Dolor de cabeza tensional: algunos lo confunden con un ictus pero no tienen nada que ver
Se llama cefalea a cualquier dolor de la cabeza, pero la cefalea más importante es la tensional, no la jaqueca o migraña, por su relación con el ictus. Te contamos cómo se desarrolla un dolor de cabeza tensional. Prestar atención a esos pequeños avisos puede ayudarte a detectarlo en su primera fase.
La cefalea tensional es el tipo más común de dolor de cabeza, afecta al 78 por ciento de la población en general, y se describe como una presión a ambos lados de la cabeza, aunque también puede estar concentrado en la parte posterior.
Según la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), la cefalea tensional afecta más a mujeres que a hombres, aunque comienza a cualquier edad, y tiende a ser hereditario. Consiste en un dolor episódico, leve o moderado, que puede durar varios días.
Las cefaleas tensionales ocurren cuando los músculos del cuello y del cuero cabelludo se contraen debido al estrés, la depresión, un traumatismo craneal o la ansiedad. Pero es importante aclarar que una cefalea tensional no revela hallazgos anormales en un examen neurológico y que no está asociada con cambios estructurales en el cerebro.
No es una migraña
A pesar de que la actividad física generalmente agrava los dolores provenientes de las migrañas, esta no empeora el dolor proveniente de los dolores de cabeza tensionales. Una peculiaridad importante, y no es lo es la única. A diferencia de algunas formas de migrañas, los dolores de cabeza tensionales normalmente no están asociados con alteraciones visuales, náuseas o vómitos.
Aunque puede haber mayor sensibilidad a la luz o los sonidos, no son síntomas frecuentes. Es decir, la cefalea tensional no está acompañada con fotofobia o intolerancia anormal a la luz como sí puede ocurrir en los casos de migraña. Sin embargo, es posible que en el caso de los dolores de cabeza tensionales se presente dificultad para dormir.
Cuanto antes reconozcas los síntomas de un dolor de cabeza tensional, más fácil será tratarlo. Los dolores de cabeza tensionales pueden:
Comenzar con fatiga, tensión o dolor en el cuello y los hombros.
Producir una sensación como si un casco o una cinta apretase la cabeza.
Provocar dolor sordo, no pulsátil.
Concentrarse en las sienes, la parte posterior de la cabeza, detrás de los ojos o en la cara.
También puede iniciarse en la nuca, o bien en la frente, y afectar a toda la cabeza.
Durar días, persistir toda una semana o incluso más tiempo. Pero también puede ocurrir de forma intermitente.
Producir dolor referido. Esto significa que la zona donde se siente el dolor no es la zona donde se encuentra el problema.
Este dolor de cabeza suele aparecer al final del día, cuando hay cansancio acumulado o tras situaciones de estrés.
¿Puede ser un aviso de ictus?
En estos casos se produce un dolor de cabeza muy intenso, diferente a cualquier otro dolor de cabeza sufrido anteriormente, y de aparición rápida y repentina. Su diferencia es la intensidad y la rapidez, algo reconocible por parte de las personas que suelen sufrir dolores de cabeza de forma más o menos habitual.
En una cefalea común existen síntomas que avisan de que pronto se iniciará el dolor. En un ictus, no hay avisos previos, y el dolor es brusco, rápido e intenso. Además, este dolor suele asociarse a alguno de los síntomas mencionados anteriormente (náuseas, vómitos, molestias frente a la luz, el sonido y en ocasiones a los olores, e incluso lagrimeo), aunque no siempre.
Factores agravantes
Las malas posturas, la deshidratación, el estrés, la falta de sueño o un horario irregular de comidas pueden ser los desencadenantes de las cefaleas tensionales. En concreto, cualquier actividad que obligue a la cabeza a mantener una sola posición durante mucho tiempo, sin moverse, puede ocasionar dolor de cabeza. Tales actividades incluyen digitación u otros trabajos con ordenadores, trabajos minuciosos con las manos o el uso de un microscopio.
Otros desencadenantes de las cefaleas tensionales son: consumo excesivo de alcohol o tabaco, cafeína (demasiada o abstinencia de ésta), la congestión nasal, los resfriados y/o gripe, tener problemas dentales como apretamiento de la mandíbula o rechinamiento de los dientes, la tensión ocular o la fatiga.
Cuándo se considera crónico
Si sucede dos o más veces a la semana durante un periodo de dos meses o más. Los dolores de cabeza diarios y crónicos pueden resultar del tratamiento deficiente o excesivo de un dolor de cabeza primario. Por ejemplo, las personas que toman analgésicos más de 3 días a la semana de manera regular pueden padecer cefaleas de rebote.
Para reducir su duración y frecuencia
Si sufres cefaleas tensiones convendría que realizaras algunos cambios en el estilo de vida. ¿Lo más eficaz en estos casos? Mantener un buen patrón de sueño y comidas, y beber mucha agua. Evita los medicamentos (incluidos algunos medicamentos para el dolor de cabeza) que contengan cafeína y otros estimulantes que puedan afectar el sueño.
Hacer ejercicio puede ayudar ya que libera químicos en el cuerpo que bloquean las señales de dolor al cerebro. Con el permiso del médico, elige cualquier ejercicio que disfrutes, ya sea caminar, nadar o andar en bicicleta.
Además, las personas que padecen cefaleas tensionales tienden a tratar de aliviar el dolor masajeando el cuero cabelludo, las sienes o la parte posterior del cuello. Aplicar calor o frío puede ayudar a aliviar los músculos tensionados del cuello y los hombros. Usa una almohadilla térmica a temperatura baja, una botella de agua caliente, date una ducha caliente o bien ponte una bolsa de hielo (envuelta en un paño) o una compresa fría en la frente.
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