Siete comidas con las que nos dan gato por liebre en el mercado

Como si se tratara del juego de las siete diferencias, cada día los consumidores tenemos que ir al mercado a intentar evitar que nos engañen como a chinos. Por supuesto, en la gran mayoría de los casos, carniceros y pescaderos no buscan jugárnosla, pero sí hay ocasiones en las que se juega al despiste. Hay pescados y carnes que provienen de animales semejantes, poniendo fácil un fraude en el que se suelen colar ejemplares de inferior calidad por el mismo precio. Aquí va una relación de los más habituales.

Este buey, de Ca Joan (Altea), es inimitable y genuino.
Este buey, de Ca Joan (Altea), es inimitable y genuino.

Vaca vieja por buey. Que la palabra “buey” tiene un poder de atracción increíble es algo que no se puede negar. La consideración de que la carne procedente de este animal es de alta calidad es algo que está claro. Lo que despierta más sospechas es la presencia de hamburguesas de buey a precios irrisorios, cuando se trata de una carne que ronda los 100 euros el kilo. Además, hay muy pocos bueyes en España, con lo que en un 90% suele ser carne de vaca vieja, que puede ser igualmente sabrosa, pero que es eso: vaca y no buey.

Panga por lenguado. España es el país de Europa que más panga importa y que más panga consume, según datos de Greenpeace. Este pescado, originario de África, se produce, sin embargo, en piscifactorías de Vietnam en unas condiciones medioambientales poco salubres. Por si fuera poco, tiene un escaso valor nutricional. Lamentablemente, en ocasiones, se ha vendido como si se tratara de lenguado o incluso de merluza. Los tres son pescados blancos pero, aparte de eso, poco más tienen en común.

Pota por calamar. Si echamos un vistazo a las anillas “de calamar” que se suelen vender, comprobaremos que rara vez son de calamar real y sí de pota, un cefalópodo similar, aunque con algunas diferencias. La pota tiene un sabor más fuerte y una textura más dura que la del calamar, lo que explica que suela ser más barata. El problema viene cuando se vende como calamar auténtico lo que es pota. Mejor dejarlo claro desde un principio.

El atún rojo falso se consigue inyectándole remolacha.
El atún rojo falso se consigue inyectándole remolacha.

Otros túnidos por atún rojo. Uno de los fraudes que más polvareda han levantado en los últimos tiempos tiene que ver con uno de los pescados más valorados. La Guardia Civil ha llevado a cabo varias operaciones en España para tratar de poner freno a la práctica fraudulenta de inyectar vegetales como la remolacha en distintos túnidos con el objetivo de hacerlos pasar por atún rojo. En algunos casos, este fraude ha derivado en intoxicaciones alimentarias.

Pollo normal por pollo de corral. Desde colorantes para teñir la carne del animal y que así parezca que ha sido criado de una manera más natural hasta denuncias del uso indiscriminado de la etiqueta “de corral”. Distintas asociaciones han pedido en varias ocasiones que se incluya como información extra el tiempo de sacrificio del ave, la alimentación que ha tenido y sus condiciones detalladas de cría.

Parte del jamón ibérico podría no serlo, según algunas denuncias.
Parte del jamón ibérico podría no serlo, según algunas denuncias.

Jamón serrano por jamón ibérico. La larga sombra del fraude se cierne sobre la producción de ibéricos en España. Diversos medios de comunicación no han dudado en señalar que gran parte del jamón que se vende como ibérico en realidad no lo es. Atribuyen el fraude a la excesiva permisividad en la normativa y en los cruces.

Maruca por bacalao. Uno de los pescados más valorados, el bacalao, también ha sido objeto de la picaresca en numerosas ocasiones. La maruca, el abadejo o el eglefino, debido a su similitud, han acabado convirtiéndose en ‘bacalaos’ improvisados sin serlo en absoluto. Y constituyendo un fraude para el consumidor, dicho sea de paso.