Si queremos lucir más viriles…

Sinceramente, es muy fácil caer en un torpe machismo al intentar delimitar los aspectos que hacen a la virilidad. Por supuesto que muchos matices de la masculinidad pueden definirse desde el humor tanto como desde la psicología. Nada deja de ser válido, si se aborda desde la observación honesta.

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El sociólogo estadounidense Michal Kimmel, autor entre otros libros de “Manhood in America” ensaya una respuesta: “La virilidad no es estática ni atemporal, es histórica; no es la manifestación de una esencia interior, es construida socialmente; no sube a la conciencia desde nuestros componentes biológicos; es creada en la cultura. La virilidad significa cosas diferentes en diferentes épocas para diferentes personas”.

Los roles desarrollados por los hombres desde los inicios de su especie son popularmente conocidos por todos nosotros, y contiene una serie de conductas determinadas: cazar para poder alimentar a su familia, proteger a los miembros más débiles de la comunidad, pelearse contra posibles amenazas, etc.

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En la cultura occidental se suele relacionar la virilidad con la capacidad sexual de un hombre, es decir, la competencia que presenta en lo que respecta a la potencia sexual que despliega en sus performances sexuales. Se sostiene en algunos ámbitos, que cuanto mayor sea la capacidad de un hombre de mantener su órgano sexual erecto durante un lapso de tiempo prolongado, mayor será su virilidad.

La psicología masculina no es mucho más sencilla que la femenina, ya que solemos tener —aunque no lo reconozcamos públicamente—, comportamientos con los que también nos contradecimos y podemos llegar a confundir a cualquier mujer cuando se trata de sentimientos. Sí, del mismo modo que le atribuimos a ellas una complejidad insondable. También es cierto que cada hombre tiene una personalidad y un comportamiento diferente.

¿Qué conductas nos hacen ver más masculinos ante la mirada atenta de las mujeres?

1.- Ser peludo es básicamente otra palabra para la virilidad. Las barbas tupidas se interpretan como de hombres más viriles.

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2.- Conducir un automóvil. Cuando cambiamos las marchas del coche con los brazos en tensión, son vistos como momentos masculinos.

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3.- Una mayor predisposición que las mujeres a la combatividad cuando se considera necesaria o adecuada. La identidad masculina se asocia a cierto grado de agresividad (que excluye la violencia)

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4.- La tendencia a la aventura. Típicamente, los hombres que se muestran más aventureros y dominantes impresionan a las mujeres.

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5.- Exponer conocimientos sobre bebidas con alcohol, coctelería, variedades de café y el universo automotriz, es considerado apropiado para un varón que se precie.

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6.- Poseer perros grandes. Si pudiéramos, deberíamos pasear lobos y llevarlos con la correa tensa. Lamentablemente, esto es ilegal así que perros grandes es la opción que nos queda.

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7.- Tener una “cueva”, un sitio que llenemos con material lo más viril podemos: TVs gigantescas, recuerdos de deportes, mobiliario pesado y algo maltrecho, una mesa de billar, una motocicleta a medio armar, cuadros con escenas náuticas, guantes de boxeo viejos y rancios, herramientas básicas y rudas.

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La virilidad ya no se puede circunscribir sólo a ideas como fuerza o protección; la sensibilidad masculina es lo que actualmente más puede gustar. Un papá solo, con un cochecito de bebé es una imagen muy provocadora e irresistible. El rol paternal es muy, pero que muy viril. “La verdadera virilidad significa una voluntad fuerte guiada por una conciencia delicada”, ha dicho el escritor británico Aldous Huxley.

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Sepamos que las mujeres tienen un radar para captar la virilidad, porque es algo que las excita. La virilidad podría ser algo que pueda ejercitarse. Pues, entonces valdrá la pena intentarlo…