Silvia Pinal y Emilio Azcárraga: la apasionada historia de amor que trascendió el tiempo

No hay ninguna duda de que, a lo largo de la vida de Silvia Pinal, uno de los aspectos que más llamó la atención del público, fue su compleja y dramática vida amorosa. Esta incluye a cuatro maridos (Rafael Banquells, Gustavo Alatriste, Enrique Guzmán y Tulio Hernández) y varios romances muy sonados (como con Pedro Infante, Arturo de Córdova y el empresario Fernando Frade), pero el hombre que puede señalarse como el amor de la vida de la actriz fue el magnate Emilio Azcárraga Milmo, con quien tuvo un vínculo muy estrecho, que duró más de cuatro décadas.

Durante muchos años (hasta que Silvia publicó sus memorias) esta historia de amor permaneció en el terreno de la especulación, si bien los círculos más cercanos de ambos sabían que su relación había iniciado cuando se conocieron formalmente en 1955, al poco tiempo de que Silvia se divorció de Rafael Banquells.

En ese entonces, Azcárraga (unos meses mayor que ella) era un joven y bien parecido playboy que había sobrevivido a una traumática tragedia: el 15 de enero de 1952, se había casado con su novia de adolescencia, la bella heredera María Regina Shondube Almada. Ella, a los pocos meses de casados, quedó embarazada y comenzó a padecer fuertes dolores de cabeza y le fue detectado un tumor en el cerebro. Regina dio a luz prematuramente a una niña que murió horas más tarde y su condición se agravó. De este modo, acompañada por su esposo, fue trasladada a Nueva York en avión privado, pero nunca recobró el conocimiento y a los pocos días murió.

Esto afectó severamente el carácter del joven empresario, quien mantuvo un largo duelo, hasta que, tal como narra la Pinal con una gran cantidad de detalles en su libro 'Esta soy yo' (y también en la serie biográfica que produjo Carla Estrada y que impactó a los televidentes por su franqueza) ambos se conocieron y entre ellos surgió una apasionada relación que fue totalmente prohibida por la familia de él y que duró poco más de cuatro años. Sin ningún tipo de resquemor, la estrella aseguró que 'El Tigre' fue el amor de su vida y que siempre lo recordaría con amor, porque fue el primer hombre que creyó en ella como algo más que un símbolo, la trató con respeto y le brindó todo su apoyo, aún si no había ya un amorío entre ellos, cuando le concedió ser la primera actriz de Televisa en producir sus propios proyectos (solo otras dos colegas suyas tuvieron el mismo privilegio: Ana Martin y Julissa, ya que Rebecca Jones y Christian Bach fueron productoras de un proyecto cada una —ambos en 1995— pero en mancuerna con sus maridos, Alejandro Camacho y Humberto Zurita), en 1981.

Asimismo, Silvia relató que uno de los recuerdos más significativos que tiene con Azcárraga fue todas las ocasiones cuando cantaron juntos en fiestas privadas, rodeados solamente por sus más íntimas amistades, sobre todo porque tenían que verse con mucha discreción, ya que había muchas personas que estaban en contra de su relación, especialmente los padres del empresario, Emilio Azcárraga Vidaurreta y Laura Milmo Hickman, quienes no veían con buenos ojos que su único hijo varón y heredero de su emporio se relacionara con Pinal, sobre todo porque era una actriz, divorciada y madre "soltera" de una pequeña hija (Sylvia Pasquel, nacida en 1949).

La Pinal escribió: “[Yo a] Don Emilio [Azcárraga Vidaurreta] no le caía en gracia. Me lo encontraba en los pasillos de Televicentro y ni me volteaba a ver, o sea, no era yo de su agrado”; y fue finalmente el fundador de la XEW y de Telesistema Mexicano, quien dio la estocada final al tórrido romance entre ambos, cuando en 1958, obligó a Emilio a comprometerse en matrimonio con la aristócrata francesa Pamela de Surmont, en lo que fue un casamiento, al menos al principio, arreglado.

La sonorense escribió en sus memorias, “De pronto apareció la novia de Francia y [Emilio] me dijo que se iba a casar. Yo dije, ‘¿por qué?’ No lo entendía, pero después que pasó el tiempo lo entendí. Entendí que el papá necesitaba ciertas uniones con Francia. No acabé de rascar porque no me interesó. Me dolía, me dolió mucho”.

Emilio se casó en París el 26 de marzo de 1959. Silvia se sintió destrozada por este hecho, aunque fue poco después, que conoció a Gustavo Alatriste, un muy guapo y astuto comerciante e industrial que estaba prendado de ella y no paró hasta conquistarla. Aunque al principio Silvia estaba muy dolida y solo aceptó su proposición de salir como una distracción, poco a poco comenzó a enamorarse de Alatriste y se casó con él en 1960, el mismo año que viajaron a España para rodar 'Viridiana' con Luis Buñuel, siendo este el comienzo de una época de gran crecimiento creativo para Silvia, que además tuvo a su hija Viridiana en enero de 1963 y realizó dos películas más con el célebre cineasta.

En 1965, Azcárraga se divorció de Pamela, con quien tuvo tres hijas, y se casó con Nadine Jean, otra rubia francesa (al parecer 'El Tigre' tenía una obsesión con las güeras, su cuarta esposa, la española Paula Cusi también lo era) y ese mismo año, la Pinal se divorció de Alatriste cuando éste le dijo que estaba enamorado de Sonia Infante (1944-2019), la hermosa sobrina de Pedro —que también había tenido lo suyo con la Pinal, por cierto—, a la que había conocido (y con la que se había involucrado) en la filmación de 'La soldadera', película que Silvia había protagonizado, con la dirección de Pepe Bolaños, quien era amigo de Alatriste y había sido novio de Marilyn Monroe, a quien llevó de visita al set de 'El ángel exterminador' (tal como lo contó a este medio Jacqueline Andere).

Azcárraga buscó a Silvia cuando supo que estaba divorciándose y le propuso reconciliarse. Ella no aceptó, señalándole que siempre lo querría, pero él era un hombre casado y su esposa iba a tener una hija (Carla Azcárraga, hermana mayor del hoy dueño de Televisa, Emilio), que cuando ambos eran solteros fueron felices, pero que de ninguna manera sería su amasia, aunque lo quisiera por siempre.

Respetuoso de su decisión, Azcárraga se convirtió en el principal apoyo y valedor de Silvia, por el resto de su vida: de este modo no solo le brindó espacios en su televisora, también fue su confidente y amigo leal, al punto de que, cuando el tercer matrimonio de Silvia, con el cantante Enrique Guzmán, once años menor que ella, devino en brutal violencia doméstica (e incluso en violación y amenazas con arma de fuego), fue él quien brindó su apoyo incondicional a Silvia.

Existe una versión, testificada por numerosas figuras de la época, quienes cuentan que después de ese punto de quiebre en la relación Pinal-Guzmán, fue el mismo Emilio quien no solo vetó a Guzmán por años de sus empresas (y prácticamente de todos los centros de espectáculos de México): también consiguió que le dieran una paliza, lo que lo llevó a exiliarse varios años en Puerto Rico y Venezuela, volviendo a México hasta 1977, cinco años después del escándalo.

Con el amparo de Azcárraga Milmo, Silvia pudo recuperarse de este violento matrimonio y siguió siendo amiga fiel del empresario, y aunque nunca volvieron a ser amantes, los unió un vínculo más estrecho que cualquier otro. Fue gracias a él que Silvia, como contábamos, se volvió productora, y también fue él quien le brindó todo su apoyo cuando en octubre de 1982, Viridiana Alatriste Pinal murió, a los 19 años de edad, en un terrible accidente de automóvil; anteriormente, Silvia había sido un consuelo para Azcárraga cuya hija Paulina Azcárraga de Surmont había fallecido prematuramente en 1980, a la misma edad.

Un cáncer de páncreas fulminante (que había mantenido en secreto) acabó con la vida del 'Tigre' el 16 de abril de 1997, a bordo de su lujoso yate Eco anclado en Miami. Ya para entonces el que fuera uno de los hombres más poderosos de México, se había retirado (siendo aún joven) para vivir al lado de Adriana Abascal (que sería una figura polémica posteriormente por sus relaciones con otros empresarios y millonarios) y una de las últimas personas en hablar con él antes de su muerte fue precisamente Silvia, quien alcanzó a recordarle, emocionada, lo mucho que lo quiso, prometiéndole que nunca lo olvidaría, cosa que cumplió.

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