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Sigue estos hábitos saludables para no engordar en verano

Con la llegada de la época estival, el calor, las vacaciones y el cambio a una rutina más relajada, surgen las preguntas: ¿cómo ha de ser mi dieta? ¿tengo que modificar los hábitos alimenticios al cambiar de estación? Todo esto llega tras unos nueve meses anteriores en los que quizá hayamos seguido una dieta equilibrada y ante el miedo de que todo salte por los aires… Según la doctora María José Tapia, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “La respuesta no se reduce a una, sino que tiene diferentes matices en función de cada persona y sus hábitos”. Por eso, la SEEN ofrece varios puntos clave que permiten mantener una dieta saludable en verano.

La sandía y el melón, grandes aliados de verano.
La sandía y el melón, grandes aliados de verano.

1. Siempre hidratados. Es fundamental mantener un adecuado estado de hidratación y, para ello, se debe incrementar la ingesta de agua y de frutas y hortalizas que podemos tomar en forma de gazpacho, o sopas frías.

2. Hay que seguir apostando por la dieta mediterránea. Es muy importante seguir un patrón de dieta mediterránea, que podría resumirse en utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición; consumir diariamente frutas, verduras, pan y otros alimentos procedentes de cereales (especialmente en sus versiones integrales) o legumbres.

3. Melón o sandía, ¡viva la temporada! En esta época encontramos abundancia de frutas y hortalizas que, además de hidratarnos, son muy bajas en calorías. A media mañana y a media tarde son buenos momentos para tomar piezas de fruta o porciones de sandía o melón que, aunque tengan un sabor muy dulce, tienen un bajo aporte de azúcares, pudiendo, también, consumirse por las personas con diabetes.

Mejor bebidas sin alcohol en verano.
Mejor bebidas sin alcohol en verano.

4. Adiós a las bebidas calóricas. Si se quiere controlar el peso, deberían eliminarse completamente todas las bebidas que aporten calorías (refrescos azucarados, bebidas alcohólicas o bebidas alcohólicas “sin alcohol”) y sustituir el azúcar por edulcorantes. Pueden sustituirse por agua, la bebida más saludable que existe, e infusiones.

5. Moderar la ingesta de comida. Debemos intentar huir de las comidas copiosas. Se deberían controlar las cantidades de alimentos que, aun siendo saludables, aporten más calorías para no tomar un exceso de los mismos (frutos secos, legumbres, pasta, arroz).

6. Recetas sencillas para aprovechar todos los nutrientes. Para no incrementar el aporte calórico, la forma de elaboración de los platos debe ser sencilla. Tomar las verduras crudas, por ejemplo, es la mejor forma de aprovechar todas sus vitaminas y minerales.

Los helados, siempre con moderación.
Los helados, siempre con moderación.

7. Helados, solo ocasionalmente. Hay que recordar que los dulces y helados no son alimentos fundamentales y no constituyen parte esencial de una alimentación saludable, no deberían formar parte de la dieta diaria. Se recomienda que su consumo sea ocasional, controlado y conocer su composición nutricional. En el caso de los postres o los tentempiés, es aconsejable el consumo de fruta, o de postres lácteos que contenga la contengan ya que nos permitiría aportar prebióticos y probióticos.

8. Toca incrementar la actividad física. Para no aumentar de peso, debemos incrementar las calorías que gastamos y la forma más saludable para lograrlo es mediante una actividad física que sea suave o moderada y siempre regular, al menos cuatro a cinco veces por semana. Es buena época para practicar ejercicio, aprovechando el tiempo libre y el clima, evitando, eso sí, las horas centrales de calor y altas temperaturas.