Samuel L. Jackson y el zasca más acertado en los Óscar que vi en mucho tiempo

El camino hacia la 94 ceremonia de los premios Óscar no está siendo un camino de rosas. A las amenazas de boicot de algunos gremios y sindicatos y las críticas de varios cineastas, tras la medida adoptada de eliminar la entrega de ocho premios de la gala (se emitirán en diferido), ahora se suma un crítico cuanto menos llamativo. Samuel L. Jackson ha lanzado un mensaje directo al corazón de la Academia.

No solo le molesta que no hayan premiado alguno de sus trabajos a lo largo de sus 50 años de carrera, sino que pone sobre la mesa el gran problema de la institución con la audiencia palomitera.

Samuel L. Jackson asiste a la alfombra roja de 'The Last Full Measure' en Atlanta  en SCADshow el 20 de enero de 2020 en Atlanta, Georgia. (Photo by Paras Griffin/Getty Images for Roadside Attractions)
Samuel L. Jackson asiste a la alfombra roja de 'The Last Full Measure' en Atlanta en SCADshow el 20 de enero de 2020 en Atlanta, Georgia. (Photo by Paras Griffin/Getty Images for Roadside Attractions)

Jackson nunca ganó un Óscar, al menos por sus trabajos cinematográficos. Es decir, a pesar de ser uno de los actores omnipresentes en la cartelera de cine y de los más taquilleros de la historia, la Academia solo lo ha reconocido con una única nominación en 1995 a mejor actor secundario por Pulp Fiction. Y aunque tenga previsto recibir el Óscar honorífico por sus logros como “icono cultural” este mismo año, en el fondo es algo que le molesta.

Debería haberlo ganado” dijo a The Times sobre aquella única nominación por el clásico de Quentin Tarantino. En aquella ocasión competía contra Martin Landau (Ed Wood), Chazz Palminteri (Balas sobre Broadway), Paul Scofield (Quiz Show)) y Gary Sinise (Forrest Gump). Lo ganó Landau. Es más, Jackson está convencido que al menos deberían haberle otorgado una segunda nominación por su trabajo en Fiebre Salvaje, tras quedarse perplejo al ver que nominaron a dos actores de Bugsy.

Mi esposa y yo fuimos a ver Bugsy” cuenta Jackson sobre el drama biográfico que tuvo doble nominación en la categoría de mejor actor de reparto para Harvey Keitel y Ben Kingsley, aunque ninguno ganó porque el premio fue para Jack Palance por Cowboys de ciudad. Maldita sea, ¿A ellos lo nominaron y a mí no? Supongo que los hombres negros usualmente ganan por hacer mierda despreciable en la pantalla. Como Denzel [Washington] por ser horrible en Training Day. ¿Y todas las cosas grandiosas que hizo en papeles optimistas como en Malcolm X? Pues nocrítica el actor poniendo sobre la mesa el aplaudido trabajo de su colega, que perdió aquel Óscar contra Al Pacino por Esencia de mujer en 1993. “Así que debería haberlo ganado [el Óscar de Pulp Fiction]. Pero los Óscars no mueven la coma de tu cheque, porque se trata de colocar culos en las butacas y en eso he hecho un buen trabajo” sentenció poniendo sobre la mesa el gran problema de los Óscar con el público y sus bajas audiencias en los últimos años.

Un problema que la Academia intenta remediar este año con una votación online que, de momento, parece haberse puesto en su contra. La institución abrió una votación en redes pidiendo que el público elija a su película favorita de 2021 para ser reconocida en la gala del 27 de marzo. Sin embargo, en lugar de ser los propios votantes los que reconocen a la película que elevó el arte cinematográfico a un plano popular y taquillero, haciendo que tenga el mismo valor de reconocimiento y voto que el resto de nominadas, pusieron la decisión en manos del público. Pero el tiro les comenzó a salir por la culata dado que, en un principio, los fans de Camila Cabello y Johnny Depp habían colocado a cintas como Cenicienta y El fotógrafo de Minamata entre las más votadas, cuando no fueron éxitos masivos a gran escala sino votaciones salidas del fanatismo por una estrella en particular. En lugar de ser realistas y colocar por encima a aquellas que consiguieron derribar las barreras pandémicas y llevar gente a las salas, como Spider-Man: No Way Home, Sin tiempo para morir o Godzilla vs. Kong.

En el último listado compartido por la Academia encontramos la secuela del héroe arácnido, pero también a éxitos del streaming como Ejército de los muertos y Tick, tick... ¡boom! que no pasaron por taquilla, sino que crearon fans desde el sofá de casa. En cierto modo podríamos decir que estamos ante un reconocimiento que remueve la fibra fanática, y que no pretende precisamente premiar a las películas que mantuvieron la taquilla, y el cine tradicional, a flote.

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La ausencia de películas que el público convierte en taquillazos se traduce en la caída constante de audiencias que lleva viviendo la ceremonia en los últimos años. Por ejemplo, el año pasado, la gala cosechó el peor dato de toda su historia al reunir a 9,85 millones de espectadores, según los datos aportados por Nielsen. Y si bien uno de los motivos lo encontramos en el desinterés general ante la falta de estrenos variados por la pandemia, esta tendencia a la baja se vivió en la gala previa de 2020 cuando ganó Parásitos con 23,6 millones de espectadores, siendo el peor dato hasta el momento.

En cambio, las galas que más espectadores reunieron ante la pantalla del televisor en los últimos años fueron la de 1998 cuando ganó un éxito taquillero masivo como Titanic (57,25 millones de espectadores), y la de 2004 cuando el premio máximo fue para El señor de los anillos: el retorno del rey (43,56 millones). Mientras que las que peor funcionaron por regla general fueron aquellas que reconocieron a películas que no fueron taquillazos populares, como la de 2006 donde ganó Crash (38,64 millones de televidentes) o la de 2008 donde se premió a No es país para viejos (31,76 millones), cayendo desde entonces poco a poco con las dos últimas ceremonias de 2020 y 2021 como las que peores datos recaudaron desde que se empezara a contabilizar el share de audiencia en 1974.

Esta caída ha llevado a que la Academia decida eliminar la emisión de ocho premios para así dar más espacio al show, y a apostar por la mencionada votación online en busca de la película más popular. Pero ninguna de las dos medidas parece estar funcionando como esperarían.

De esta manera, el actor de la saga Marvel afiló aún más su cuchillo al lanzar un zasca que resuena con todo esto. “Deberían tener un Óscar para la película más popular. Porque de eso se trata el negocio” dijo mientras se ponía de parte de los fans de Spider-Man: No Way Home que criticaron a la Academia por dejar a la película fuera de las nominaciones más importantes, cuando fue la gran salvadora de la taquilla en 2021 con unos 1.8 mil millones de dólares cosechados (y sumando). “Hizo lo que hicieron las películas desde siempre: llevar a la gente a una sala grande oscura”.

Todas las películas son válidas” añadió. “Algunos van a la cine para ser emocionados. A algunos le gustan los superhéroes. Si alguien lleva más traseros a las butacas entonces significa que tu audiencia no es tan extensa. Hay gente que ha tenido carreras exitosas pero nadie puede recitar ni una frase de sus personajes. Yo soy el tío que dice frases que están en camisetas”.

Y tiene razón. De todos los que podían opinar, él es de las figuras con peso para hacerlo. ¿Por qué? Porque es el actor más taquillero de todos los tiempos -sin contar cameos ni trabajos de voz- con una filmografía que ha recaudado nada menos que 27 mil millones de dólares. Su presencia en pantalla suele servir como imán para muchos espectadores y, como bien dice en la entrevista, su rostro y frases suelen ilustrar camisetas de todo tipo, siendo un icono cultural que no precisamente se relaciona únicamente a sus fans.

El gran problema de los Óscar en cuanto a la aceptación masiva de la audiencia se refiere es la ausencia de taquillazos en las candidaturas. Los premios llevan tiempo sin volcarse en ellos de manera continuada, sino que de vez en cuando aparecen títulos pero sin llegar a alzar estatuillas destacadas. Por ejemplo como pasó con Black Panther a la que otorgaron tres estatuillas técnicas (vestuario, música y diseño de producción) o Joker, que a pesar del aplauso global, solo se marchó con el Óscar a Joaquin Phoenix y mejor música.

Hace muchos años que no vivimos una gala con pasión cinéfila, esa que solo se vive cuando eres fan de una producción que da que hablar de forma masiva, como fueron Titanic o El señor de los anillos. Es cierto que hay grandes películas entre las candidatas de este año, como El poder del perro, Dune, Belfast o Licorice Pizza, pero si los votantes miraran también a las buenas producciones que llevan el público a las salas de manera masiva, sin menospreciarlas por ser blockbusteres, entonces quizás las audiencias dirían otra cosa.

Como señala Samuel L. Jackson, los Óscar siguen sin reconocer a aquello que el público abraza con fuerza dejando su dinero de manera global, a esos que llenan las salas. Como él.

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