Anuncios

Schumann y Brahms dialogan en la "opertura" del Festival de Mérida

Mérida, 25 jun (EFE).- Los movimientos de manos y brazos con los que un director de orquesta define la ejecución de las obras musicales han sustituido este viernes a los que dibuja en su ascenso el telón imaginario e histórico del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

Ha sido una obertura, no una apertura. La 67 edición del festival emeritense ha iniciado esta noche el recorrido de su calzada por la artes escénicas con un concierto, como si la composición musical relevara al texto clásico, como si el sonido de una orquesta sustituyera al diálogo del teatro, como si la batuta -esta noche imaginaria- fuera telón.

Con la asistencia de la reina Sofía, cuya presencia ha arrancado el primer y largo aplauso de esta edición, la "scaena" -el escenario de los teatro romanos- ha acogido a los integrantes de la Orquesta Sinfónica Freixenet de la Escuela Superior de Música Reina Sofía bajo la dirección de Jordi Francés.

Un concierto organizado por el grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España (GCPHE) con motivo de la celebración en Mérida de la asamblea de los alcaldes y alcaldesas de los quince municipios que conforman esta institución, y que han estado presentes en este histórico espacio emeritense ante de afrontar este sábado su reunión anual.

Con un 75 % de aforo, aproximadamente, aunque algo menos de público; con la mascarilla retando a la máscara y con las cámaras en directo de La 2 de TVE, el primer movimiento de manos y brazos de Jordi Francés ha silenciado al público de la "cavea" emeritense.

El doble concierto para violín, violonchelo y orquesta en la menor, Op.102, de Johannes Brahms ha abierto la caja de música -que no la de Pandora- con dos jóvenes de la orquesta como solistas, la violinista ucraniana Eva Rabchevska y el violonchelista británico Willard Carter.

Brahms quiso que el sonido de ambos instrumentos tuvieran momentos de soledad y de compañía mutua a lo largo de esta obra, pues a la postre quiso con esta composición retomar su amistad con el violinista Joseph Joachim.

Con una duración de algo más de media hora, la interpretación de esta pieza ha dado paso a un merecido descanso para los y las jóvenes intérpretes.

Nuevamente en sus asientos, público y orquesta, Francés ha iniciado la dirección de la segunda obra programada, la sinfonía número 4 en re menor, Op.120, de Robert Schumann.

Una sinfonía, que ya adelantó Francés que era "tremendamente divertida y con un carácter muy peculiar", y con la que la orquesta ha logrado sumergir y emerger a los asistentes en el océano de la tranquilidad y la euforia a través de la ejecución de la partitura.

A su conclusión, el público ha dedicado un largo aplauso, que Francés y la orquesta han correspondido con la interpretación de otra pieza musical, pero también a doña Sofía a la hora de abandonar el teatro romano, quien ha agradecido el cariño saludando.

A este concierto extraordinario, que también se enmarca en el XXX aniversario de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, también ha asistido el ministro de Transportes y Movilidad, José Luis Ábalos, y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, entre otras autoridades regionales, provinciales y locales.

(c) Agencia EFE