¿Qué relación existe entre una infancia difícil y la psicopatía o la maldad?

A pocos de nosotros se nos olvida el dolor y la estupefacción con la que recibimos noticias relacionadas con asesinatos o matanzas cometidas por jóvenes que, aparentemente, parecían 'buenos chicos'. O, al menos, incapaces de cometer tales atrocidades, como es el caso, por ejemplo, de la ocurrida en la localidad estadounidense de Uvalde, en Texas (EE. UU). Esta fue llevada a cabo por un chico de 18 años, Salvador Rolando Ramos, y acabó con la vida de 21 personas, tras haber disparado a su abuela. ¿Cómo pueden ocurrir estas cosas? ¿Hay alguna relación entre las vivencias traumáticas de la infancia y el trastorno mental o la maldad que empuja a matar?

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Traumas infantiles y actos delictivos, ¿tienen relación?

El psicólogo José Martín del Pliego nos explica que un trauma es aquel acontecimiento que supera los mecanismos de afrontamiento de la persona. Este no se integra y se aparta de la consciencia. Y esto es muy importante, "es algo que me supera y no hay nadie para ayudarme". Dentro de estos traumas están los casos de abusos y violencia.

Según la psicóloga Pilar Conde, de las Clínicas Origen, no es conveniente generalizar en estos casos, porque se puede llegar a la estigmatización de ciertos grupos sociales. Aunque sí reconoce que se han detectado una serie de circunstancias que concurren en la vida de los protagonistas de violencia juvenil.

La experta subraya que en un alto porcentaje de estos perfiles suelen esconderse traumas infantiles, como el acoso escolar, y un entorno familiar con violencia y/o abandono. Por otro lado, los rasgos de personalidad de estos sujetos también cumplen con una serie de características. Por ejemplo, suelen ser personas aisladas, como es el caso de Ramos, con síntomas de agresividad y con tendencias suicidas previas.

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Motivados por la sed de autodefender los abusos

La psicóloga añade que estos sujetos suelen sentirse motivados por la necesidad de autodefenderse frente al maltrato físico y emocional que han recibido durante años. Algo que les sirve, además, de justificar sus actos atroces.

La reacción impulsiva de atentar contra el resto se desencadena después de un tiempo de distanciamiento emocional, de ruptura de empatía y aislamiento: “No solo están dispuestos a acabar con la vida de otros, sino que renuncian a la suya propia, dado el riesgo al que se exponen”, sostiene la especialista en psicología.

Pilar Conde opina, de hecho, que la razón por la que estas personas pueden cometer estos actos de violencia extrema en las aulas y contra personas que no pueden defenderse puede tener que ver con que quien comete los crímenes ha vivido una etapa desestructurada de su vida en el periodo escolar. Por ejemplo, siendo víctima de burlas, maltrato y acoso.

El psicólogo Rafael San Roman, de ifeel también afirma que la biografía importa y que los aprendizajes y las experiencias que se reciben durante los primeros años de vida son críticos a la hora de que un individuo pueda potenciar una psicopatía o la mantenga controlada.

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¿Es lo mismo ser un psicópata o tener un trastorno mental que ser un criminal?

Volvemos a preguntarnos una vez más si la psicopatía está relacionada con la maldad y la criminalidad. En este sentido, San Roman indica que la psicopatía puede estar detrás de algunos crímenes, pero no es el único factor que puede conducir a una persona a cometerlos. Es decir, no todos los psicópatas son criminales.

En opinión de Pilar Conde, está claro que estas personas son incapaces de sentir empatía hacia los demás, ya que no sienten el dolor de los otros y actúan con frialdad afectiva. Para Conde, además, estos casos como los de las matanzas de Uvalde son generan dudas respecto a si los rasgos psicopáticos han sido construidos en base a las experiencias de abuso vividas, o si realmente esos rasgos trascienden a ellos.

Por último, sobre la relación entre estos asesinos y la enfermedad mental, la psicóloga explica que si bien los síntomas de un trastorno mental grave pueden estar detrás de un asesinato, no se debe confundir crimen con enfermedad mental, ya que en muchas ocasiones ésta no está presente, y se estigmatiza a un colectivo, así como se utiliza en ocasiones para justificar hechos abominables.

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