'Solo en casa' vio la luz gracias a unas reuniones secretas

Aunque Solo en casa sea uno de los clásicos navideños por excelencia, fue una película que generó desconfianza en la industria durante su concepción, cuando John Hughes, el director de El club de los cinco que se encargó de la producción y escritura del guion, trató de vender el proyecto a estudios como Warner Bros.

En aquel momento, en 1990, cuando la mayoría de las producciones de Hollywood optaban por los altos presupuestos por encima de los 70 millones de dólares, pocos esperaban que una pequeña comedia familiar fuera capaz de atraer en masa al público a los cines y grabar su nombre en la historia. Así, Warner, ante un aumento de presupuesto del inicialmente previsto, decidió pasar página y no producir la cinta protagonizada por Macaulay Culkin.

Por suerte, el proyecto acabó en manos de 20th Century Fox, pero esto fue gracias a unas reuniones secretas sin las cuales es posible que nunca hubiéramos visto este mítico título en nuestras pantallas.

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John Hughes, tras terminar la escritura del guion, se acercó a Warner Bros y señaló que podía producir Solo en casa por tan solo 10 millones de dólares, una misera comparado con los altos desembolsos económicos a los que acostumbran los grandes estudios. Sin embargo, cuando la producción fue avanzando, los costes se dispararon y el presupuesto alcanzó los 14,7 millones. No era mucho más de lo inicialmente previsto, pero Warner no quiso abrirse a poner más dinero, por lo que o reducían esta cantidad o abandonaban el proyecto.

Así lo contaba John Heller, expresidente de la productora Hughes Entertainment, en la primera temporada de la serie documental Las películas que vimos para Netflix. “A menos que pudiéramos entregar un presupuesto de $ 13.5 millones al día siguiente, Warner Bros iba a desconectar del proyecto”, afirmaba. “La decisión fue, vamos a echar marcha atrás. Escribiremos un memorando realmente bueno que muestre que no queda nada por cortar”. Pero esta estrategia no funcionó, Warner dio carpetazo a la producción y Solo en casa pasó al cajón de los proyectos fallidos. Aunque no tardó demasiado en salir de allí.

Y es que semanas antes, Hughes se había reunido en secreto con 20th Century Fox, asegurándose de que leían una copia de su guion. Este hecho, por los contratos de confidencialidad que tenían firmados con Warner, estaba fuera de la legalidad, pero el cineasta se aseguró de operar clandestinamente para que nadie del estudio tuviera noticias de este acto. Por suerte, nadie se enteró de estos acontecimientos, en Fox quedaron encantados con el guion y aseguraron a Hughes que, ante cualquier problema con Warner Bros, ellos cubrirían sin problema su presupuesto. Y así fue como la película salió adelante.

Scott Rosenfelt, productor ejecutivo de Solo en casa, narró al detalle cómo fue toda esta operación en el mencionado documental de Netflix, señalando cómo la respuesta de Fox fue prácticamente inmediata al rechazo de Warner, por lo que hubo poco que lamentar. “Legalmente, otro estudio no está destinado a ver una pieza de material hasta que esté legalmente en proceso de cambio, y eso no sucedió exactamente. Básicamente, se dejó un guion en algún lugar para que alguien pudiera recogerlo. Fue entregado clandestinamente”, comenzaba narrando.

Así, cuando llegó la llamada de Warner para decirles que pararan de trabajar, se pusieron rápidamente en contacto con Fox para evitar tirar por la borda el proyecto. “Dijeron: 'Ahora eres una película de Fox. Todo está bien, sigue adelante'”, matizaba el productor. Finalmente, los costes rozaron más los 20 millones de dólares que los 10, ya que el presupuesto final se estimó en 18 millones. Pero Fox estaría lejos de arrepentirse de su inversión, puesto que Solo en casa, que fue finalmente dirigida por Chris Columbus, logró recaudar más de 476 millones de dólares en todo el mundo.

En aquel momento, sin ajustar los precios de las entradas por inflación, se posicionó como la tercera película más taquillera de la historia. Y no solo eso, sino que dio juego a una longeva saga cuya primera secuela, la única que volvió a protagonizar Macaulay Culkin, obtuvo otros $358,9 millones en taquilla. Después, la franquicia se estancó en su tercera entrega y acabó enfocándose a producciones para el mercado doméstico, pero esto no quita el enorme legado que dejó la Solo en casa original en 1990, que a día de hoy se sigue recordando como una de las comedias más divertidas, entrañables y míticas que nos dejó el cine de aquella época.

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