¡Se le ha roto un diente! Qué hacer, paso a paso
Uno de cada cuatro niños en edad escolar sufre un traumatismo en los dientes. Son datos de la Asociación Internacional de Traumatismos Dentarios (IADT), que ha cuantificado que este tipo de problemas suponen el 5% de todos los accidentes infantiles. Puede ser por un golpe con un columpio, una caída a la carrera, un choque al practicar un deporte, el impacto de lápices, cubiertos, el cepillo de dientes o cualquier otro objeto punzante que lleven en la boca mientras se están moviendo… El hecho es que, al cabo del día, los dientes, especialmente de un niño, están muy expuestos a protagonizar incidentes.
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La clave: actuar con rapidez
Cuando hay un daño sobre un diente surge una consigna clara: acudir al dentista en las primeras 24 horas. En este sentido, da igual que se trate de lo que denominamos dientes de leche, es decir, dientes temporales que se reemplazan naturalmente en la infancia, como de los dientes ya definitivos. Es el odontólogo el que con una serie de pruebas y radiografías va a poder determinar el alcance de las lesiones.
Consecuencias estéticas y de salud
En los traumatismos sobre el diente, las consecuencias pueden ser evidentes o no. Por un lado está la corona, que es la parte visible del diente, pero por otra está la raíz (situada dentro del hueso), sin olvidarnos de los tejidos que lo rodean. En cualquiera de estas zonas se puede haber generado un problema que no se observe de primeras. Por eso, “tiene que ser el dentista el que lleve a cabo una exploración completa y pueda así realizar un correcto diagnóstico de las lesiones, diseñar el tratamiento oportuno, determinar el pronóstico a corto, medio y largo plazo y enseñar al paciente las medidas higiénicas y otros cuidados a seguir”, advierte la Dra. Blanca Loscertales Martín de Agar, secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio de Dentistas de Sevilla.
Esta visita rápida al dentista es tan importante porque cuando a un niño se le rompe un diente, no solo hay una consecuencia estética sino también de salud. “Puede constituir la vía de entrada de gérmenes, al igual que ocurre con cualquier otra herida abierta en el organismo”, alerta la odontóloga. Así, “las fracturas dentales pueden dar lugar a serios problemas en la salud oral, incluso general, del niño”, destaca.
Cómo actuar si se daña un diente
Los accidentes en la boca son muy “escandalosos”, ya que se trata de una zona muy vascularizada, es decir, con abundancia de pequeñas venas, por lo que sangra con mucha facilidad, despertando la consiguiente alarma. Dependiendo del tipo de daño sobre el diente, o los dientes, hay que actuar de distinta forma.
Traumatismo en el diente
Si se trata de un golpe en un diente de leche, “el objetivo es evitar a toda cosa que se dañe (de forma inmediata o diferida) el diente definitivo, que se encuentra en formación dentro del hueso”, revela la Dra. Blanca Loscertales. “Si el traumatismo lo ha sufrido un diente permanente, hay que tratarlo pensando en conservarlo sano y fuerte de por vida”, destaca.
Desplazamiento del diente
Cuando el diente de leche sufre un desplazamiento (en términos médicos, una luxación), “no se debe intentar recolocarlo porque, entre otras cosas, puede dañarse el germen del diente permanente que se encuentra debajo”, alerta la representante del Colegio de Dentistas de Sevilla. Pero si es un diente definitivo el que se desplaza de su lugar original, sí hay que reubicarlo, pero el encargado de hacerlo será exclusivamente el odontólogo.
Caída total del diente
Se habla de avulsión dentaria cuando el diente “sale disparado” y tras el accidente queda el hueco vacío en la boca. Cuando el niño pierde un diente de leche, hay que seguir visitando al dentista, pero se deja que, con el tiempo, crezca el nuevo diente. Sin embargo, si se cae un diente definitivo, es muy importante seguir una serie de pasos con la mayor rapidez, según recomienda la experta:
Localizar el diente.
No tocar la raíz del diente ni rasparla.
Introducir el diente en leche, saliva, suero fisiológico o agua para que permanezca hidratado.
Intentar recolocarlo en su sitio y mantenerlo ahí, para lo que se puede ayudar al niño pidiéndole que muerda un pañuelo o algo similar.
Si el niño es mayor y no hay posibilidad de recolocar el diente ni de guardarlo humedecido, lo puede conservar bajo la lengua para que la saliva haga esa función hasta la visita al dentista.
Ir a consulta del odontólogo para que valore el caso.
Rotura de una parte del diente
Cuando se rompe solo un fragmento del diente, hay ocasiones en que ese trozo se puede unir al diente original. Dependerá, en todo caso, “del tamaño del mismo y de su estado de conservación, para lo cual es esencial mantenerlo hidratado y acudir pronto al dentista”, recuerda la Dra. Loscertales. Si no es posible, el diente de reconstruirá con un material artificial.
En todo caso, hay soluciones si los niños pierden un diente, o parte de él, de manera traumática. Además de llamar al Ratoncito Pérez, la visita al dentista y seguir unos cuidados esenciales van a ayudar a que el problema sea menor de lo que parecía en un principio.
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