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'Silent Night' es la película navideña de 2021 pero quita el espíritu festivo de un soplido

Cuando pensamos en cine navideño es inevitable no asociarlo instantáneamente con clásicos modernos como Solo en casa, Elf o Love Actually, u otros más antiguos como ¡Qué bello es vivir! Incluso con algunas comedias románticas recientes como The holiday (Vacaciones), Last Christmas o las apuestas de Netflix que se han convertido en una tradición anual. En general, a excepción de La jungla de cristal y el debate eterno de si es una película navideña o no, la gran mayoría de títulos que convive en la memoria colectiva del mundo son apuestas de corte familiar, cómico o romántico. Hasta ahora.

Porque ya tenemos en cartelera Silent Night, una película navideña que convive entre el terror y la sátira social pero que es capaz de borrarte todo el espíritu festivo de un soplido.

Fotograma de Silent Night (cortesía de Vértice Cine)
Fotograma de Silent Night (cortesía de Vértice Cine)

Protagonizada por un puñado de actores fácilmente reconocibles como Keira Knightley, Matthew Goode (Match Point), Annabelle Wallis (Peaky Blinders), Lily-Rose Depp (la hija de Johnny) y Roman Griffin Davis (el niño que dio la nota en 2019 por JoJo Rabbit), Silent Night comienza como una típica comedia navideña británica. En los primeros compases de su corto metraje (dura unos 90 minutos) vamos conociendo a sus personajes, todos ellos amigos que se dirigen a pasar Navidad en la casa de Nell y Simon en la campiña inglesa.

Los anfitriones conforman el matrimonio protagonista y padres de tres niños, a quienes conocemos ajetreados y apurando preparativos mientras llega la hora de recibir a los invitados. En líneas generales, todos los que forman el principal nexo en el grupo son blancos privilegiados, mientras sus parejas son negros o extranjeros que dejan en evidencia el ridículo esnobismo que impera en el grupo. Este choque social provoca algunos de los momentos de sátira más interesantes de la historia y que su directora y guionista, Camille Griffin, conduce con buena mano por el cauce de la comedia negra.

Sin embargo, la cena enseguida desvela la verdad bajo la excitación y ajetreo que transmiten los personajes una vez están en la casa. Algo está pasando en el mundo y ellos se han reunido para vivirlo juntos. El niño rebelde de la pareja protagonista, interpretado por Roman Griffin Davis, lo deja al descubierto al citar a Greta Thunberg y su lucha por el planeta. Al igual que ella, él quiere plantar cara a los adultos y el destino que le fuerzan a vivir en pocas horas: el mundo está siendo azotado por una tormenta de gases tóxicos que arrasa con cualquier ser vivo provocando una muerte extremadamente dolorosa. Para evitar el sufrimiento el gobierno británico ha suministrado pastillas para el suicidio, pero solo a ciudadanos británicos que pagan impuestos. A las personas sin techo o los inmigrantes ilegales les toca morir sufriendo.

Fotograma de Silent Night (cortesía de Vértice Cine)
Fotograma de Silent Night (cortesía de Vértice Cine)

Sirviendo como metáfora encubierta del Brexit, las políticas inmigratorias más exigentes, el aumento de la población sin techo, así como la lucha por la concienciación política sobre el cambio climático, Silent Night se convierte en una puñalada trapera donde todo el disfraz coral navideño se transforma en una historia de fin del mundo en Navidad.

El esfuerzo resulta curioso cuando vemos a los personajes celebrando Navidad bailando, cantando, bebiendo, jugando juegos, riendo junto a la chimenea mientras nieva fuera. Los escenarios son las postales típicas de la época, pero con su historia derriba por completo cualquier espíritu alegre navideño que pudieras sentir en estas fechas justo antes de verla. Como si fuera el Grinch encubierto de la cartelera de 2021.

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Silent Night es una sátira que incómoda, que invita a la reflexión más allá de su historia trasladando su apocalipsis en la época más familiar y de renovación del año, justo cuando la pandemia comienza a complicarnos de nuevo a nivel mundial. Es tan entretenida como graciosa y concienzudamente aterradora cuando plasmamos su sátira en el mundo real.

En resumen, la cinta provoca arañas en el cuerpo de vez en cuando, tanto por el esnobismo descarado de sus protagonistas como por la historia en estas fechas, por eso les recomiendo tenerle paciencia. No saldrás del cine sintiéndote enamorado de las fiestas como suele conseguir el subgénero navideño, pero al menos, la película en sí misma sacude entrañas precisamente por ser tan distinta. Es decir, ya sea por su rol como sátira política y social, o por su idea apocalíptica, resulta casi imposible salir del cine con ganas de turrón, uvas y fiesta.

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