Salió por la puerta de atrás del Inter Miami y ahora aspira a disputar la final del Mundial en Catar

En enero del 2021, Diego Alonso salió por mutuo acuerdo del Inter Miami. No había podido lucirse como primer entrenador en la historia del club de David Beckham en el año de expansión, el 2020 en la MLS.

Tampoco pudo responder a los pergaminos que presentó como único estratega en conquistar dos Liga de Campeones de la CONCACAF con dos equipos distintos, el Pachuca el 2016 y el Monterrey el 2018.

En diciembre pasado, la Asociación Uruguaya de Fútbol entregó a Alonso una papa caliente.

El mes anterior había despedido al director técnico de la selección charrúa, el legendario Oscar Tabárez, tras 15 años en el cargo y con 225 partidos dirigidos, un récord mundial absoluto.

La celeste estaba al borde de quedar fuera de Catar 2022 a falta de cuatro fechas para el cierre de las eliminatorias mundialistas sudamericanos.

Alonso, de 47 años, le dio un vuelco al seleccionado. Ganó los cuatro últimos partidos y aseguró la clasificación al Mundial una fecha antes del terminar el trayecto clasificatorio de dos años de duración y 18 partidos.

Ahora el entrenador afirma que Uruguay disputará la final en Catar 2022.

“No iremos al Mundial a participar, sino por lo máximo. Haremos lo imposible para ganar con el objetivo de llegar lo más lejos posible”, dijo el estratega a quien apodan el “Tornado”. “Uruguay es un equipo grande a nivel mundial y tenemos que hacer todo para disputar los siete partidos”.

A la hora de hacer pronósticos las selecciones sudamericanas que primero saltan a la palestra son Brasil y Argentina, pero no hay que perder de vista a Uruguay.

Por algo le dicen la gloriosa celeste. Luce dos títulos mundiales y dos olímpicos. Fue el país que le dio trascendencia internacional al balompié sudamericano. Desde los albores del siglo pasado se les llamó los maestros uruguayos porque enseñaron a jugar al fútbol con la pelota sobre el piso y asociado con los compañeros.

Los cronistas de épocas pasadas cuentan que el fútbol que inventaron los ingleses era de pelotazos largos, de arco a arco, y de grandes corridas. Los uruguayos, que habían recibido este deporte de los ingleses que trabajaban en los ferrocarriles en Montevideo, lo sintieron de otra manera. Querían tener más la pelota, hilvanaban el juego como si se tratara de una bordadora y ese sello de identidad se fue imponiendo en todas partes, en especial en Sudamérica.

Alonso tiene mucha fe en sus jugadores y sus expectativas son muy altas para el venidero Mundial.

“Soy optimista por naturaleza y creo muchísimo en mis jugadores”, sentenció el “Tornado”. “Para los uruguayos es sinónimo de orgullo ponerse la celeste y damos el ciento por ciento. Podemos ganar o perder, pero estoy seguro de que lo van a entregar todo en la cancha”.

A Uruguay le ha tocado un Grupo H complicado con Portugal, Surcorea y Ghana. Si pasa esa ronda, el camino no sera nada fácil porque en octavos de final se cruzará con el Grupo G de Brasil, Serbia, Suiza y Camerún.

Hasta ahora le va bien a Alonso. Marcha invicto al frente de Uruguay en siete partidos: ganó seis y empató uno. Se ha atrevido a renovar su escuadra, que Tabárez mantenía porque los hoy veteranos le dieron muchas satisfacciones.

‘El equipo lo está haciendo muy bien, no solamente por los resultados sino por el rendimiento colectivo y sobre todo por las individualidades, el equipo creció desde todo punto de vista, eso es palpable”, sentenció Sebastián Eguren, entrenador del Montevideo City y miembro del comando técnico de Tabárez en los mejores momentos de la selección uruguaya de los últimos tiempos.

“Con eso creo que no hay dudas. La capacidad de Diego Alonso está más que comprobada”.

Eguren agregó que tomar las riendas de la celeste fue una apuesta complicada en aquellos momentos de la selección en el despeñadero con solo una victoria, dos empates y tres derrotas en sus seis últimos partidos eliminatorios.

“Él [Alonso] asumió el reto”, afirmó Eguren. “Todos sabíamos que para el entrenador que viniera después de Tabárez iba a ser una parada difícil, así que lo primero era la valentía de él para asumirla y además después tener la capacidad de solventarla tan, pero tan bien, y eso es algo de destacar”.