Troisi ya cumple con creces ese deseo de adaptarla de la manera más perfecta posible. En el film, Ruoppolo entabla una amistad con el poeta Pablo Neruda (Philippe Noiret), la única persona a quien le entrega cartas en esa pequeña isla italiana donde el célebre autor está exiliado. Será el escritor quien ayude al hombre en la escritura de cartas de amor para el objeto de su afecto, Beatrice Russo (Maria Grazia Cucinotta), al igual que a superar su miedo a traducir en palabras propias esos sentimientos que implosionan dentro suyo.

*Posesión (2002)

Posesión
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Posesión (Archivo/)

Una de las principales influencias de La última carta de amor -por no decir la más resonante e ineludible- es Posesión, el fascinante drama del cineasta, dramaturgo, actor y guionista Neil LaBute, quien basó su largometraje en la novela homónima ganadora del Booker Prize escrita por A.S. Byatt. Si la extensa obra del autor británico era una experiencia absorbente, la película de LaBute es tan abrumadora como inolvidable, con un guion extraordinario del propio realizador, quien, junto a David Henry Hwang y Laura Jones, manejaron con maestría los saltos temporales propios del relato. Posesión conecta dos historias de amor. En el presente vemos cómo el graduado Roland Michell (Aaron Eckhart) y la profesora Maud Bailey (Gwyneth Paltrow) descubren unas cartas de amor inéditas, lo cual genera en ellos una pasión inmediata, que se mezcla con su amor por la literatura y por la importancia del hallazgo.

Esas cartas habían sido escritas en el siglo XIX por dos poetas victorianos, Randolph Ash (Jeremy Northam) y Christabel LaMotte (una deslumbrante Jennifer Ehle), quienes se admiraban intelectualmente pero cuyos intercambios son la prueba de que entre ellos se había gestado un vínculo prohibido para la época (LaMotte era bisexual, Ash estaba casado), que ocultaron por el resto de sus vidas. Ese ida y vuelta entre ellos es de una sensualidad y visceralidad tal que varias frases se vuelven memorables al instante, como la que pone en tinta Christabel: “Ningún simple humano puede pararse en un fuego y no ser consumido”.

*A todos los chicos de los que me enamoré (2018)

A todos los chicos de los que me enamoré
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A todos los chicos de los que me enamoré (Netflix/)

Uno de las grandes éxitos en la apuesta por la renovación de la comedia romántica teen de Netflix es la trilogía de A todos los chicos de los que me enamoré, basada en las novelas young adult de Jenny Han. Si bien la última entrega, Para siempre, logra superar el traspié de la olvidable secuela, lo cierto es que el primer film es encantador y perfecto dentro de sus ambiciones. Lara Jean (Lana Condor) tiene 16 años y está secretamente enamorada del novio de su hermana, Josh (Israel Broussard), sentimiento que se guarda para sí y para las cartas que escribe. Sí, Lara Jean escribe mucho. Lo hace cada vez que se siente atraída por alguien.

Cuando por un hecho que escapa a su conocimiento todas las cartas guardadas se envían a sus destinatarios, la joven deberá enfrentar la situación y allí entra en escena Peter (Noah Centineo, una revelación), el chico más popular del colegio a quien le había escrito tiempo atrás, y con quien finge estar en una relación para desviar la atención de lo que siente por Josh. El arreglo le sirve también al galán de la secundaria, quien busca darle celos a su ex. En la ejecución de ese plan, los protagonistas terminarán enamorándose. Con claros homenajes a películas de los 80 como Si tuviera novio -a la cual se le hace un guiño poco velado-, A todos los chicos de los que me enamoré también es un manifiesto, en la era de las redes sociales, sobre la belleza que reside en los intercambios manuscritos, y la importancia de que sean los jóvenes quienes mantengan viva la tradición.

*Si supieras (2020)

Si supieras
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Si supieras (Netflix/)

Si supieras es tan simple como entrañable, y nos recuerda a otro largometraje de similares características: La verdad acerca de perros y gatos, de Michael Lehmann. A su vez, ambas historias están enteramente atravesadas por Cyrano de Bergerac, la obra de Edmond Rostand a la que se le da una atractiva vuelta de tuerca. La realizadora Alice Wu pone el foco en varios relatos, con tres protagonistas claros. Por un lado, nos encontramos con Ellie Chu (Leah Lewis), una joven introvertida que oculta su orientación sexual. Por el otro, está su mejor amigo, Paul Munsky (Daniel Demier, excelente), el arquetipo de caballero sin espada que se vuelve incondicional de la joven, su leal confidente.

Por último, Si supieras nos presenta al interés romántico de ambos, Aster Flores (Alexxis Lemire), acaso el personaje menos trabajado, una excusa para explorar la vida interior de Ellie. Por temor a que sus sentimientos queer sean muy evidentes, la aplicada adolescente acepta escribir cartas haciéndose pasar por Paul, con Aster como destinataria, misivas de una hermosa sensibilidad propia del estilo de la realizadora de Saving Face.